pamplona - La Filmoteca de Navarra recordará esta tarde (20.00) a Pedro Osinaga, fallecido en diciembre, en una sesión en la que proyectará imágenes de su paso por el cine y por obras de teatro. Asistirán su viuda, Tomi; su hija, Cristina, y su hermana, también Cristina, además de amigos como el periodista navarro Santi Arriazu. También la consejera de Cultura, Ana Herrera; José María Moreno, responsable de comunicación del Teatro Gayarre, y Miguel Ángel Barón, expresidente de la Asociación de Periodistas de Navarra.

Santi Arriazu compartió ayer algunos detalles de la larga relación que mantuvo con Pedro Osinaga (Pamplona, 1936). “Le conocí en Madrid en noviembre de 1964. Yo cursaba tercero de Periodismo y Pedro, que acababa de rodar su tercera película, Amor a los 17 años, con Rocío Dúrcal, actuaba en el Teatro Maravillas con Esperanza Roy en la comedia musical Oh... la Dolce Vita”, cuenta. Y sigue: “Al terminar la función, pedí que le anunciaran que un paisano suyo quería saludarle y él mismo vino a mi encuentro. Le expresé mi deseo de hacerle una entrevista y accedió gustoso”. Para Arriazu, Osinaga era “un genio de la versatilidad, capaz de adaptarse a cualquier faceta y medio de interpretación”. Y como persona, “un auténtico caballero, todo bondad; generoso, noble y muy trabajador”. “Por encima de todo destacaría su calidez y ternura”, agrega. Su pasión “fue siempre el teatro” y quizá fue el éxito que tuvo en ese ámbito -con trece temporadas ininterrumpidas con Sé infiel y no mires con quién, por ejemplo- “la auténtica razón de su alejamiento del celuloide”.

En cuanto a la relación con su tierra, el periodista subraya que el actor era “un pamplo’nés y un navarro pata negra”. “Se sentía orgulloso de su cuna y lo proclamaba a los cuatro vientos”. Y, aunque fue reconocido aquí, Arriazu opina que “debería haberlo sido más”. “Pedro dio a Navarra más de lo que recibió de ella”. Su principal legado es “su inmensa humanidad”, destaca este amigo que mantiene “una estrecha amistad” con Tomi, y con su hija Cristina, “a la que quiero”. “Es fruto del amor de sus padres, mis amigos del alma”, termina. - A. Oliveira Lizarribar