pamplona - Cuando hace unos meses Alberto Rodríguez montaba La isla mínima, Raúl Arévalo, uno de sus protagonistas, le envió al móvil una foto de Matthew McConaughey y Woody Harrelson en True Detective. “Nos han copiado”, bromeó el director. Luego solo fue capaz de ver tres minutos de la exitosa serie estadounidense porque cuando comprobó que comenzaba con un plano aéreo de un paisaje evocador y un policía que dibujaba en una libreta se asustó y apagó la televisión.
Obviamente, no es más que una coincidencia -Rodríguez rodó su filme en septiembre de 2013 y True Detective no se estrenó en EEUU hasta cuatro meses después-, pero ciertamente, las similitudes entre la película y la serie son abundantes, sin duda por cierta estética asimilada del thriller sureño norteamericano. “Termina pareciéndose porque la gente tiene ese referente cinematográfico”, afirmó el director, para quien el “referente” del proyecto no fue ninguna película estadounidense, sino unas imágenes del fotógrafo sevillano Atín Aya. “En los años 90 recorrió las marismas del Guadalquivir para hacer un retrato exhaustivo del final de un modo de vida, con gente que se había quedado anclada en esos parajes”, afirmó. Por eso, el autor de Grupo 7 rodó su historia en diversos pueblos del Guadalquivir, “un río navegable e inmenso” cuyas marismas ocupan parte de Sevilla, Cádiz y Huelva, y que en el filme aparecen casi convertidas en el delta del Mississippi o los Everglades de Florida.
sinopsis La acción comienza cuando en las aguas del río aparecen muertas y mutiladas dos niñas. Los protagonistas son dos policías con identidades contrapuestas, cuya relación funciona también como metáfora de la “tensa” España de los años 80, un país desunido y con una democracia inmadura. “Es una película de trama, de suspense, pero el enfrentamiento entre los dos policías -uno que trabajó en la dictadura y otro que viene con aires renovados- funciona como un río subterráneo que aumenta la tensión y habla de aquellos tiempos”, explicó ayer.
Rodríguez, además, encuentra “concomitancias” entre esa época y la actual: la crisis galopante, el debate territorial, la ley del Aborto que comenzó a redactarse entonces... Y una vez más, el director ha transitado por “el territorio de la ambigüedad moral” que “casi siempre” utilizan como “materia prima” él y su coguionista Rafael Cobos. Pese a todo, es consciente de que “otros espectadores solo harán una lectura centrada en la investigación criminal” porque es una película que “mantiene el suspense”. Entre otros títulos con los que podría estar conectado su filme citó El cuervo de Clouzot; Conspiración de silencio, de Sturges, y Memories of Murder, de Bong Joon-ho.
En ese sentido, reconoció el buen momento que vive el cine de género en el Estado, quizá por el trabajo previo de cineastas como Enrique Urbizu y algunos otros. También puede influir que el cine negro y la literatura negra “hablan siempre de los intestinos, de la parte más sucia de las sociedades”, que “aflora” y suele ser “más palpable” en épocas de crisis. En cualquier caso, opina, “se ha perdido el miedo a afrontar de manera realista y actual el cine de género como una herramienta para contar una historia”.
Raúl Arévalo dijo haber cumplido el “sueño” de interpretar a un personaje como los de las películas que alquilaba de pequeño en el videoclub de Móstoles, y opinó que tanto su papel como el del agente que interpreta Javier Gutiérrez -que no visitó Donostia por motivos de agenda- “tienen detalles que les humanizan”. “No son el poli bueno y el poli malo, Alberto ha hilado fino para contar cosas sin resultar evidente”. En la película también actúan Nerea Barros, que dedicó su interpretación a todas las madres-coraje; Jesús Castro, en su segundo papel para el cine tras su taquillero debut El niño; y Antonio de la Torre, que hace un personaje secundario pero intenso.
La película está siendo muy bien recibida por crítica y público desde sus primeros pases; tanto que algún periodista sugería ayer a Alberto Rodríguez la posibilidad de ganar el Goya. “Es el primer día del festival, vamos a estar tranquilos, estoy contento por la recepción que está teniendo pero por delante queda un mundo. Lo demás, ya veremos”, señaló, cauteloso.