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Género chico 'en las astas del toro'

Obra: En las astas del toro: zarzuela en un acto con música de Joaquín Gaztambide y libreto de Carlos Frontaura. Intérpretes: Gloriana Casero, Jon Arretxe, Joaquín Huarte, José Antonio Hoyos. Como actores,Nerea Bonito y Ramón Marco. Y al piano,Santiago Casero. Coro y producción del Foro Navarro de la Música y de las Artes Escénicas. Lugar y fecha: Auditorio de Barañáin. 19 de octubre de 2013. Público: buena entrada.

LO más importante en estas pequeñas obras de enredo, cómicas y previsibles en su desenlace, con destellos de buena música, pero en la que el parlato lleva el peso de la trama, es que la gente se ría. Y, esta premisa fundamental de la función, se cumplió con creces. El público se lo pasó muy bien. En general, todos cumplieron con su cometido; pero hubo sorpresas muy agradables en cuanto a voces, y descubrimientos teatrales y humorísticos. Vocalmente fue un descubrimiento la soprano Gloriana Casero -en el papel de hija del protagonista-, que lució un timbre de singular limpieza, muy bien encajado en su personaje de muchacha inocente que, en la primera romanza, nos envolvió con su fraseo, su afinación, su refinada y sutil blancura de voz, y su nitidez; terminando en un agudo comprometido. En el otro extremo, estuvo la comicidad arrolladora de Joaquín Huarte, impecable en el rol del patán torero, que se metió al público en el bolsillo. Es una pena que la partitura no le confíe una gran romanza. Esta es quizás, la pega que se le puede poner a la obra: que te deja con la apetencia de un poco más de música. Pero, en este caso, estamos ante el género chico, chico, ese que servía para entretener y que solía dar paso al género chico grande.

El coprotagonista, padre del novio, cumplió con su cometido -quizás un poco envarado teatralmente-, muy bien secundado por el coro, que funcionó estupendamente toda la velada, con unos matices piano muy bien llevados al fuerte con un regulador perfectamente medido. Fundamental fue, también, la aportación actoral de Nerea Bonito, como madre de la novia, con una dicción muy clara, que corría muy bien por toda la sala; y la del torpón camarero. José Antonio Hoyos cantó con gusto el dúo con Gloriana, sobre un acompañamiento, por cierto, del piano delicioso: ahí sale el mejor Gaztambide.

Pieza fundamental de la representación fue el pianista Santiago Casero, responsable de aportar a los cantantes el arropamiento musical, lleno y suficiente, desde las siempre complicadas reducciones canto-piano. Lo consiguió perfectamente, con una introducción a la obra que ambientó todo el siguiente recorrido.

Con una puesta en escena mínima, tradicional, austera, pero eficaz, la zarzuela transcurrió con homogeneidad en la comicidad, con fluidez, con un buen planteamiento de caracterización de sus personajes. La cuadrilla-coro dio mucho juego tanto vocal como de plenitud escénica. La soprano encandiló al público con su voz. Y el resto, con su comicidad, divirtió al respetable.

Es una bonita manera de conocer estos repertorios escondidos -hay muchas partituras de este estilo olvidadas por ahí-, de compositores cercanos, que el Foro Navarro de la Música nos propone con acierto.