Conciertos de Attikus Finch, Kelly Kapowsky, Dinero y Second

Fecha: sábado 14 de febrero. Lugar: sala Tótem, Atarrabia. Incidencias: más de 4 horas y media de música en directo. Asistencia discreta, unos tres centenares de personas.

en la variedad puede estar el gusto, no vamos a decir que no; tan cierto como lo siguiente que vamos a afirmar: que se mire como se mire, en cualquier orden de la vida, no se puede mezclar agua con aceite. En el presente contexto, rock (el denominador común de los igualmente variados hechos musicales de los tres primeros grupos en cartel) con música indie: solo así, independientemente de la calidad atesorada por las cuatro formaciones implicadas, podemos explicarnos la asistencia registrada en Tótem; y es que sumar propuestas de diferentes calados artísticos no acostumbra a ser garantía de sumar públicos distintos, tal y como quedó demostrado en la sala de Atarrabia.

La velada, con un tiempo para los grupos locales y otro para las bandas visitantes, arrancó con el electrizante rock-funk de Attikus Finch, plato de auténtico lujo servido a deshora -a todas luces-. Pese a dicho handicap, tener que romper semejante hielo, damos fe de que el quinteto dejó huella con los temas de La mancha humana, generando poderosos ambientes musicales con marca propia. Con marcha y mancha propia, queremos decir. A continuación recogió el testigo la segunda formación local en liza, Kelly Kapowsky, la gran sorpresa para el firmante de estas líneas: y es que los de Lizarra sorprendieron en la presentación en Iruñerria de No se ve el final, apoyándose los jovencísimos músicos en unas canciones que derrocharon vitalidad y rock alternativo del tercer milenio y fantástico octanaje. Y todo ello tintado de reggae-hot-metal (evidente la influencia de los Flitter de principios de siglo), ciertos toques punk y arrebatadores y atmosféricos aires numetaleros, representando cada uno de los temas un mundo en sí mismo. Así las cosas, intensidad y paroxismo elevado a la potencia que se quiera, Kelly Kapowsky se hicieron con el fervor de los presentes: tanto con el de sus seguidores como con el de parte de quienes iban llegando para ver a cualquiera de las bandas restantes, un público que fue acercándose a la sala durante su actuación.

Dinero, tercera formación en comparecer y primera de las foráneas, abrió la segunda parte de la noche aportando la concepción más moderna del rock, convenciendo con su melódica concepción del viejo género (¿rock poperizado? ¿Pop rockerizado?) a los ya convencidos previamente -nos tememos-. A quienes fueron expresamente a ver al grupo en esta su tercera visita a Nafarroa: un público que, en la noche de la puesta de largo de DNR, su último CD, disfrutó de un hecho musical ciertamente pegadizo, impetuoso y muy bien plasmado en directo.

Los paganos -tal vez- de la situación fueron quienes fueron a ver a Second, banda que compareció sobre la 1.00 de la madrugada, cambiando a partir de entonces radicalmente el decorado sonoro. En cualquier caso, en la noche de la presentación de su disco Montaña rusa, los murcianos convencieron igualmente a los suyos, un público que siguió su actuación desde las filas delanteras -preferentemente-, cantando y bailando al compás sus canciones. ¿La pena? Que tras el pase de Dinero parte de los presentes comenzaron a marcharse: cosa, insistimos, no de la falta de calidad de las bandas (mucho menos de la de Second), sino de la excesiva heterogeneidad del cartel. Una pena... o adecuado.