Anne (Agnes Grey), Charlotte (Jane Eyre) y Emily Brönte son las tres hermanas de una de las familias más sorprendentes de la literatura universal y la última de ellas es nada menos que la autora de Cumbres borrascosas (Wuthering heights, 1847), ejemplo de fusión en un relato de elementos realistas y fantásticos y novela inolvidable. La difícil vida familiar en un entorno rural muy especial parece haber sido el origen de la enorme creatividad de tres autoras cuya obra merece asiento principal en la universidad de las letras y Emily Brönte, nacida en Thornton (Yorkshire) hace dos siglos, el 30 de julio de 1818, nos dejó hace ahora 70 años pero también nos legó su obra, nacida en forma de poesía y publicada, al igual que ocurriera con sus hermanas, con pseudónimo.

Es Cumbres borrascosas, sin embargo, la novela que asombró y atrajo al lector generación tras generación gracias a lo que muchos especialistas consideran como un ejemplo de rebeldía, desplegada en las páginas de una historia protagonizada por unos personajes atrapados en una aventura tan romántica como complicada. No debe olvidarse, en cualquier caso, que el reconocimiento a nivel internacional de dicha obra llegaría, esencialmente, una vez fallecida la autora, pues en vida, las hermanas debieron mantener el anonimato y su verdadero nombre tras otros masculinos, nombre real que en el caso de Emily se conoció cuando la autora hubo de acudir a determinadas citas con su editor de Londres a causa del éxito de las distintas novelas reseñadas más arriba o el de algunos libros de poemas editados poco antes de ese mágico año de 1847.

Bien, pues Alba Editorial ha presentado recientemente su Poesía completa, cita ineludible con el origen de gran parte de toda esa creatividad. Y Siruela ha dado salida hace unos meses a El gabinete de las hermanas Brönte, retrato de la familia Brönte a través de sus objetos personales y a cargo de Deborah Lutz.