primero fue un empeño, luego un libro y ahora un montaje escénico que subirá a las tablas del Teatro Gayarre el próximo 24 de noviembre a las 20.00 horas. Detrás de Cenicienta desencadenada están Carolina Martínez y Clemente Bernad, o, lo que es lo mismo, Alkibla Editorial, y delante, poniendo la cara, el cuerpo y la voz, Juan Carlos Mestre y Juan Carlos Monedero, los dos autores del texto original, que entrelazarán sus palabras con los sonidos que Cuco Fernández expulsará desde su acordeón y con las imágenes proyectadas de Bernad. Un montón de ingredientes para ofrecer al público una degustación de rebeldía, necesaria incorrección, mirada crítica, reflexión y un buen rato con “un espectáculo novedoso y arriesgado” que echa a un lado el cuento de hadas madrinas para apostar por las cenicientas luchadoras que no necesitan ni príncipes ni comer perdices para alcanzar sus sueños. Dirige Emilio Silva.

A finales de 2014, Alkibla Editorial empezó nueva colección, Te cuento..., una revisión de cuentos clásicos llevada a cabo por una docena de títulos de autores tan relevantes como José Ovejero, Isabel Bono, Hasier Larretxea, Patxi Irurzun, Manuel Rivas o Belén Gopegui, que escribieron nuevos relatos a partir de Los tres cerditos, El patito feo, La sirenita, Caperucita Roja... Todos, junto con fotografías de Clemente Bernad que constituían otra narración en sí mismas. Con el nº 12, cerró la colección Te cuento... Cenicienta, escrita a cuatro manos por el artista y poeta Juan Carlos Mestre y el politólogo Juan Carlos Monedero. “Había otros títulos que también tenían perfil escénico, pero este es el único cuento escrito entre dos autores y la propia dinámica del proceso creativo ha sido un ejemplo perfecto de interacción entre ellos. Hay que tener en cuenta que la escritura se basó en un diálogo entre Mestre y Monedero en el que intercambiaban mensajes, se contestaban, se corregían... todo lo cual ya sugería que ese diálogo escrito tendría un enorme atractivo si lo trasladásemos a escena”, cuenta Clemente Bernad. Además, aunque Monedero no tiene experiencia como actor, lo cierto es que como político es muy conocido, “lo que hace que sea un auténtico animal de escenario”. Y aparte de su faceta como poeta y artista visual, Mestre acostumbra a girar con Amancio Prada y otros, así que conoce el oficio.

Mestre y Monedero

Alianza de voces y afinidades ideológicas

El periodista Emilio Silva, responsable de la versión de Los tres cerditos, es el director de esta propuesta. “Sobre el escenario veremos a un poeta y a un politólogo, y con ellos, “en sus voces y desde otros soportes, estarán las cenicientas desencadenadas, las mujeres que han roto los esquemas con los que fueron educadas, las luchadoras, las que pisotearon zapatos de cristal, las que no necesitan príncipes para comer perdices, las que han hecho de la rebeldía el único modo de vida para salvarse de los obstáculos y las ventajas del patriarcado”, explica el fundador de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, que advierte que también “es posible que los dos Juan Carlos se desencadenen y Mestre recite alguno de sus poemas y Monedero haga una intervención política”.

Sin duda, las razones del poeta para participar en esta colección, primero, y en esta obra, ahora, son profundamente políticas. “Reabrir lo clausurado sea acaso el desafío, volver a contar la historia del relato desde otra perspectiva crítica, desde la otra posibilidad que hasta ahora sigue estando clausurada por la reiteración del tópico”. En definitiva, este proyecto “quizá tenga que ver con el discurso de la rebeldía ante la resignación”, con “la necesidad de activar los sueños en la realidad” y con “no conformarse con la masedumbre adictiva de su siempre incumplida promesa: la emancipación”. La Cenicienta de la que Mestre habla en el texto no es una persona concreta, sino que se refiere “a una multitud de mujeres, de personas cómplices con las causas de la liberación y la justicia”. En ese sentido, “más que un sueño individual, el sueño de la Cenicienta desencadenada es el sueño de una aspiración colectiva que opta por la autodeterminación de género y los lenguajes de la delicadeza como una nueva forma grupal y en común de resolver los conflictos de sojuzgamiento y dominación”. El escritor también señala que escribir esta historia junto a Juan Carlos Monedero, “una persona tan inteligente, sagaz y divertida”, supone “una intensificación de la experiencia literaria”. El politólogo es “rápido como una liebre” e “intuitivo como un pájaro carpintero”, es decir, que “sabe qué senderos y qué madera hay en el territorio de las ensoñaciones que se bifurcan”. De ahí que no discutieran nada. “Coincidimos palabra por palabra en una alianza de fragmentaciones de voces, de ecos, de memorias y de admiraciones ideológicas comunes”, indica Mestre, y añade: “Es un buen tipo este Monedero, hacía tiempo que no aparecía en el horizonte del pensamiento una cabeza iluminada por la ilusión del porvenir como la suya”. Este tiene su propia opinión, no sin humor, de lo que ha sido su colaboración: “No es verdad lo que dice Mestre; él insiste en que yo me encargué de las palabras impares mientras él hacía otro tanto con las pares. La verdad es que fue al revés”.

