mARÍA Teresa Campos sigue apacentando en las tardes del fin de semana a sus amiguitas/os que acompañan a la reinona del plató y la promoción musical, que ha encontrado un hueco calentito en la parrilla de programación que cubre con habilidosa inteligencia y empatía personal con audiencia por encima de los sesenta años que le rinde pleitesía y fidelidad tanto ellos como ellas. Ocupar tres horas en la tarde de los sábados y domingos no deja de ser un reto profesional que solamente una estrella de la tele como la malagueña es capaz de conseguir. Con la inestimable colaboración del director del programa, Yusan Acha, la Campos teje una pieza de complicidades con los espectadores y el público en el set televisivo que es como la sala de estar hogareña donde transcurre el tiempo sin prisa pero sin pausa y de tal guisa María Teresa lleva la tarde de cantante en cantante y de comentario en comentario, recordando aquellos tiempos tan felices capaces de volver por unos minutos a la casa de T5. Solamente ella puede conducir un programa tan característico, tan arropado por un sinfín de personajes con escaso cacumen que adoran a la diosa del tacón largo y sonrisa esplendorosa. Empezó hace un par de temporadas y se ha consolidado como trampolín para músicos afamados como Rafael o nacientes con los Singles que acompañan con sus canciones de repertorio karaoke las tardes del personal. Un estilo canucido, sobrepasado por los nuevos modos de presentar en televisión, rancios en la adulación y pasteleros en el homenaje, pero de producción baratita y con una histórica de la televisión que se ha encontrado un nuevo acomodo a sus setenta tacos. Una resistente del medio, capaz de asombrarnos con una puesta en escena añeja pero que ella hace creíble. ¡Tú si que sabes, Campos, de tele de mesa camilla en atardecer de los días!