Entrar en una habitación y empequeñecer o crecer en tamaño, como lo hizo Alicia en el país de las maravillas; ver cómo las puertas de un templo se abren sin que haya nadie al otro lado, cómo un pesado engranaje levita, convertirte en araña o aprender los trucos de Tamariz sintiéndote mago por unos momentos... Todo esto y más invita a experimentar la nueva exposición Ilusionismo, ¿magia o ciencia?, instalada en una carpa en plena plaza de Baluarte.

La muestra, organizada por la Obra Social la Caixa y la Fundación Caja Navarra, en colaboración con el Ayuntamiento de Pamplona, muestra la base científica del ilusionismo e invita a conocer cómo se consigue la sensación de que lo imposible resulte probable ante nuestros ojos. En un recorrido interactivo que requiere de tiempo y curiosidad por parte del visitante, se puede disfrutar de un paseo por el interior de algo tan apasionante y tan cercano, y en gran parte también tan desconocido para nosotros, como es el cerebro. Una fábrica de ilusiones maravillosas, de engaños que son determinantes para que percibamos la realidad de una u otra manera. En palabras de Ignacio Morgado, catedrático de Psicobiología de la Universidad Autónoma de Barcelona y comisario de la exposición, "el cerebro humano puede crear lo que no existe fuera de nosotros. Y no hay truco, es pura ciencia". Así, el olor del café que nos parece que emana de la taza caliente, o la luz que vemos en todo el paisaje cuando abrimos los ojos en un día soleado, realmente no están ahí, están en nuestra mente. La ilusión es un producto mental, resultado de fenómenos sensoriales y cognitivos, una combinación entre lo que se percibe de la realidad y lo que se espera de ella. Y nuestro cerebro es el responsable de todo este proceso.

"El cerebro recoge la energía y la convierte en esa maravilla que son las percepciones", dice Morgado. Y en esa tarea pueden intervenir las disciplinas más variadas, como la psicología, las técnicas de comunicación, las artes escénicas, la física, la química, la arquitectura, la ingeniería o las matemáticas. Y, por supuesto, intervenimos sobre todo nosotros mismos, nuestra mirada sobre la realidad -o eso que llamamos realidad-. Porque como dice el comisario de la exposición, "en la percepción no hay valores absolutos, todo es relativo". Por eso, apunta, "el auténtico protagonista de esta exposición es el propio visitante. Esta es una exposición sobre nosotros mismos". Porque todo lo que percibimos, pensamos y experimentamos se fabrica en nuestro cerebro. Somos lo que nuestro cerebro nos dice que somos y lo que nos permite ser; él es el que interpreta la realidad.

Cada uno elegirá si quiere dejarse llevar o intentar racionalizarlo todo, buscando el truco, el motor del engaño de esas ilusiones ópticas. Aunque la actitud recomendada se sitúe quizá entre una y otra. Esta es una exposición para aprender jugando. Y sobre todo, para disfrutar.

Un recorrido interactivo

Sorpresas y curiosidades

Tras un primer módulo científico que da la bienvenida al visitante ilustrándole de forma didáctica sobre cómo percibe el mundo el cerebro y qué pasa cuando se usan los sentidos, diferentes instalaciones interactivas ponen a prueba el cerebro del espectador. Por ejemplo, un juego pide al participante que cuente las pelotas que entran en una de las dos canastas que hay tras un cristal. Cuando acaba el movimiento, seguro que es capaz de decir un número, pero no podrá responder a esta pregunta: ¿qué más había allí? Nadie lo ha visto, porque, como hacen algunos magos, el juego ha dirigido nuestra atención distrayéndonos de otro punto.

El visitante observará también que una misma pieza musical interpretada por el mismo músico y con igual virtuosismo, pero en diferentes escenarios, produce diferentes sensaciones y genera distintos grados de expectación en quienes la escuchan. En la Habitación de Ames, un espacio totalmente irregular, según dónde se coloque, uno parecerá gigante o muy pequeño. También se puede descubrir por qué con los trileros siempre pierdes, y ver cómo un lápiz gigante atraviesa dos piezas en un ángulo imposible, una anamorfosis (imagen deliberadamente distorsionada).

Ilusionismo, ¿magia o ciencia? proyecta además películas de principios del siglo pasado sobre magia de cineastas pioneros, invita a deleitarse con la contemplación del origen del séptimo arte, que empezó con la linterna mágica, y permite al visitante sentarse en cómodos espacios con proyecciones de vídeo -y con las herramientas necesarias del mago al alcance de la mano- para aprender trucos con Juan Tamariz.

Para terminar, se invita a pasar un agradable rato en un área de descanso y de consulta con libros didácticos sobre los temas abordados en el recorrido. La exposición ofrece visitas guiadas (para escolares y no escolares) y actividades paralelas tanto en castellano como en euskera. De momento, ya se han inscrito para disfrutarla 82 colegios de toda Navarra.