el actor como creador. El error como experiencia. Son las premisas que fundamentan la actividad de Teatrolari, la escuela de teatro abierta por Javier Álvaro en la calle Errotazar, 21 bajo del barrio pamplonés de la Rochapea que arrancará el curso con 43 alumnos en los grupos anuales, a los que hay que sumar los que se apuntarán a los intensivos de fin de semana y a talleres específicos de voz, de cortometrajes, de monólogos... Una iniciativa que parte de “un concepto diferente de interpretación” y que ante todo quiere que los asistentes jueguen y se atrevan a romper con los límites que la sociedad nos va asignando.

Nacido en Madrid y afincado en Navarra, Álvaro, de 30 años, sabe que no llega a un escenario vacío. “Sé que aquí están la Escuela Navarra de Teatro y Butaca 78 y tengo relación con las dos; no tenemos por qué ser competencia, de hecho, creo que somos complementarias”, explica este director de escena y profesor desde el local que acaba de acondicionar y que no es el primero en el que desembarca esta aventura. “Yo empecé a hacer teatro a los 13 años en la antigua sala Ensayo 100 de Madrid”, cuenta Álvaro, que hasta los 18 estuvo en los grupos juveniles bajo la batuta de Pilar Romero y de Jorge Eines. Después empezó una carrera, Ingeniería Técnica Industrial, “pero solo duré un año, vi que no era lo mío” y volvió a hablar con el profesor bonaerense para que le aconsejara. “Me dijo que antes de optar por su escuela visitara otras, incluso estuve a punto de probar en la RESAD, pero me quedé con él”. El primer año solo dio dos días de clase a la semana y en los cuatro siguientes, cuatro, y en esas sesiones comenzó a descubrir su vocación por la dirección y la docencia. Durante los dos años posteriores a finalizar su formación, “tenía un trabajo de encargado en una tienda de telecomunicaciones y apenas podía ir a ensayos de compañías”. Entonces conoció a la pamplonesa Marta Tablado y ambos decidieron compartir vida e instalarse en Baztan. “Ella me oía hablar de teatro continuamente y me dijo que tenía que hacer algo; llamé a Jorge y me dijo que cómo es que había tardado tanto tiempo en darme cuenta de que esto era lo mío”, recuerda. Así, Marta encontró un local compartido en la calle Jarauta, Javier completó su formación y en junio de 2014 empezó a dar un taller de verano a tres personas. En septiembre abrió la inscripción para el curso y se apuntaron 8 personas; en enero de 2015 empezó a dar intensivos de fin de semana al margen de las clases semanales, “y nos fue genial”. Y al inicio del curso 2015/2016, Teatrolari atrajo a 30 personas. “Fue una explosión y formamos cuatro grupos”, pero el espacio no les permitía crecer más, así que decidieron trasladarse y encontraron este inmueble, “que en un principio estaba en venta, pero Iñaki, el dueño, tuvo una muy buena disposición hacia nuestra actividad y nos lo ha alquilado”. Además, “el recibimiento en el barrio ha sido espectacular; los vecinos entran, se interesan, preguntan y están encantados de tener un local cultural aquí”, comenta Javier, muy ilusionado con esta etapa en la que espera “consolidar” el centro y que se convierta en “una referencia”. Ahora mismo, las clases ofrecen el nivel de iniciación, “pero en el futuro espero que tengamos un grupo de interpretación potente y que de aquí salgan actores con el sello Teatrolari”.

filosofía El cimiento principal de su labor se basa en la acción frente al concepto clásico de emoción. “El actor no tiene por qué ponerse en una situación en la que no quiere estar; puede ser consciente del lugar en el que se encuentra el personaje y controlarlo”, indica Álvaro. A partir de aquí, dos pasos más. El primero, el actor como creador. “No somos títeres, el director ya no es el único que toma decisiones”. Por eso en la sesiones se trabaja desde la improvisación. “El texto no nos ata, no lo aprendemos de memoria, sino que empieza a ocurrir en los ensayos”. El segundo paso se refiere al error, no como frustración, sino como aprendizaje. “Nos permitimos equivocarnos, este es un espacio para hacer lo que queramos, lo pasamos muy bien y, por ejemplo, a las personas tímidas les viene muy bien, porque se les da un refuerzo positivo”, dice Marta, que se está formando como profesora.

El curso 2016/2017 cuenta ya con 43 alumnos/as inscritos/as en los dos tipos de grupos estables. Uno de ellos se dedica a la expresión y acude un día a la semana. “Normalmente viene gente tímida o que quiere hacer una actividad diferente en su tiempo libre; primero hacemos ejercicios con el cuerpo para sacar toda la energía y que la gente se permita jugar y despertar su imaginación y a partir de ahí trabajamos personajes en distintos entornos”. En un nivel superior hay dos grupos que asisten dos días por semana y que comienzan por la improvisación para luego montar escenas, aunque “no trabajamos con esa meta de hacer la escena, sino para aprender”. Teatrolari no es resultadista, no se trata de representar una obra al final del curso, “aunque si hay alumnos que quieren hacerlo, les dejamos trabajar en ello”, apunta Tablado.

En cuanto al perfil de los asistentes, “hay de todo”, desde niños de 8 años hasta adultos que pasan de 60. “Vienen psicólogas, profesoras, gente que lo necesita para su trabajo...” Y, por supuesto, personas que quieren hacer teatro. A todas ellas, que sepan que a Teatrolari “venimos a hacerlo mal, si lo hiciéramos todo bien estaríamos en el Gayarre”, insiste Javier Álvaro, que tiene claro que básicamente se trata de hacer, de equivocarse, de aprender. Y de jugar.

se puede pagar con moneda social

Colaboración con colectivos sociales. Una de las novedades que Teatrolari ha implantado este curso es que se podrán pagar las clases con moneda social, que viene a consistir en un intercambio de productos o servicios sin dinero tal y como lo entendemos. “No queremos que nadie deje de venir porque no pueda pagar la matrícula; el curso pasado ya hicimos descuentos a algunas personas y este año hemos dado un paso más introduciendo la moneda social”. Para realizar pagos de este modo hay que formar parte de un grupo que ofrece distintos productos y los pagos se pueden realizar a la persona que presta ese servicio o a cualquier otra persona de ese colectivo. En Teatrolari también colaboran con distintas organizaciones sociales, como Ocsi (c/ Navarrería), para cuyos actos o campañas suelen montar algunas piezas.

Nombre y datos básicos. Teatrolari, calle Errotazar, 21 bajo.

Director. Javier Álvaro.Información. Todos los interesados en obtener información sobre Teatrolari pueden hacerlo a través del móvil 653671477 o del correo info@teatrolari.com. Todavía hay plazas en varios grupos.

Grupos estables. Un grupo de expresión (un día a la semana) y dos grupos de un nivel superior que acuden dos días a la semana. Asimismo, es posible que se forme un grupo de jóvenes de entre 14 y 15 años.

Talleres. Además de la actividad estable, Teatrolari ofrece ahora o prepara para el futuro talleres de voz, de cortos (con Xabier Berraondo) y de monólogos, entre otros.

Otras actividades. Es posible que Teatrolari ofrezca un taller de teatro para Primaria en el Colegio Público de Sarriguren y prepara un taller para profesorado de Primaria y Secundaria.