pamplona. 'Sin noticias de Dior' es el título de su blog y el de su primera novela. ¿De dónde viene esta frase? ¿Acaso cree que Dior está en todas partes?

Bueno, en mi armario te aseguro que no está Dior; quizá en mi neceser (ríe). Todo esto empezó hace siete años cuando estudié un máster de moda. Muchas de mis compañeras tenían blogs y pensé en hacer uno; le comenté a un compañero de trabajo que andaba buscando un nombre rompedor y se le ocurrió este. Ahí surgió el blog y, hace cinco años, en la redacción lo conocían y se reían mucho con él, así que el director de elmundo.es me propuso anclarlo en la web y desde el primer momento he tenido total libertad, he escrito lo que me ha dado la gana y ha sido genial.

¿Se autoimpone límites o líneas rojas a la hora de introducir comentarios?

Igual a la hora de calificar a alguien sí que me he puesto algún límite. Quizá en mi día a día soy más atrevida; cuando hablas eres más impulsivo que cuando escribes, pero en general soy bastante directa y no me suelo morder mucho la lengua.

¿Y cuáles son los temas o acontecimientos que le interesan apuntar en este medio?

Me gustan los personajes nuevos y frivolizar sobre personas sobre las que nunca se frivoliza, tipo Mercedes Alaya o Ana Mato. Me gusta hablar de su estilo, porque mi blog no es tanto de moda como de imagen e incluye relatos en clave de humor. No es un egoblog como el puede ser el de Paula Echevarría, el mío no es un escaparate de tendencias; yo no hablo de marcas, hablo de personajes. Me interesa la gente que no tiene nada que ver con el mundo de la moda y ponerla en ese contexto.

Sus comentarios sobre Mercedes Alaya le granjearon unas cuantas críticas de mujeres que la acusaron de machista por centrarse en el estilismo de una juez.

Ah, ya. No sé, yo no soy una periodista especializada en política y, aunque lo fuera, este blog pretende desdramatizar un poco la realidad. Además, es más que evidente que Mercedes Alaya es una mujer que mira mucho todo lo que se pone; absolutamente todo lo que lleva es de última tendencia. Estoy segura, y además me lo ha dicho gente cercana a ella, que le gustó el comentario. Si ahora resulta que elogiar la belleza y el estilo de una mujer es ser machista, apaga y vámonos. Tampoco me lo tomé a mal, estoy muy acostumbrada a las críticas.

¿Recibe muchas respuestas por parte de los personajes que menciona en el blog?

No, solo una vez. La duquesa de San Fernandina me escribió para darme las gracias, y no la puse ni bien ni mal, simplemente hablé un poco de su situación vital. Es una mujer muy interesante que perdió el título, que tenía una madre lesbiana... Es impecable por cómo viste, cómo habla; me llamaba mucho la atención y me encantó que me escribiera.

¿Cuándo decidió dar el salto a la novela?

Tengo un amigo que precisamente es de Pamplona, Javier Cid, que también es escritor y publicó la novela Diario de Martín Lobo, y un día me dijo que tenía que darle forma a todo lo que había escrito hasta entonces. Pero yo no quería hacer una recopilación de comentarios del blog, así que aposté por una historia que me casaba con el título del blog. Tenía bastante claro que quería que llevara ese nombre porque soy consciente de que se me conoce más por eso que por mi firma. Me tiraron los trastos algunas editoriales y al final me decidí por La esfera de los libros, que es la del periódico. Fue sencillo, la verdad, aunque lo que no es fácil ni vivir de esto.

¿Cómo definiría la novela?

Es un relato que pretende hacer pasar un buen rato al lector. No es un ensayo sobre moda ni sobre esa generación; es un relato femenino, pero no por ello tiene que ser para mujeres. Simplemente es entretenimiento, como un capítulo de una serie tipo Mad Men. Tiene estética, tiene argumento y su única pretensión es que el lector se lo pase bien y por un momento se olvide de lo demás.

Sus comentarios en el blog se inspiran en personajes reales, ¿también nació así Nada, la protagonista?

No, Nada tiene más de mi entorno personal que del entorno celebrity. Para crearla me inspiré en varias mujeres de mi alrededor, aunque ninguna de ellas tiene tanto dinero y una colección de alta costura. No es nadie conocido, ni Carmen Lomana ni Isabel Preysler ni las Koplowitz. Si Nada existiera, sería una mujer en la sombra, apenas una negrita en una crónica social de un periódico, pero nunca saldría en la portada del ¡Hola!

Al principio, este personaje parece muy frívola y superficial, pero poco a poco se ve que no es del todo así.

Sí, poco a poco la fui humanizando porque al principio era demasiado mala. Me fue saliendo así la historia, no ha habido muchas cosas premeditadas, simplemente me han ido saliendo así.

¿Y qué puede contar de Flori, la criada?

He tenido relación con mucha gente inmigrante que ha trabajado en casa de mi familia y siempre me ha llamado mucho la atención su situación: esas familias rotas en las que parte de sus miembros tienen que venir a España en busca, creen, de una vida mejor, y resulta que lo que les espera aquí no es una vida mejor, solo más dinero, quizá.

¿Qué tienen en común estas dos mujeres tan diferentes?

Más de lo que parece. Por muchos maridos, hijos y demás, al final se sienten solas y buscan la felicidad, que no depende tanto de la familia o del entorno como de uno mismo. Aunque no me gustan las moralejas, quizá es esta la lectura que quería darle al libro.

¿Qué espera de 'Sin noticias de Dior'?

No sé, ahora mismo la obra ya no es mía, está en manos del lector. Me apetece que la gente disfrute con el libro; si le puedo hacer olvidar un mal momento, será genial, y si me sirve para darme a conocer y que me encarguen más libros, pues estupendo. Sé que es imposible vivir de la literatura en España, pero me divierte porque es un registro totalmente distinto al del periodismo.