Es una verdad de Perogrullo afirmar que en nuestros días, la pelea política se dilucida en los medios de comunicación que ejercen de factores de manejo de la opinión pública en un ejercicio de separar opinión publicada y opinión pública como maneras de intentar convencer. Juegan papel destacado las encuestas, estudios de opinión y de mercado que explican la sociedad de nuestros días en un marasmo de cifras. Todos los medios desarrollan una determinada orientación política e ideológica, con un estilo editorial propio que concurre en el negocio mediático buscando captar las voluntades de los consumidores/votantes. Los avances de los estudios mediáticos y electorales, siguen su esfuerzo por llegar al porqué de los comportamientos electorales y las fidelidades mediáticas, en una relación próxima y cercana que resulta contagiosa, condicionada y dependiente una de otra. Los problemas políticos y los personajes de actualidad asoman en los medios como pilares del diálogo democrático enfrentado al ejercicio del poder, buscando claves de opinión y tendencias de los ciudadanos. Los medios no pueden manifestarse como mecanismos asépticos pues olvidarían su función de manejar las realidades informativas con el sesgo y orientación de las visiones editoriales de los mismos. Los medios sirven a la política y sus inclinaciones. Conjugar medios y opciones políticas es imperiosa necesidad en una sociedad de propuestas políticas concurrentes y opiniones y opciones legítimas y diversas en el juego de la política actual. La libertad de expresión reflejada en la pluralidad de medios, trabaja cada día por acercar ciudadano, partidos, medios y libertad. Compartir la realidad es necesario ejercicio democrático maduro.