la Obra Social la Caixa y el Museo Reina Sofía han armado una exposición que recorre los entresijos que se esconden tras la gestación y posterior andadura del Guernica, la icónica pintura que Pablo Picasso creó tras la conmoción que le provocó el bombardeo de la villa vizcaína en 1937 y y que hace mucho tiempo trascendió las fronteras del arte para convertirse en un emblema mundial de paz y lucha contra las injusticias. Picasso. El viaje del Guernica está ya en Pamplona gracias a la colaboración de los promotores con la Fundación Caja Navarra y el Ayuntamiento de la ciudad, donde permanecerá hasta el próximo 3 de noviembre.
Como recordó ayer la directora territorial de CaixaBank en Navarra, Ana Díez Fontana, el paseo de Sarasate se ha convertido desde hace algunos años en una “sala de exposiciones” que ha albergado, entre otras propuestas, las esculturas de Henry Moore (2015) o las fotografías de Sebastiao Salgado (Génesis, 2017) y que ahora se adentra en las entrañas del Guernica de la mano de un espacio de 200 metros cuadrados (dos tráileres unidos) en el que el público podrá observar numerosos materiales originales de la creación del cuadro, así como piezas audiovisuales que ofrecen una nueva perspectiva sobre su historia y numerosos documentos -artículos, fotografías, manifiestos, ilustraciones, etcétera- que se inspiraron, y aun lo hacen, en ella. Y es que, como señaló durante la inauguración el alcalde de Pamplona, Joseba Asiron, el Guernica es, sin duda, “una de las obras más conocidas, influyentes y espectaculares de todos los tiempos”. “Una persona cercana a Picasso decía que al artista le divertía conocer las interpretaciones que se hacían de la obra”, continuó el primer edil, que, como muchos opinan, señaló que seguramente se trata de una obra que ha acabado trascendiendo al significado que tenía en el momento de su creación, “y hoy es todo un símbolo de paz y de libertad que ha sido utilizado en conflictos de todo el mundo”. “Picasso realizó esta obra desde su compromiso político y esa falta de inocencia y ese dolor que contiene hicieron de ella un poderoso documento de denuncia y reivindicación”, agregó.
como el cuadro no viaja... El alcalde también citó al mismo Picasso, que dijo que el arte no es algo decorativo, sino “un instrumento de guerra ofensiva y defensiva contra el enemigo”. Frase que compartió Carlos Martín, historiador de arte y asesor de la muestra. Y es que no hay que olvidar que el origen del cuadro está en un encargo que el Gobierno de la República hizo al pintor para el Pabellón de España de la Exposición Internacional de París de ese año, 1937. “Entonces él tenía 56 años y era el artista más relevante del mundo, pero atravesaba una crisis creativa y no se le ocurría ningún tema para la obra”, contó Martín. En este contexto se produjo el bombardeo de Gernika a manos de la alemana Legión Cóndor, que no era el primero sobre población civil, “pero si el primero que se documentaba tan bien”, con abundantes imágenes de personas sufriendo y edificios derruidos que debieron estremecer al genio malagueño, ya que el suceso se produjo el 26 de abril “y el 1 de mayo ya estaba pintando los primeros bocetos”.
Picasso terminó el cuadro en cinco semanas y el proceso -las dudas, los elementos que se incorporan y los que se eliminan- puede verse con detalle en un esclarecedor audiovisual montado a partir de las fotografías tomadas en su estudio por Dora Maar.
El Guernica fue la respuesta de Picasso al encargo del Gobierno de la Segunda República en plena guerra civil y con un claro significado antibelicista. El pabellón fue concebido como una “máquina de propaganda” por el Ejecutivo legítimo español, y tras finalizar la exposición, “y viendo que se está perdiendo la guerra, Picasso permitió una itinerancia del cuadro por distintos lugares” precisamente para lanzar un mensaje. Así recorrió el mundo plegándose y desplegándose hasta que, en 1944, el artista decidió que se quedara en el MoMA de Nueva York, hasta que se restablecieran las libertades públicas en el Estado español.
no regresó porque nunca estuvo Picasso murió en 1973, dos años antes que el dictador, y no pudo ver cómo a partir de 1975 empezaron los movimientos para que el cuadro se instalara en Madrid. “No se puede decir que regresó a España porque nunca había estado, pero sí que es verdad que estaba en la cabeza de la gente; la sociedad civil ya se había apropiado de él”. Y los políticos lo sabían. “Hubo que demostrar que existían libertades en España”, y luego el problema fue encontrar la documentación en la que figuraba el pago de 150.000 euros de la República a Picasso, ya que los herederos, que sabían el valor que tenía el cuadro, tenían otras intenciones. Tras hallar el contrato y con la total disposición del MoMa se llevaron a cabo las negociaciones diplomáticas que concluyeron con la llegada del Guernica a Madrid en 1981 en un viaje digno de una trama de novela. La exposición continúa hasta 1992, cuando se instaló en el Museo Reina Sofía, donde se puede ver hoy, tan vigente como siempre. “Si hay una obra que represente el exilio y a los refugiados es el Guernica”, afirmó Carlos Martín.
El terror y el dolor, reactivos para Picasso. Picasso se entera del bombardeo de Gernika a través de la prensa francesa y el episodio le decidió a plasmar aquella sensación de horror en el encargo que le había hecho el Gobierno de la República. Alquiló un espacio en la calle Grands-Augustins de París e inició un proceso en el que abordó simultáneamente los motivos de su obra tanto en dibujos y en composiciones en papel como en el gran lienzo. Elaboró 45 bocetos preparatorios. Dora Maar documentó las distintas fases del proceso. El pintor recibió visitas oficiales y extraoficiales de distintas personalidades durante la creación de la obra. La pintura se exhibió por primera vez el 25 de mayo de 1937, en el Pabellón de España en la Exposición Internacional de París.
Reclamo propagandístico internacional. Tras la clausura de la exposición de París, el 25 de noviembre de 1937, el Guernica inició un periplo internacional como obra de arte y como reclamo de propaganda política. Visitó Escandinavia, Inglaterra y Estados Unidos.
Más de 40 años en el MoMA. En 1944, durante la represión franquista, Picasso decidió que el cuadro se quedara en el MoMA hasta que el pueblo español recuperara las libertades arrebatadas. A partir de entonces realizó varias exposiciones por EEUU. En 1947 se organizó un simposio sobre sus distintos significados. Casi 30 años se convirtió en símbolo de lucha contra la guerra de Vietnam y en 1974 un activista atentó contra la pintura como gesto de protesta por la situación mundial. A mediados de siglo, el cuadro volvió a Europa para realizar una gira.
Negociaciones para el retorno del ‘último exiliado’. Tras la muerte de Franco se iniciaron las gestiones para traer la obra. Llegó a Madrid el 10 de septiembre de 1981, rodeado de enorme expectación y enormes medidas de seguridad. Se instaló en el Casón del Buen Retiro, rehabilitado para acogerlo, dentro de una urna de cristal antibalas. En 1992, se trasladó, junto con otras obras de Picasso al Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, y en salas contiguas se expusieron los dibujos y bocetos.
Icono de protesta universal. El Guernica es casi desde su primera exhibición es icono de paz empleado de manera recurrente en toda clase de contextos: conflictos bélicos, cárceles, movimientos antibelicistas, solidarios y distintas protestas contra la injusticia.