Jerez de la Frontera - Hay “fracasos” que merecen premios, como el que ayer recibió el escritor argentino Martín Caparrós por su libro El hambre, un ensayo en el que analiza “el mayor fracaso del género humano” y con el que trata de combatir la indiferencia ante un problema que afecta a 800 millones de personas.
“El hambre es el problema más grande y es un problema que podemos solucionar. Si no lo hacemos no es por imposibilidad técnica. No, es porque no nos importa lo suficiente”, asegura el autor, que ayer recogió en Jerez de la Frontera (Cádiz) el Premio Internacional de Ensayo Caballero Bonald.
Martín Caparrós (Buenos Aires, 1957) agradece este premio a un ensayo que ya ha sido editado en 25 países y ha inspirado proyectos teatrales. “Significa la posibilidad de difundir un poco más la cuestión, cualquier premio ayuda a eso”, explica este veterano periodista que lamenta que a la sociedad “le resulte fácil mirar para otro lado” para esquivar este problema porque “no nos sucede a los que tenemos voz o posibilidad de expresión”. El hambre (Anagrama, 2015) trata de explicar por qué en un mundo en el que abunda la comida mueren 25.000 personas cada día por causas relacionadas con la falta de alimentos. Tras veinte años de periodismo a sus espaldas en lugares conflictivos, Martín Caparrós decidió llevar el tema del hambre al primer plano para tratarlo “no como algo abstracto”. Por eso visitó una decena de países de distintos continentes y escuchó “cientos de testimonios” para contar estremecedoras historias reales que ponen piel a los análisis, los datos y las informaciones sobre este problema mundial.
“Ninguna guerra ha matado más gente... Ninguna plaga es tan letal y, al mismo tiempo, tan evitable como el hambre”, escribe Martín Caparrós mientras apunta que “las palabras ‘millones-de-personas-pasan-hambre’ deberían significar, causar algo, producir ciertas reacciones” que no producen. Por eso en otro momento del ensayo señala que “este libro es un fracaso”, sobre todo “porque una exploración del mayor fracaso del género humano no podía sino fracasar”, un fracaso que puede apuntarse el éxito de haber puesto la lupa sobre la dimensión del problema. “Cada cinco segundos un chico de menos de diez años se muere de hambre, en un planeta que, sin embargo, rebosa de riquezas. En su estado actual, en efecto, la agricultura mundial podría alimentar sin problemas a 12.000 millones de seres humanos, casi dos veces la población actual. Así que no es una fatalidad. Un chico que se muere de hambre es un chico asesinado”, escribió el autor. - Efe