pamplona - Txuspo Poyo (Alsasua, 1963) exhibe hasta este domingo, día 11, en el Palacio del Marqués de Salamanca de Madrid, sede de la Fundación BBVA, su instalación de videoarte Expediente: Túnel de la Engaña, una propuesta que coloca a esta infraestructura construida a lo largo de 20 años de dictadura franquista y que nunca llegó a usarse en el centro de una reflexión sobre la memoria, el olvido y el duelo a partir de la expresión artística contemporánea.
El proyecto del creador navarro inaugura en la Sala Multiverso la serie de exposiciones derivadas de la segunda convocatoria de ayudas al videoarte que se extenderá hasta mayo de 2018. Poyo estructura su relato en tres pantallas. La primera, vertical, recibe al visitante y le pone en situación. En ella se proyectan las imágenes de un operario reconstruyendo la E de Engaña, desaparecida del frontal de este túnel ferroviario de siete kilómetros construido entre Pedrosa de Valdeporres (Burgos) y Vega de Pas (Cantabria). A lo largo de veinte años, presos políticos y otros trabajadores de las dos provincias horadaron la tierra en difíciles circunstancias, tal y como refleja el videoartista en esta primera pieza que sirve para contextualizar este relato de perforación, de viaje a un agujero oscuro sobre el que es preciso arrojar luz. “Es una cápsula del tiempo”, comenta Poyo, que pone al citado operario a caminar por aquel espacio mientras se escuchan datos y los testimonios de Manolo López y Manolo Pelayo, las dos personas que trabajaron allí y a las que ha podido entrevistar. “Son dos de los supervivientes”, apunta el artista, que explica que la gran mayoría de quienes trepanaron aquella montaña murieron de silicosis años después. Ellos se libraron, uno trabajó en un taller de mecánica que se montó en el exterior y el otro, de barrenero. Muchos acabaron con los pulmones negros. Condenados. Y todo por un sueño del régimen, unir Santander con el Mediterráneo, que arrancó en 1941 y que para cuando las obras finalizaron, en 1961, ya estaba obsoleto, a pesar de que la línea se había terminado con todo detalle, incluyendo las estaciones y los andenes. “Se extendió la leyenda urbana de que la oligarquía vasca en el gobierno no quería que el puerto de Santander hiciera competencia al de Bilbao, pero, como me contó la periodista Teresa Cobo, lo cierto es que la tardanza en las obras provocó que las carreteras se desarrollaran mucho y ese trayecto ya no tenía sentido”, comenta el alsasuarra, que también ha incluido las palabras de esta mujer en la videocreación que abre la muestra. Mezcladas con las imágenes, todas estas voces adquieren “monumentalidad” y “pasan a formar parte ahora de la propia estructura del túnel”.
un elefante Una vez dentro, el visitante se encuentra con dos pantallas sincronizadas. En una de ellas, las palabras antes escuchadas se transforman en “fisicidad, emotividad y sentido de duelo” a través de un elefante africano que Poyo llevó hasta el lugar para filmarlo recorriendo el entorno exterior y el interior de esta gruta artificial hoy en ruinas. Para la grabación, empleó distintas cámaras, algunas de infrarrojos y térmicas para captar al animal en la oscuridad del túnel, y también drones. “Se trataba de hablar no solo del espacio físico, sino también psíquico, porque el lugar en sí mismo impresiona; tiene ocho o nueve metros de ancho, siete de alto, siete kilómetros de largo, y el suelo está cubierto de agua”.
La idea del elefante contiene distintos significados. La carga de trabajo, el trauma y la emotividad, pero también el duelo. “El elefante es uno de los animales que tiene el sentido de duelo más desarrollado”, de ahí su presencia. “Le ves moverse por el lugar e impresiona, se mimetiza con la piedra, pero, a la vez, las imágenes te sacan de allí y por momentos te parece que aquello no está pasando en Burgos...” Y eso que cerca hay cuevas prehistóricas con dibujos de mamuts. Además, el animal “da cuenta de la escala del túnel, pensado para las locomotras Mikado, que eran gigantescas”.
Ese recorrido por el estado actual de la infraestructura se compara, por último, en la tercera pantalla, con las pocas imágenes documentales que existen de la perforación del túnel. “No hay mucho material, he trabajado con imágenes sueltas de distintos momentos de las obras, junto con las de otros túneles que se construyeron en la época”, y ha relacionado esa acción de perforar “con la idea de vaciar un animal, en concreto con la taxidermia de un paquiderno”. También muestra a un elefante en el mundo del espectáculo, comparándolo con cómo las personas han maltratado a los animales a lo largo de los años. “Hay cosas muy bestias”, indica Poyo, que en esta parte se apoya, asimismo, en los poemas Cavando, de Seamus Heany, “por la relación con la tierra”, y Los hombres huecos, de T.S. Elliot.
La combinación de los distintos elementos mencionados hace que el espectador “pueda aproximarse al relato desde distintos lugares”. “Yo no soy un historiador, uso la historia como una fuente más, pero hablo desde la experiencia artística”, termina Txuspo Poyo, que se considera un medio para reactivar esa historia del pasado, dándole visibilidad en el presente. Memoria.