pamplona - El Orfeón Pamplonés recibió este año la Medalla de Oro de las Bellas Artes, Teresa Catalán ha sido galardonada con el Premio Nacional de Composición Musical y Alfredo Sanzol recibió el premio Nacional de Literatura Dramática. ¡Todo en el mismo año! Una prueba más que clarificadora del empuje y la fuerza cultural que atesora esta pequeña pero fructífera Comunidad Foral de Navarra. Un hito que difícilmente se reproducirá en tiempos venideros y que ayer, como no podía ser de otra manera, tuvo su reconocimiento particular jugando en casa, recibiendo el merecido homenaje en su tierra de manos de la presidenta del Gobierno foral, Uxue Barkos, quién, tras plasmar cada uno de ellos su firma en el Libro de Oro de la Comunidad Foral, les impuso la insignia de Navarra.
En un acto que estuvo dividido entre la reivindicación y la emotividad, acompañado en varios momentos por las cálidas voces del Orfeón Pamplonés, la consejera de Cultura, Ana Herrera, fue la primera en intervenir para, tras apuntar los méritos de las tres partes, resaltar que “contribuís a cohesionar y vertebrar la sociedad, y es de justicia que lo que dais, os sea devuelto con este sencillo agradecimiento”.
De los tres homenajeados, Sanzol fue el primero en tomar la palabra, regalando un discurso de esos que conviene grabar a fuego en la memoria presente y futura. “Cómo puede ser que estemos viviendo en España este momento surrealista y atroz, en el que se condena a cantantes por sus letras o se les retiene después de un concierto con más alegría que a un narcotraficante o a un honrado tesorero con problemas de anotaciones. ¿Qué clase de ley es esta que persigue los chistes y considera de peligrosidad social los cuadros en una feria de arte o las faltas de respeto, llamadas insultos, que tan difíciles son de escuchar en la vida cotidiana, sobre todo en esos centros culturales tan complejos en este país llamados bares? ¿Qué pasaría si esta ley se aplicase como se debe en los bares con la misma rectitud que en los escenarios o las exposiciones? ¿Pasaríamos a ser el 90% de la población reclusos? Y, lo más importante, ¿por qué esta persecución? La buena noticia es que la persecución existe porque la palabra de los artistas importa, la mala noticia es que el poder mal usado, el poder corrupto, se asusta. Siempre lo ha hecho. Sabe que el arte da forma a lo oculto, levanta las alfombras, abre los trasteros y las ventanas. El arte es el enemigo de la hipocresía”. Y no solo eso, Sanzol recalcó que el arte es “lo que da forma a lo invisible, que es lo más importante de la realidad porque delimita su contenido; las fantasías, los deseos, las ideas, los prejuicios, los esquemas y las pajas mentales... Porque lo invisible condiciona nuestra vida íntima y pública”. Siguiendo con un hilo argumental que debiera estudiarse como dogma en los colegios, Sanzol apuntó que “la mayoría de los problemas políticos que como sociedad tenemos se deben a una falta brutal de consciencia, y la cultura es la herramienta fundamental para lograrla. Una sociedad con recursos culturales sólidos es una sociedad consciente, con capacidad para crear un proyecto de futuro, con vías para librar las tensiones de manera creativa y no violenta, con herramientas para reírse de sí misma; y, sobre todo, con habilidad para dar forma y solventar los conflictos. Porque la convivencia se articula a base conflictos, grandes y pequeños; pretender que no existan los conflictos es pretender que no exista la vida, es negar la realidad. El deseo de una sociedad libre nunca se logrará sin ciudadanos capaces de crear una cultura libre. Lo demás es dogmatismo, paternalismo, oscurantismo, sufrimiento, terror y angustia. Para librarnos de todos esos males no hay nada como escribir un buen cuento en el que decir lo prohibido, pintar un sueño que avergüence, escribir un poema que ponga los pelos de punta o interpretar un personaje al que todo el mundo le niega su existencia. La única manera de frenar la oscuridad es poniendo luz”.
Tras varios minutos de aplausos, le llegó el turno a Teresa Catalán que, embargada por la emoción, apenas pudo pronunciar algunas palabras, pero en su rostro se reflejaba el orgullo y la transparencia de la Navarra real, esa que se yergue impulsada por una cultura apolítica, sincera, humilde... Recordó que sus primeras visitas a la estancia que ayer le rendía homenaje llegaron de la mano de su padre, ujier del Palacio de Navarra, una persona que le enseñó “a amar a Navarra y a entender que el trabajo es un servicio”. Una filosofía de vida que, además, le llevó a resaltar que “yo me fui de Navarra formada musicalmente, no me formé fuera”, y destacó las enseñanzas de aquel conservatorio dirigido por Fernando Remacha. “Si con este premio he podido devolver a Navarra un poco de lo que tanto ella me ha dado, para mí es más que suficiente”, apostilló.
Daniel Sánchez, presidente del Orfeón Pamplonés, perfectamente respaldado a la hora de firmar en el Libro de Oro por esa inquieta figura que es el director artístico de la entidad coral, Igor Ijurra, aportó una discurso sólido, vertebrado en el recorrido histórico de la institución que preside, resaltando entre los hitos de la misma la incorporación de las mujeres al coro, en 1903, “lo que nos hizo crecer en todos los sentidos”. Sánchez, con buen criterio, tampoco quiso desaprovechar la oportunidad de reivindicar un mayor apoyo institucional a la cultura. “Es un empuje necesario para impulsar nuestros proyectos, crecer y brindar calidad en forma de música, un bien necesario para todos. Somos conscientes de que nuestro país carece de una cultura del mecenazgo y que resulta complicado trabajar en conceptos como la filantropía. Pero es un reto que nos hemos marcado ya que para nuestra institución es fundamental el desarrollo de una base sólida de mecenas”. Así, tras agradecer la ayuda económica del Gobierno, apoyado en el humor, matizó: “Puestos a pedir, nos gustaría que no solo se mantenga sino que se incremente, ya que eso sería indicativo de que las cuentas del reino van bien”.
El homenaje de ayer concluyó con la intervención de la presidenta del Gobierno foral, Uxue Barkos, quien definió el acto de ayer como “algo de justicia, de reconocimiento de la más hermosa y gratificante de las actividades del ser humano, que es la creación cultural, que seguramente es la que nos hace más personas. Y todo ello en un momento el que vivimos que es convulso por una crisis que está afectando a los cimientos de una sociedad. Así, tener la oportunidad de recordar que nuestra sociedad es capaz de hacer grandes cosas es muy importante”. Tras agradecer a los homenajeados su trabajo, Barkos resaltó su labor como eje de una “visión crítica que nos permite recordar que todo túnel tiene un final con un punto de luz”. Y para ello recalcó a su vez que los galardonados son ejemplo de cómo se pueden “engarzar generaciones” e inculcarles a las mismas “aprendizaje, compromiso, apuesta y convicción”. Un discurso que finalizó reivindicando el arte como “elemento constructor e impulsor de la sociedad en un momento en el que la política no está sabiendo, no estamos sabiendo, dar respuestas”.