pamplona - Como bien comentaba recientemente Elena Bermúdez, compañera vital y artífice de muchas de sus letras, cuando va camino de cumplir los 74 años, El Cabrero sigue esquivando las piedras que le tiran a dar. “Pensé que, a esta edad, cuando va marcando la retirada, lo respetarían, lo dejarían en paz, pero no se cansan, aunque sepan que las huellas que ha dejado en varias generaciones de aficionados son como éstas labradas por las pezuñas de sus cabras”. José Domínguez El Cabrero hizo un hueco en su agenda, marcada por el sol y por su rebaño, para responder a las preguntas de DIARIO DE NOTICIAS, que le fueron trasladadas gracias a la inestimable ayuda de su hijo José Daniel y su mujer Elena. Pura vida, como dice Kutxi Romero.

“Cuando se despierta un pueblo, no hay miedo que lo asujete”, canta El Cabrero por tonás en su nuevo disco, ‘Ni rienda ni jierro encima’. Pero, usted que las ha visto de todos los colores, crudas y más que crudas, ¿ha perdido la esperanza de que el pueblo se rebele o simplemente hace falta que nos echen más jierro encima, porque está visto que por mucha rienda que nos pongan, la gente ya no sale a la calle ni del palo?

-Sí, el miedo es el arma más poderosa que existe, el poder lo reparte a su antojo y con el miedo controlan al personal. Siembran el miedo, la ignorancia y el odio, to junto, y cosechan un pueblo inculto y aborregao pero borracho de odio y dispuesto a descargarlo contra quién sea la tabilla del coto que le señalen los amos, que tienen todos los medios pa azuzarlos? Nunca pensé ver este panorama, a mi edad. A lo mejor, algún día, ese zapato que les hace daño, con el que no pueden caminar, les hará unas sebauras tan insoportables, que se desharán de él, aunque tengan que caminar algunos pasos descalzos.

Tenga cuidado porque, en los tiempos que corren, cantar que “la culpa la tienen los políticos” o que “el pueblo los terminará echando”, a la que se descuide, puede llevarle ante un juez. ¿No hay peor libertad que aquella que nos venden atrapada en barrotes de miedo?

-Sí, lo dice Armando Tejada en la Coplera del prisionero “Estamos prisioneros, carcelero: yo de estos torpes barrotes, tú del miedo”. Llevo 45 años cantando lo que pienso y mis últimos pasos en los escenarios seguiré haciendo lo mismo. No difamo a nadie, no apoyo la violencia, venga de donde venga, y no soy un intolerante: canto mis verdades y, si me equivoco, rectifico. Si eso hoy te lleva ante un juez, más vale que pongan más personal en los juzgados, porque yo no soy ningún héroe, somos muchos los que cantamos nuestras disconformidades sin hacerle daño a la sociedad.

Vuelve a esta tierra tres años después de su última actuación, tres años en los que han pasado muchas cosas, unas cuantas no muy buenas, ¿hasta qué punto está conectado El Cabrero con lo que sucede en el mundo, tanto en lo más cercano como en lo más lejano?

-No mucho, pero lo suficiente como para ver la falta de humanidad que impera: ahora, otra vez, masacrando al pueblo palestino y nadie lo frena y castiga a los culpables. Y, cada día más, la gente mira pa otro lado. Nos tienen preparados, insolidarios, sumisos, resignados: Ya pueden hacer con nosotros lo que quieran.

Navarra se ha convertido no sé si en su segunda casa, pero sí en una buena posada, donde los rockeros le han abierto los brazos e incluso alguno de ellos toca el yunque en este disco. ¿El rock y el flamenco, para ser de verdad, tienen que salir de la tierra y del corazón, eso es lo que los hace hermanos?

-Para mí, el rock y el flamenco sólo se parecen en que si quienes los hacen no le echan autenticidad y corazón, se quedan en el intento. Kutxi Romero pone el yunque en la toná y Kolibrí, otro navarro, es quien hizo las mezclas y el mastering, el diseño es de Víctor Zapata Bicho’z y otro Zapata, mi hijo, hizo el sonido de grabación y la producción. A todos les sobra autenticidad y corazón. En lo musical no, pero en el resto, hay mucho rock en este disco.

El flamenco, dicen, vive ahora uno de sus mejores momentos, exportado hasta los confines del planeta, llenando grandes auditorios, ejerciendo cada vez más como bandera cultural de una España que apenas se preocupa por su cultura. Cuando ve el flamenco actual, ¿qué siente, qué piensa??

