Como el aire
Corren nuevos tiempos para el periodismo. Parece que algo se mueve. Por una lado se hace justicia con el cámara José Couto asesinado por el ejército americano. El Supremo obliga a la Audiencia Nacional, tan aficionada a retener a periodistas, a reabrir la causa contra los oficiales americanos que dispararon a Couto mientras les grababa en Bagdag. Pocos días después los militares americanos todavía se están palpando las ropas después de la aparición de los documentos militares sobre la guerra de Afganistán. En pocos días la agencia WikiLeaks se ha convertido en un canal por Internet, capaz en sólo unos minutos de llevar la noticia a una audiencia mundial. Miles de documentos secretos que vieron la luz y que en unas horas estaban siendo analizados por miles de periodistas y todos los servicios secretos del mundo. Un canal nuevo que se ha ayudado de la influencia de los viejos periódicos para conseguir la credibilidad que no poseía. De nuevo WikiLeaks saca a la luz la grabación en la que se dispara a un grupo de ciudadanos donde hay dos periodistas. Ya han detenido en Kuwait al soldado americano que ha filtrado las imágenes que los delatan. El mundo al revés. Encarcelan a las fuentes y se cargan a los mensajeros. Después de que WikiLeaks sacara a la luz un trocito de las tinieblas en las que se sigue moviendo las fuerzas americanas, se ha demostrado que el periodismo es un arma fundamental contra los organismos que quieren controlar la parte de la realidad que conocemos. El día en que aquellos que dispararon a José Couto mientras les grababa, sean juzgados, este mundo cada vez más interconectado podrá decir que se ha hecho justicia. Mientras, el periodismo, es decir, la verdad, se buscará nuevos canales y se aprovechará también de los viejos. El periodismo en nuestra sociedad sigue siendo necesario como el aire que respiramos.