Una novela a seis manos
Idoia Saralegui y sus hijas Iruña e Ilia Erro presentan este viernes (19.00 horas) en Abarzuza ‘una vampira con brackets’, su primera novela en común
si escribir en solitario ya es complicado, no debe de ser sencillo hacerlo con varias personas que, además, pertenecen a distintas generaciones. Idoia Saralegui y sus hijas Iruña e Ilia Erro no solo lo han conseguido, sino que han mantenido vivo su proyecto literario durante cinco años. El resultado, Una vampira con brackets (Entrelíneas Editores), novela juvenil que las tres presentarán esta tarde, a las 19.00 horas, en la librería Abarzuza de Pamplona.
“Es la que más ilusión me hace”. Así de claro lo tiene Saralegui, que hasta la fecha ha publicado tres novelas, La proposición de Carola, Fantasías absurdas y El efecto libélula. Y aunque es ella la que se ha encargado de la mayor parte de la escritura, así como de las correcciones, lo cierto es que el peso de las distintas tramas ha estado muy repartido entre las tres, sobre todo entre Ilia e Iruña. Esta última fue la que tuvo la idea. “Me acababan de poner brackets, que no son nada divertidos, y en una comida familiar en un restaurante en Tenerife -‘al que siempre vamos el primer día de vacaciones’, apunta Ilia- comenté ‘¿os imagináis a un vampiro con brackets?” En ese momento, hace más de cinco años, Iruña, que entonces tenía 15, estaba leyendo El beso del vampiro, “que sigue siendo mi libro favorito”, y su madre y su hermana vieron enseguida el potencial de la idea. “Somos muy ansiosas y nada más comer fuimos a comprar libretas, pensando que podríamos escribir la historia durante aquel verano”, recuerda Idoia. Pero, claro, la realidad suele tener sus propios planes y “los personajes empezaron a crecer”, a lo que se sumó que “todas empezamos a vivir distintas etapas vitales”, así que, aunque vivo, el proyecto se fue alargando y atravesando altos y bajos. Por ejemplo, Ilia, “que es la escritora de la familia”, dice, orgullosa, su madre, lo aparcó un poco para dedicarse a un relato, Oli detective, protagonizado por uno de los personajes surgidos, precisamente, de esta historia. Por su parte, Iruña se fue a Australia y más tarde a Irlanda, “y llegué a pensar que habíamos dejado la novela”. Hasta que un día su madre y su hermana, que ahora tiene 13 años, se la presentaron impresa en el mismo restaurante donde empezó todo. “Y ella le dio otra vuelta”, señala Idoia, que en todo momento ha querido que “fueran ellas las que llevaran el grueso de las tramas”. “Hemos funcionado como una democracia, votábamos las sugerencias y se acataba el resultado”, añade. Eso sí, reconoce que se empeñó en “limpiar” el libro de toda referencia erótica, dado que “se dirige a un público de 12 a 16 años” y que el vampirismo a veces se identifica con ciertas conductas de entrega incondicional y demás.
distopías y dramas Para facilitar el trabajo, las tres se repartieron los personajes. Así, Iruña se ocupó de la protagonista, Malena, y de sus amigas; Ilia, de Oli y de los niños de Haití, país muy importante en el devenir de la historia, e Idoia se centró en los padres y profesores. Y las tres han tenido que ir ajustando las edades de cada uno y detalles tan significativos como los usos de las tecnologías -redes sociales, WhatsApp, etc- durante los cinco años que ha durado la escritura. “Hasta en las galeradas tuvimos que cambiar cosas”, incide Idoia, muy contenta de que la afición por la lectura que comparten las haya traído hasta aquí. “En casa siempre ha habido mucha literatura”, dice. Para Iruña, que reconoce que no le picó el gusanillo hasta los 14 años, ahora leer es una pasión. “En mi habitación tengo una caja enorme llena de libros”, cuenta. Le encantan las distopías juveniles tipo Los juegos del hambre o Divergente, pero ahí hay de todo, desde Narnia hasta Papel mojado. Su otra pasión es viajar y para financiarse da clases de inglés y de otras materias. Además, ya es una emprendedora y está creando su firma de ropa. A Ilia le encantan los dramas tipo Cumbres borrascosas y Orgullo y prejuicio y durante una etapa estuvo “obsesionada” con Mujercitas, de ahí el nombre de Martin March, líder de los Vampire Nights, grupo preferido de la protagonista de la novela que acaba de publicar con su madre y con su hermana. Empezó a escribir a los 6 años y ha ganado dos veces el Certamen de literatura infantil del Ayuntamiento de Pamplona.
Ambas tienen ya en mente las tramas de la segunda y tercera parte de esta historia. Idoia quería que fuera solo una, pero sus hijas tomaron el mando y dejaron un final abierto en esta peripecia de Una vampira con brackets. Ahora toca ponerse a escribir.
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