tudela. Con la vitola de ser una de las películas favoritas para el jurado que hoy entregará los premios del festival Ópera Prima, que concluyó ayer, se presentó en Tudela La Herida, de la mano de su director Fernando Franco y la actriz principal Marian Álvarez, eje central, núcleo y pilar de una historia sustentada en la experiencia vital de una joven que sufre la enfermedad del trastorno límite. La cámara vive con Ana (Marian Álvarez), la sigue y se hace suya para mostrarnos el padecer de una joven que crea una coraza a su alrededor para no tener afectos, al mismo tiempo que se castiga y mutila porque cree que todo el mundo la abandona. El trabajo de esta joven actriz no pasó desapercibido en su presentación en San Sebastián donde el director fue premio especial y ella logró la Concha de Plata a la mejor interpretación femenina. "Para mí el personaje ha significado un antes y un después y lo será en mi carrera porque sé que me puedo enfrentar a personajes muy duros. Me ha aportado mucho y ha sido casi una de las mejores experiencias de mi vida", relató ayer Álvarez en Tudela.
Fernando Franco, que hasta ahora había trabajado de montador para otros directores como Montxo Armendáriz, trabajaba con esta idea desde hacía cinco años, aunque en un principio pensaba hacer un documental. "Cuando la primera versión de guión, ya pensé en Marian. Trabajamos mucho juntos para preparar el personaje, ensayábamos 3 o 4 horas diarias. Así se empezó una retroalimentación", recordó. En todo momento el guión era debatido "de forma abierta" entre dirección y actores, lo que hizo que "se aportaran muchas cosas y se fuera modificando".
El realizador apostó por el seguimiento a la protagonista con la cámara porque "mis referentes vienen del sistema verité francés. Quería estar muy ligado al personaje y a la estética de un documental". Pese a ello, el hecho de tener una cámara pegada no ha sido obstáculo para que la actriz pudiera meterse en su personaje. "Fernando tenía muy claro el personaje y eso ayuda mucho. La clave es creerte su vida, soñar con ella, respirarla, tirar de tus experiencias personales. Era la única manera de hacerlo creíble".
Pese a la falta de diálogo y de acción, La herida provoca debate en el espectador, algo provocado por el realizador que quería "plantear más preguntas que respuestas" y el ejemplo más claro es el final abierto o la relación entre madre e hija. "Trato de mostrar la inhabilidad, la torpeza de la madre al no haber sabido gestionar el problema, se podría decir que es un poco el síndrome del avestruz". De hecho, Fernando Franco señaló que el título de La herida no hace referencia sólo a las físicas sino "al lastre que lleva el personaje de Ana y que le marca desde la niñez". Álvarez definió a su personaje como una "luchadora y superviviente, tiene luz y la enseña a los demás".
Por último Franco destacó que en ningún momento quiso hacer morbo o sensacionalismo con las heridas que se autoinfligía Ana, "hay una distancia de respeto y no quisimos ser más explícitos. Con la misma distancia o encuadre que se ve cómo se toma una cerveza se enseña el momento de hacerse daño", concluyó.