por fin se ha puesto un poco de cordura y a partir del sábado la ley General de Comunicación Audiovisual no permitirá la publicidad en los informativos, ni en los programas de investigación o reportajes. No dice nada sobre la arraigada costumbre que tienen los presentadores de informativos de vender todo el prestigio que la cadena pone en sus manos para que hagan publicidad de bancos, teléfonos, etc. Si cada cadena es muy libre de emitir sus 12 minutos de publicidad, la vinculación de un presentador de informativos que todos los días aparece durante una hora de información con una marca concreta roza todos los límites reglamentarios. Procuro huir de los informativos cuyos presentadores venden su imagen. Es como si su credibilidad tuviera el precio que cobran por hacerlo. No se entiende cómo las cadenas no exigen por contrato a sus presentadores que no vinculen su imagen a un producto. Se trata de proteger la información en el medio televisivo. Y está claro que no es lo mismo que un presentador de telediarios preste su imagen para una tema benéfico a que informe sobre las bondades de un plazo fijo de un banco del que es posible que tenga que informar en el futuro. Permitir que los presentadores hagan este tipo de publicidad tan ligado a la actualidad comercial como a la informativa es lanzar una moneda trucada a la audiencia. De alguna manera, el caso de los presentadores metidos a actores de publicidad tendría cierta paralelismo con el escándalo que se ha ido fabricando en torno al modus operandi de Urdangarin. A no ser que también ellos nos cuenten el chiste de que dedican el dinero a alguna fundación sin ánimo de lucro. Si la ley no permite la vinculación de información con el patrocinio: ¿se les debe permitir hacerlo a los presentadores?
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