Un homenaje a la estética del trazo, como reivindicación de un modo tradicional de crear arte más allá de las técnicas de reproducción, es la nueva propuesta del artista Íñigo Manterola, quien reflexiona en cerca de 60 obras sobre esta idea del trazo en la pintura o el dibujo en la exposición Rtrazos. Radiografía de un gesto agonizante, que alberga desde el pasado viernes el Polvorín de la Ciudadela de Pamplona, donde permanecerá hasta el próximo 26 de junio.
La muestra Rtrazos. Radiografía de un gesto agonizante es fruto de un año de experimentación para reivindicar el gesto tradicional, estético, de impregnar un lienzo o un soporte cualquiera, en un tiempo en el que los procesos mecánicos y tecnológicos acaparan gran parte de la creatividad artística. “Algunos se han visto sorprendidos por esta muestra, aunque no veo tanta lejanía entre lo que he hecho anteriormente y lo que presento aquí”, cuenta Manterola, quien se considera “bastante camaleónico” en sus propuestas, que partieron de una pintura figurativa para después llegar a la abstracción y a la escultura, la cual define como “dibujos en tres dimensiones”. En esta exposición, el artista gipuzkoano reivindica “la pintura como disciplina”, ya que considera que “debido al avance tecnológico que se ha aplicado al mundo del arte, se pierde esa línea directa que tiene que haber entre el artista y su obra de arte”. En este sentido, subraya que “no entiende al artista que manda a otra persona realizar un trabajo, ya que estos tienen que estar paridos por uno mismo”.
El autor ha experimentado con diferentes soportes como el aluminio y el metacrilato y, también, con la manera de aplicar la pintura sobre ese soporte mediante elementos como el pincel o la brocha. Se trata de óleo, pero con un procedimiento peculiar. Se podría pensar en pinceles o espátulas como herramientas para aplicarlo y ha utilizado pincel o brocha, pero sin aplicarlo directamente sobre los soportes. “Esta propuesta está realizada desde una técnica tradicional como es la pintura al óleo, pero lo único que cambio es el soporte y la forma de aplicar el óleo sobre ese soporte”, destaca Manterola, quien afirma que “se tratan únicamente de gestos abstractos, aunque cada persona puede interpretarlos como prefiera”. La transferencia de cada gesto al soporte definitivo ha sido mediante la presión de este sobre el que recibe el gesto de óleo en primera instancia, que posteriormente se deshecha. “Solo cambiando el soporte se puede conseguir una propuesta nueva dentro de la pintura”, indica el artista, que en este caso ha utilizado dibón.
Manterola utiliza el término Rtrazo para estas obras, que se conciben como un homenaje estético al gesto y a la huella que deja la mano y el pincel sobre la superficie pictórica, un gesto que el autor considera que está en fase agonizante debido a las cada vez más comunes técnicas de reproducción mecánica. Por eso mismo, Rtrazo significa al mismo tiempo retrato de un trazo y radiografía de un trazo. Es decir, las obras son como un retrato al que se le añade el símil de la radiografía, un matiz que se corresponde bien con la estética de las obras que realiza, de un marcado sentido aséptico, donde la limpieza y pulcritud son también elemento clave. “El trazo se da en un primer soporte y después se transfiere al aluminio a través de la presión, sin tórculo, a mano, aunque muchas veces hay que tirar la pieza a la basura porque te pasas con la presión o te quedas corto”, explica el autor gipuzkoano, para quien “en pintura todavía hay muchas cosas que se pueden hacer, sin perder la idea del artista artesano”.
Por último, Manterola señaló que después de este año de experimentación se ha sentido “cómodo” y “sorprendido”. “Trabajo para mí y sería una traición creativa repetir mi trabajo, porque mi máxima es una evolución constante y aprender de los que ya he dado”, indica.