PAMPLONA. La compañía Animalario regresa esta tarde (20.00 horas) al Teatro Gayarre con la representación de El montaplatos, una "pesadilla cómica" escrita por Harold Pinter, que dirige Andrés Lima y protagonizan dos asesinos a sueldo a los que dan vida Alberto San Juan y Guillermo Toledo. Las entradas cuestan 20 (sala), 16 (palco) y 8 euros (anfiteatro).
Además de interpretar uno de los papeles principales, Alberto San Juan es el responsable de la traducción y adaptación del texto de Pinter, originalmente titulado The drumb waiter, algo así como El camarero tonto. Fechada en 1959, la obra se estreno el 21 de enero de 1960 en el Hampstead Theatre Club. En esta ocasión, como ya lo hiciera en The Room (La habitación), el autor vuelve a encerrar a dos seres humanos en un espacio pequeño para hablar de la estúpida servidumbre que se genera en las relaciones humanas. El montaje, que se estrenó en enero en las Naves del Teatro Español en el Matadero de Madrid, cuenta la historia de Ben y Gus, dos sicarios que permanecen encerrados en el cuarto lúgubre de un sótano a la espera de las órdenes de la misteriosa organización para la que trabajan. Mientras, comienzan a recibir absurdos encargos de comidas a través de un montacargas.
ABSURDO
Para Andrés Lima, estos dos personajes "somos nosotros", como Epi y Blas, el Gordo y el Flaco o Don Quijote y Sancho Panza. "¿Dios? ¿La mafia?, ¿El jefe? ¿Los bancos?, ¿Mi padre? En cualquier caso nos ponemos al servicio de alguien o algo que define el mundo como una guerra continua entre los seres que lo habitan mientras ellos piden platos combinados y nosotros en nuestra tontería no sabemos qué significa", dice Lima, para quien, en el fondo, todo esto tiene una explicación muy simple: "Se están poniendo morados, comen a nuestra costa y, además, les pagamos por ello. Pero nuestra tontería también es nuestra responsabilidad". Así que "abre los ojos y mira a quién tienes enfrente. A tu lado. En tu habitación", añade.
Respecto a puesta en escena, el director señala que, antes siquiera de idearla, pensó en que siempre le gustó imaginar "la atmósfera de esa habitación diez minutos antes y experimentar con esas pausas que nunca son reales en teatro, por antirítmicas, y llegar a construir un mundo con ellas, con el silencio, con los ruidos". Por ejemplo, saber "cómo te suenan las tripas cuando estás muerto de miedo". Por eso ha creado una propuesta en la que los ruidos del espacio interior en el que los dos personajes están enclaustrados juegan un papel fundamental.
La simpatía de Lima por El montaplatos nace de verla como "una pesadilla cómica, algo así como la vida". "La primera vez que la leí pensé en ETA", dice, y sigue: "Esto me situó en el plano político y esto me llevó a lo personal: ¿cuál es el miedo del asesino? y, más claramente, ¿cuál es el miedo entre hermanos?" La respuesta, en este caso, es que "la tontería de Ben y Gus será su muerte". Para Andrés Lima, al realismo de esta obra "le va muy bien la célebre frase de Ionesco: 'La vida del hombre es absurda, su tragedia ridícula".Dos sicarios permanecen encerrados en un sótano a la espera de órdenes de sus jefes