-Sí, el flamenco patrocinado por las instituciones vive su mejor momento, pero el flamenco, no. A ver si soy capaz de contártelo para que se entienda. Antonio Mairena fue quien impulsó los Festivales en los pueblos andaluces allá por los años sesenta y, en los ochenta, era mu raro el pueblo de más de mil habitantes que no tenía un festival. Toda Andalucía sonaba a flamenco en el verano. Los hacían, casi todos, las peñas con ayuda del ayuntamiento y llevaban a los artistas del gusto de la zona, así que había mucha variedad y trabajábamos todos los flamencos. Los jóvenes de esos pueblos se aficionaron escuchando a los más grandes que había y de esa cantera surgieron muchos y buenos artistas. Esa sí que fue época de oro, no tienes más que mirar los carteles. Luego, se encargaron las instituciones de administrar grandes dineros para el flamenco: para los festivales internacionales y las giras de ciertos artistas había grandes subvenciones, pero para los festivales de los pueblos, migajas. Los cachés subieron, porque se les pagaban muy altos a los subvencionados, y en los pueblos ya no podían llevar a figuras con tirón popular. Fueron desapareciendo los festivales flamencos de nuestros pueblos y hoy solo quedan unos cuantos, pero por esos mundos hay mucho flamenco subvencionado desde aquí.

Momentos antes de arrancarse, frente al micro, ya sentado, ¿qué corre por las venas de El Cabrero cuando se va enfrentar a la vida encerrada en cuatro versos, quejíos y acordes?

-Según mi estado de ánimo, elijo el primer cante y luego me preocupa estar a su altura. En ese momento estamos el cante, que es el que manda, y yo, que me comprometo con él. Luego, según me siento, va surgiendo lo que llevo dentro, lo que quiero contar.

Los palos jabera y jabegote, incluidos en este disco (Porque el peligroso es él), creo que son de esos que se consideran abandonaos, ¿me gustaría que me los describiera y que contara por qué ha decidido incluirlos?

-Sí, casi abandonaos y? de toque abandolao. Es un cante que no se prodiga mucho en las grabaciones y en el directo. Como todo lo demás, en este disco, elegí primero las letras y luego los estilos. Y eso de “y sin embargo, se esconde” y “el que no opina y se calla” por su propia musicalidad me llevó a la jabera y el jabegote.

Los años, ¿hacen que duela y corte más el quejío y el cante o, al contrario, los atemperan y los hacen más reflexivos?

-El temperamento lo lleva uno en las venas desde niño, hay quien no se ha quejado en su vida, por mucho que le haya dolido, ni ha protestado nunca ante una injusticia, aunque se la hicieran a él. Con el paso de los años, uno tiene menos facultades, pero los motivos para quejarse han sobrado siempre.

¿Qué puede hacer el arte, el flamenco en su caso, frente a un “pueblo que vota en su contra”, además de decírselo a la cara?

-Nada que no sea repetirlo mil veces. Hay quien es capaz de saltarse un ojo, con tal de ver un tuerto.

Cuando vuelve de un concierto y regresa a sus cabras, a su campo, ¿qué les dice? o simplemente agacha la cabeza, deja que le roce el viento y sigue caminando?

-Ellas sólo entienden de la forma de llamarlas o de reñirles: la voz y el silbido. Lo que agradecen es que vuelva porque los días que falto no salen campo. Por eso, algunas veces, aunque llegue de viaje cansado, si me da tiempo, las saco mientras que haya luz del día. Tengo solo una tropilla, por afición, ando que es bueno a mi edad y me relajo con el silencio y el horizonte amplio, después de la bulla de los viajes y los conciertos.

Imagine a un joven de 18 años, pegado al móvil, bombardeado con canciones que son como la comida rápida, atrapado en miles de vídeos, al que las cabras casi le parecen un animal de ficción porque nunca ha visto una? ¿El futuro asusta?

-Sí, sí que asusta, porque lleva a la deshumanización, y tantas pantallas no dejan ver la realidad, ven la que sirve a los propósitos de los manijeros. Lo de las canciones? una vez, cuando empezaron a hacerse populares cantantes sin capacidad de entonar bien, con voz hueca, sin reaños, sin alma, dije que era la moda del cantar mal. Y lo sigo pensando.

“Le he cantao a casi todo lo que me da que pensar”, con estas nuevas canciones, ¿a ese todo ya le sobra el casi o El Cabrero seguirá pensando en su tierra, en su gente y la gente, y por lo tanto, cantando?

-¡Qué va! Todavía me quedan cosas por decir y cada día hay alguna atrocidad nueva que le revuelve a uno la sangre y te entran ganas de contarlo. Si fuera periodista, lo escribiría, pero yo lo tengo que cantar y mientras la voz me responda, lo haré, aunque, profesionalmente, me iré retirando poco a poco de los conciertos.

¿Callar es morir?

-Sí, aunque estés en una celda, y tu voz no la escuche nadie, tienes que gritar tus verdades al viento y que salgan por la ventana, entre las rejas y si no, por debajo de la puerta.

El concierto de Burlada será la presentación de su nuevo disco, Ni rienda ni jierro encima, pero, ¿sus clásicos estarán ahí?

-Haremos algunos cantes del nuevo disco y siempre se cuela alguno de los clásicos. Me acompaña Manuel Herrera, que está también en el disco.