La proliferación de aplicaciones para dispositivos móviles que permiten a través de fotografías identificar una especie micológica y saber si es comestible o venenosa ha llevado a los micólogos a advertir del peligro que puede entrañar ese sistema de identificación.

Para el micólogo Augusto Calzada, al frente de la Asociación Micológica Zamorana, ese recurso utilizado por un neófito en la materia para saber las especies a las que pertenecen las setas que ha cogido en su salida al campo puede ser "una lotería".

Como ejemplo recuerda que existen casi una veintena de macrolepiotas muy parecidas y las app especializadas pueden identificar esos ejemplares como de la especie más corriente, la Macrolepiota procera, aunque no se traten realmente de los apreciados gastronómicamente cucurriles.

Por ello, Calzada invita a acudir a los expertos que existen en las asociaciones de aficionados a la recogida de setas para tener seguridad de lo que se coge y recoger únicamente los ejemplares de los que se esté completamente seguro de la especie a la que pertenecen.

También puede resultar importante conocer el medio en el que se encuentra y como muestra recuerda que el níscalo tiene una especie de gran parecido que es tóxica y que en vez de en pinares brota en abedules por lo que "si encuentras un níscalo al lado de un abedul hay que pensar que algo no cuadra", señala a EFE.

250 especies juntas

Para ayudar a distinguir los hongos comestibles, la Asociación Micológica Zamorana muestra en una exposición micológica inaugurada este domingo algunas de las especies con propiedades culinarias, junto a otras de aspecto similar cuyo consumo representa un riesgo.

La muestra, que se puede ver hasta el miércoles día 8 en el claustro Colegio Universitario de Zamora, incluye unas 250 especies distintas, una variedad que da cuenta de la riqueza micológica de esta provincia.

De hecho, Zamora es junto a Soria y Salamanca una de las provincias que más hongos comestibles recoge y en la que están asentadas más empresas que las comercializan, que venden boletus tanto en España como en Francia e Italia como principales mercados.

Así influye el cambio climático

Eso sí, el cambio climático también ha tenido sus efectos en la micología y ha reducido tanto el número de especies como los ejemplares de cada una de ellas que salen en otoño.

"Ahora hay menos humedad y menos lluvia, lo que no favorece el crecimiento de los hongos", explica Calzada, que añade que "este aumento de temperatura tan bestial que estamos sufriendo influye muchísimo en el ritmo de eclosión de las especies".

Pese a todo, en un paseo por el campo en una jornada soleada tras días de lluvias todavía se puede llenar una cesta con setas, aunque siempre hay que tener cuidado con las que se cogen.

Hongos que matan

Hay que evitar especies tóxicas que en los últimos días se han localizado en Zamora y que se han incluido en la exposición, como la Amanita faloides, que es el hongo que más muertes provoca por su ingesta porque "su aspecto agradable" puede llevar a engaño y su letalidad es tal que el consumo de un solo ejemplar puede llevar a la muerte, recuerda la Asociación Micológica Zamorana.

Menos común pero también mortal es el Cortinarius orellanus, seleccionado como el ejemplar de mayor interés científico de los recopilados este año en la exposición micológica zamorana.

Se trata de una especie "bastante bonita" y su consumo inicialmente no hace sospechar de su toxicidad ya que el compuesto químico que contiene, la orellanina, muestra sus efectos dos semanas después de su ingesta. "Cuando te das cuente te ha destruido el hígado", advierte Calzada. En el universo micológico las apariencias también engañan.