pamplona. Con el auditorio sin terminar -faltan las butacas por instalar-, sin ordenadores ni armarios en las aulas, y con la biblioteca y la mediateca sin los fondos debidamente instalados ni ordenados, y por lo tanto no disponibles para sus usuarios, arranca el primer día de clase. Eso sí, en un edificio a la última que nada tiene que ver con las instalaciones de las que vienen profesores y alumnos de los conservatorios de grado medio y superior, que albergaban sendos edificios ubicados en las calles Mayor y Aoiz de Pamplona.

El nuevo complejo, situado en el barrio de Mendebaldea, frente a la ikastola Jaso y junto a la Biblioteca y Filmoteca de Navarra, recibió ayer por la mañana la visita del consejero de Educación del Gobierno foral, José Iribas, quien recorrió las instalaciones guiado por el arquitecto del taller TYM Asociados, empresa encargada del diseño de la obra, y por los directores del Conservatorio Profesional Pablo Sarasate y el Conservatorio Superior, Santiago Garay y Julio Escauriaza, respectivamente. Ambos se mostraban encantados con el nuevo edificio. "Cumple con creces las expectativas, vamos a poder desarrollar la labor docente musical de maravilla aquí", comentaba Escauriaza, quien no pasaba por alto que "faltan algunas pequeñas cosas de informática, y ajustes que irán llegando. Hay que tener un poco de paciencia. El traslado nos ha pillado en malas fechas, en agosto las fábricas cierran, y además este año el curso lo hemos empezado más pronto que nunca, con el Plan Bolonia...". Esas "pequeñas cosas" son básicas para el funcionamiento diario: los armarios en las aulas -ayer se veían demasiado desnudas-, los ordenadores, imprescindibles para la mediateca o el aula de nuevas tecnologías, las butacas en el auditorio... Pero es de entender que parezcan poca cosa ante las magníficas dotaciones acústicas -ni más ni menos que las necesarias-, los espacios amplios y la cantidad de aulas y cabinas de estudio -las que requiere el número de alumnos- . Viejas demandas de la enseñanza musical navarra que llegan, por fin, y se traducen en la ilusión lógica de sus usuarios.

Las carencias que percibirán hoy los alumnos del Superior en su primer día de curso se traducen en la falta de ordenadores -está previsto que lleguen 27 para la mediateca, 16 para el aula de nuevas tecnologías, y otros tantos para las 6 aulas colectivas y para los despachos del departamento y de los equipos directivos-. Tampoco está listo el auditorio, con capacidad para 380 plazas. Ayer, varios operarios montaban las primeras butacas del aforo, que según se comentaba, son como las de Baluarte. Tampoco ha dado tiempo a que el primer día de curso esté el órgano montado, ni los fondos de la mediateca y la biblioteca debidamente instalados y ordenados. Ayer seguían guardados en cajas. En el Conservatorio Profesional, en el que se han matriculado 507 alumnos que empezarán las clases el próximo día 12, "la prioridad ahora es sacar todo de las cajas y poner orden en los espacios", comentaba ayer Santiago Garay, quien añadía que esta semana las labores en su nuevo centro, del que destaca "sus instalaciones y su insonorización", se van a dirigir "sobre todo al tema de dar horarios a los alumnos. Hay muchos que dar y que organizar", apuntó.

Según el consejero navarro de Educación, la Ciudad de la Música es "una inversión para propiciar algo en lo que siempre hemos insistido: la calidad educativa. Y además, la calidad educativa pública". Iribas destacó a este respecto la importancia y "el reto" que se marca el departamento de "apostar decididamente por la educación en la creatividad". Precisamente, Julio Escauriaza hacía hincapié ayer en "el segundo paso que hay que dar, después de construir este estupendo edificio: ofertar muy buenas enseñanzas para atraer a alumnos de todas partes". Y para eso, apuntó, "necesitamos medios, aceptar convocatorias de profesorado...". El continente ya está. "Ahora hay que mejorar la calidad del contenido", deseó el director del Conservatorio Superior de Navarra.