La belleza de la realidad está ahí, y de vez en cuando miradas curiosas y sensibles la admiran como se merece y, con suerte, la inmortalizan con la intención de compartirla con otros.
Es lo que hace Pedro Pegenaute (Pamplona, 1970), fotógrafo de arquitectura que, desde su condición de "observador del mundo" -así se describe él-, captura en sugerentes encuadres realidades cercanas, familiares, pero no por ello menos sorprendentes. Ahora puede disfrutarse una selección de su obra más personal en la Galería Fermín Echauri de Pamplona, donde expone hasta el próximo 20 de mayo. La muestra, en la que Pegenaute enriquece sus fotografías -copias tintas pigmentadas en papel de conservación montadas sobre dibond- con varias videoproyecciones, invita a dejarse atrapar por evocadoras imágenes que llegan a quien las contempla de la manera más directa: en grandes formatos y sin marcos que distraigan la mirada de lo esencial.
Huellas de pisadas en la nieve, o de pelotas que han rebotado una y otra vez en la pared de un frontón; paisajes blancos de Candanchú, naturaleza de rincones de Navarra, o el agua y los reflejos que crea, son algunos de los motivos en los que Pedro Pegenaute posó en su día una "mirada fresca", con la ingenuidad y la pureza del niño que contempla y admira algo por primera vez, y que ahora nos presenta para que disfrutemos detenidamente, sin prisa y con ganas de descubrir algo en aquello que nos es familiar pero a la vez inabarcable, como es la belleza y cualquier misterio vital.
Shangai, el embalse de Leurza, campos de cultivo en algún lugar entre Pamplona y Barcelona, pistas de esquí de Candanchú, andamios de obras en Formigal, el Frontón López o un almacén de obra del escultor Eduardo Chillida en el Museo Chillida Lantoki de Legazpi son algunos de los lugares que han inspirado a Pegenaute, aunque el hecho de que los sitios sean unos u otros no es lo importante. "Sí me gusta que la gente reconozca algo en lo que está viendo, por eso nunca llego a la abstracción absoluta. Como espectador, yo si no veo nada en una obra de arte, pierdo el interés. Pero la esencia de esa realidad fotografiada, que es lo que quiero que llegue a quien contempla las obras, podría estar en cualquier sitio. Lo importante es que la fotografía evoque algo, que mueva algo, que atrape al que la está contemplando, igual que te atrapa una película en la pantalla de cine, y que te quedes ahí, mirando, disfrutando", dice el fotógrafo pamplonés, a quien le apasionan como motivos la nieve y el agua. Sin pretenderlo, logra en muchas de sus imágenes un aspecto pictórico. "No lo busco, de hecho no me gusta intervenir en las fotografías. La realidad es así, como la muestro", comenta el autor. Su punto de vista, su decisión de inmortalizar un encuadre y no otro, extrayendo determinados fragmentos de esas realidades que en sus obras se tornan atemporales y trasladan a quien las contempla emociones universales, eternas, es lo que confiere la originalidad y el valor a cada una de sus fotografías, en las que se evidencia el interés de su autor por la plasticidad, la armonía, las formas -arquitectónicas y naturales-, las texturas, los colores.
En palabras de Carlos Cánovas, recogidas en uno de los textos del libro recién publicado y que recoge una amplia selección de la obra del fotógrafo pamplonés, Pedro Pegenaute Personal, son imágenes "marcadas por su pulcritud, por la limpieza del encuadre, por el rigor en el tratamiento del detalle y por una decidida orientación que subraya el componente lineal de la imagen a la vez que su frecuente orientación hacia una semiabstracción elegante y sutil. Es una cuestión de orden, se ha dicho muchas veces. Imponer un orden al caos, o al menos a una situación dada, es algo que tiene que ver más de lo que parece con el descubrimiento de su esencialidad".
Dónde. Galería Fermín Echauri (Navas de Tolosa, 13).
Cuándo. Hasta el próximo 20 de mayo, de lunes a viernes en horario de 12 a 14 y de 18 a 20 horas.
pegenaute, fotógrafo de arquitectura
Pedro Pegenaute (Pamplona, 1977) es fotógrafo profesional especializado en arquitectura desde 2005, año en el que interrumpió su trayectoria como arquitecto técnico para dedicarse solamente a la fotografía. Desde entonces, trabaja con arquitectos y editoriales de prestigio nacional e internacional. Su anterior exposición en Pamplona fue en 2010, con Carlos Cánovas en la Galería Mikel Armendia.