En cuanto a su debut en las tablas, Monedero habla de compartir: “Cuando los seres humanos quisieron saber en el paraíso, Dios los expulsó y nos condenó a que el miedo y el daño nos acompañaran para siempre. Compartir el dolor es la única manera de debilitarle; compartir el dolor de las cenicientas es cargarte de razones para que la vida sea más intensa”. Del mismo modo, opina que esta colección editorial es “valiente como son valientes los que no se resignan a esperar a los barcos que nunca nos llevarán a otros puertos”.

Imágenes

Mujeres que sufren y resisten

Junto a las palabras de los dos autores, se proyectarán alrededor de 80 fotografías de Clemente Bernad de mujeres en distintas circunstancias y “vídeos con audios que apoyarán los diálogos y la música”. Así, se escuchará a una señora mayor que se queja amargamente de los años de dictadura franquista, a una mujer maltratada, a Berta Cáceres -la líder hondureña asesinada en marzo-, además de “una reflexión sobre la convivencia entre hombres y mujeres”, apunta el fotógrafo. Las cenicientas que protagonizan sus imágenes son “mujeres resistentes, luchadoras; mujeres que sufren violencias, represión, marginación...”. Por ejemplo, hay saharauis, jornaleras, vecinas de la Corrala La Utopía de Sevilla, mujeres asesinadas por sus parejas, “las que buscan a los suyos por las cunetas de este país, las que murieron en playas europeas mientras trataban de alcanzar una vida mejor, militantes, reivindicativas, víctimas del abandono, precarizadas, prostituidas, explotadas...”, añade. Por su parte, Juan Carlos Mestre afirma que la visión de Bernad, “entre abstracta y conceptual”, añade “una singular y lúcida lectura de las catástrofes de género, de los sumarios violentos y las intromisiones de los actores de fuerza en las fraternidades civiles”. “Hay en su obra una poética muy próxima tanto en lo lírico como en lo ideológico respecto a la autonomía de los lenguajes artísticos frente al discurso político, y esa libertad esencial en que se desenvuelve su trabajo es también la mejor garantía de diálogo con los imaginarios de la heterodoxia y la anarquía”, agrega. Para Juan Carlos Monedero, estas fotografías “se entienden sin necesidad siquiera de hablar”.

¿Por qué es necesaria esta obra?

Desterrado el miedo

Para el poeta, hacer y ver esta obra resulta oportuno porque el viejo cuento de La Cenicienta “sigue siendo el hoy renovado cuento del espejismo capitalista, una sociedad de desclasados, una cadena de esclavos en busca de rostro bajo los eufemismos del nuevo fascismo”. “No se puede acabar con el estereotipo sin destruir de raíz las causas de una sociedad enferma, consumista, que, extremadamente bipolar, oscila entre la escatología del mercado y la ilusión de las utopías de la felicidad”. Por eso recomienda ir a ver la función al Gayarre “a los hombres y mujeres capaces de seguir creyendo en el valor reconstructor de la palabra”, a “aquellos que aún creen que el teatro, la poesía, el cine, la memoria histórica “son actividades que representan una cualidad inteligente del proyecto humano”. “Un escenario es el lugar más inocente de una sociedad libre, también el más decente, y acaso hoy el lugar donde lo bello hace compañía de manera más eficaz a lo justo”, termina.

Por su parte, Monedero invita a asistir a la representación “a la gente que sabe que Cenicienta somos todos”. “Debiera verlo sin falta la gente que no soporta a los príncipes caprichosos que se creen con derecho a imponer la horma de su zapatilla a los demás”, resalta. Y Emilio Silva subraya que es preciso acabar con los “relatos dominantes”. “Conocemos el mundo a través de la forma en la que nos lo cuentan. Muchos de los cuentos tradicionales estaban repletos de miedo, pretendían educar asustando; y el miedo es una gran herramienta política que sirve para mantener y conservar el orden que han establecido quienes más tienen”. Por eso el proyecto de Alkibla es “un ajuste de cuentos y de cuentas”, un “cambio de mirada que permite otra forma de ver y de entender”. En definitiva, “los cambios sociales, como decía el sociólogo Jesús Ibáñez, nacen de grandes conversaciones sociales y estos cuentos quieren enriquecer esas voces que conversan sobre la necesidad y la posibilidad de realidades más justas”. Así que aconseja esta experiencia a los que les guste la poesía “porque el texto es hermoso y ameno”, pero también “a quienes quieran participar de esa mirada que quiere ver lo que no se ve, que no quiere mirar con los ojos del poder”. A “quienes quieran oír esta nueva historia de La Cenicienta y acompañarla mientras se desencadena, mientras se quita los grilletes que han sujeta sus muñecas durante siglos”. Y es que, este montaje es “un homenaje a las mujeres luchadoras”, y por eso se celebrará un pequeño tributo a las mujeres represaliadas en Navarra. Silva termina: “Habrá gente que vaya por ver a Juan Carlos Monedero subido a un escenario; habrá quien quiera escuchar a una de las grandes voces de la poesía actual, como es Mestre, y quien asista a un recital cargado de poética rebeldía”.