PAMPLONA. La capital navarra, ciudad en la que en los sanfermines de 2008 la joven Nagore Laffage murió a manos del psiquiatra José Diego Illanes, ha acogido hoy la presentación del documental de la cineasta Helena Taberna que mañana se estrena en los cines.

Entre palabras de agradecimiento y reconocimiento mutuo ambas han ofrecido una rueda de prensa en la que Casasola ha asegurado que "pese a los palos" que ha recibido, todavía sigue "confiando en la justicia" y espera que el Tribunal Supremo, tras ver los informes de la Policía Foral y los forenses, determine que se está ante "un asesinato", tal y como lleva ella demandando desde hace dos años.

"Si al primer golpe Nagore hubiera muerto yo no estaría aquí, pero yo sé que mi hija sufrió, que se enteró de todo", ha dicho Casasola, quien ha reconocido la difícil tarea del jurado popular, al tiempo que se ha mostrado convencida de que unos profesionales no hubieran llegado a la conclusión de que era un homicidio como determinó ese jurado, sino asesinato.

Tras reconocer que no está bien, que toma cinco pastillas y duerme tres horas al día, ha asegurado que va a continuar luchando hasta que se haga justicia con su hija, una lucha que Taberna ha calificado como "muy interesante socialmente".

Y es que, según la cineasta, Casasola es una mujer que "no pide venganza" y que tiene la generosidad de pensar que lo que le ha sucedido a su hija puede servir para "evitar otras muertes trágicas en esa lucha contra la violencia de género".

En este sentido ha opinado que cuando pase el tiempo y pueda hacer el duelo tendrá la satisfacción de haber conseguido "una transparencia del juicio que si no hubiese sido por su lucha no hubiera sido así".

Precisamente el deseo de ser "correa de transmisión de la lucha de Asun y el apoyo popular que consiguió al pedir justicia para su hija" es lo que llevó a Taberna a plantearse hacer una película, que inicialmente no sabía si iba a ser una ficción y que finalmente ha resultado ser un largometraje documental que relata los hechos y recoge testimonios de familiares y amigos de Nagore y de las partes implicadas en el proceso judicial.

Al respecto Taberna ha precisado que no tuvo "interés en hablar con la familia de José Diego" y ha explicado que "esa ausencia de interés parte de un respeto al dolor que sin duda tienen, ya que se han encontrado con que su hijo ha hecho una serie de actos que han herido su vida", pero ella ha elegido el punto de vista de la víctima.

Con este documental ha pretendido "abrir puertas a reflexiones y preguntas en temas muy candentes en la sociedad", según la directora, quien ha asegurado que era "muy consciente" de los riesgos a los que se enfrentaba al abordar una historia tan conocida como ésta, el "peligro de caer en el morbo o el amarillismo, el sentimentalismo fácil o tener la tesis previa y mostrarla subrayada".

Esta película, según Asun Casasola, es una "gran oportunidad" para que "todo el mundo se entere" de lo sucedido y tome conciencia de que algo así puede volver a pasar.

"Si le pasó a Nagore le puede pasar a cualquiera" ha sostenido Casasola, quien se ha dirigido especialmente a las jóvenes para instales a aprender de lo que le pasó a su hija.

Y es que, ha lamentado, ella a sus "niños" (Nagore y su hermano) siempre les dijo que "no hicieran lo que no quisieran que les hicieran a ellos", pero no les enseñó "a tener miedo" y por eso quiere que "el mundo se entere, que piense", ha aseverado Casasola quien ha concluido asegurando que todavía sigue sin entender cómo "alguien que lo tiene todo puede hacer esto".

Esa pregunta "sigue sin responderse", ha añadido Taberna, quien ha indicado que le intriga el origen de la violencia, "el por qué, si eran jóvenes, guapos, estaban en una sociedad libre en medio de la fiesta".

"El por qué me resulta imposible de entender", ha dicho la cineasta quien ha apuntado que en el origen de esa violencia puede que esté "la clase social y el machismo".