Fecha: sábado, 23 de mayo. Lugar: sala Tótem, Atarrabia. Intérpretes: Kaotiko, formación integrada por Jon, a la voz, Aguayo y Aguayico, a las guitarras (este último también, a los coros), Fonta, al bajo y a los coros, y Xabi, a la batería. Como teloneros abrieron noche Memo. Incidencias: presentación de E.H. Calling, nuevo CD de Kaótiko. Media sala, público joven, sumamente entregado. Hora y 10 minutos de duración, bises incluidos.

EL público de Iruñea y comarca respondió a la perfección a la llamada de Kaotiko, tal y como lo dejó entrever la asistencia registrada. La buenísima afluencia a un concierto que satisfizo totalmente a los presentes, dejando la misma sobradamente claro algo ya sabido de antemano, que los conciertos del quinteto de la llanada alavesa son apuestas seguras. De premio inmediato. Que Kaotiko, qué duda cabe, es gran grupo.

La velada arrancó pasadas las 22.30 de manos de Memo, formación que, cinco años y pico después de que en este mismo marco abrieran para Gatillazo, ahí siguen, en la pelea. Con dos discos más en las alforjas que por entonces, invierno de 2007, pero más o menos igual: facturando señeras canciones, esperando su golpe de suerte en la ruleta.

Militando en el punk rock desde principios de siglo, los comandados por Etxabe llenaron su tiempo con su particular selección de greatest hits; disparando sus balas con forma de canciones, caracterizadas por sus machacones y reconocibles ritmos y por sus afiladas letras, aguijón y veneno siempre dispuesto. Y acto seguido, tras una intro pregrabada de marcadas connotaciones partisanas, el momento por todos esperado: la comparecencia de Kaotiko.

Prestos a recoger una vez más los premios a la constancia y al trabajo bien hecho, recompensas que para ellos, desde que comenzaran en el 2000 a dar forma a su mundo kaotiko, siempre han sido sus directos, los de Agurain arrancaron pisándole a la noche a tope, metiendo primera con Psycho. Haciendo gala en todo momento de un sonido renovado, realmente musculoso y contundente, mostrándose fieles a su costumbre de no sobrecargar en exceso sus conciertos con muchos temas de estreno, pronto sonaron dos temas viejos, antes de disparar otro de E.H. Calling, Presa, composición que, a su vez, cedió de inmediato el testigo a uno realmente legendario: Ansiedad, puerta de entrada de No hay agua, seminal primer álbum de Kaos Etíliko: la banda que compartieran Aguayo, Aguayiko y Fonta antes de verse abocados a montar Kaotiko. Malograda formación, los Kaos, de cuyo primer álbum, publicado en 1997, recuperaron igualmente temas como En la barra del bar o Su falso mundo, última en sonar antes de los bises y composiciones todas ellas que si algo dejaron claro fue lo siguiente, lo bien que las viejas canciones de estos músicos aguantan el paso del tiempo: queden como prueba de lo dicho, además, las muestras extraídas de Mundo kaótiko, su primer CD (En el barrio de Latón u Otra noche, broche final de la noche efusivamente acogido por la sala) o los ¡siete! botones recuperados de Rasca y pierde, su segundo disco: temas, por orden de aparición, como Sucio criminal, Paranoia, Rico deprimido o Preso 2023 -por no citarlos todos-, al igual que cuantos sonaron, perfectamente combinados con nuevos como Fuera de juego o Falta de riego.

Militantes del punk rock, más que a jornada completa, a vida completa; derrochando, como siempre, adrenalina a espuertas, Kaotiko demostraron una vez más continuar escribiendo a lo grande su destino, y tanto en los estudios de grabación (qué álbum les ha quedado, cómo suena el CD), como en directo. Cosas, no nos cansamos de decirlo, de trabajar, trabajar y trabajar. De bregar, bregar y bregar, creyendo siempre en sí mismos. Desde el primer día, con determinación. En absoluto nos extrañó, para nada, ni su capacidad de convocatoria ni su tirón.