pamplona - No se asemeja al enigma de Pulp Fiction, principalmente porque la luz es el secreto en sí, pero tiene su particular similitud. Una simple caja de madera reciclada en el centro del Horno de la Ciudadela que llama a gritos al espectador y le insta, silenciosa pero imperiosamente, a que la abra. Así de sencilla, que no simple, es la instalación que el artista Alberto Orella presenta en el citado espacio hasta el próximo día 2 de marzo. Un haz de luz que busca desvelar la Empatía con amor.

El propio Alberto Orella se sumerge en su obra para apuntar que "esta misma caja, si te la encuentras en una acera, igual le das una patada... Pero si te acercas con amor a ver qué es lo que contiene, porque cuenta con un asa... Entonces es cuando descubres que en su interior hay luz, y que ésta te enriquece. Y esto mismo es lo que sucede en la vida cotidiana, que todos nos quisiéramos unir a la grandes bellezas... pero luego, las gentes normales que van por la calle son las que pasan desapercibidas... Y sin embargo igual esas personas son las que tienen la luz. Por eso la luz es el secreto de la caja, porque, ¿hay algo más hermoso que la luz?". Un secreto desvelado sin demasiado esfuerzo, apenas requiere la intención de dejarse vencer por la curiosidad, pero que, a su vez oculta, cual caja de muñecas rusas, un secreto dentro del secreto, y es que para Alberto Orella "la luz y el amor son lo mismo". Y es que la instalación recoge un honda inspiración bíblica radicada en un versículo del Evangelio de Juan, concretamente el 15, 12: "Este es mi mandamiento: ámense los unos a los otros como yo los he amado". Para Orella, estás palabras entroncan con el significado de su obra, que no es otro que "el de acercarse al otro con amor para compartir. De esta forma, el que más enriquecido sale es uno, porque al compartir te acercas a la luz". Una forma de compartir trasladada en este caso a la interacción pura y dura de la obra con el visitante. "En mis últimas obras, el espectador es el que tiene el poder de hacerlas vivir; si aquí nadie levanta la tapa, esta obra se convierte en un cajón para tirar".