barcelona - Barbet Schroeder, que a lo largo de su carrera ha abordado todo tipo de temas candentes, acaba de volver de Myanmar impactado por “como se azuza el odio racial a través de internet en todo el mundo” y ya tiene en marcha otro proyecto también relacionado con el choque cultural, según anunció ayer.

A sus 77 años de edad, Schroeder mantiene intacta su capacidad de sorpresa y hay realidades que le siguen impresionando, como la que ha visto durante el rodaje de Le vénérable W, un documental que se incluye en la retrospectiva que le dedica estos días la Filmoteca de Catalunya y que habla de las tensiones entre musulmanes y budistas en el país de los rohinyás.

Tras este filme, el realizador ha puesto en marcha otro proyecto “muy diferente”, según dijo ayer, porque deja el documental para volver a la ficción, pero en el que incide sobre el tema de los refugiados, en este caso los argelinos que pelearon del lado francés en la guerra de Argelia y que acabaron en campos de refugiados.

El punto de partida para esta nueva película es el libro de Alice Zeniter El arte de perder, pero Schroeder prefiere no revelar mucho más porque sabe que levantar una película es muy difícil, incluso para él, y no quiere que nada se tuerza.

Prefiere hablar de su última película estrenada, Le vénérable W, sobre la controvertida figura de Wirathu, un líder budista de Myanmar que promueve el odio racial y la islamofobia.

“Viajé a Myanmar tratando de saber cómo un monje budista puede ser responsable de un genocidio y encontré que las noticias falsas y la propaganda por internet que favorece gobiernos promueve el racismo y ha aupado a Trump al poder, también es responsable de lo que pasa en este país y en otros, como Sri Lanka”, reveló.

la trilogía del mal Le vénérable W forma parte de la trilogía del mal, que completan los largometrajes Général Idi Amin Dada: Autoportrait: Autoportrait y L’avocat de la terreur. El primero es un documental sobre el dictador ugandés responsable de la muerte de 300.000 compatriotas suyos entre 1971 y 1979, que saltó a la actualidad internacional cuando ordenó la expulsión del país de todos los habitantes de origen asiático.

Schroeder recordó que consiguió realizar este fabuloso retrato gracias a la vanidad del dictador: “Sólo le dije que me contara cómo era él mismo, desde su punto de vista, que yo lo mostraría tal cual, sin denunciar, y fue él quien empezó a hablar de sí mismo y a decir cosas que parecían irreales pero eran verdad”.

“Es como ahora -añadió-, que Trump dice que él es muy listo y desprecia a mentes privilegiadas y parece mentira que pueda decir algo así, pero lamentablemente es verdad”.

La retrospectiva incluye More, el debut de Schroeder, rodado en Ibiza en 1969 y obra de culto de espíritu hippy; Barfly, a partir de un guión de su amigo Charles Bukowski; o Mujer blanca soltera busca.

El director de La virgen de los sicarios también habló de su etapa como productor de Eric Rohmer, del mejor Rivette y de Néstor Almedros, maestros con los que comprendió que “hay que luchar mucho para financiar una película y tienes que escuchar muchos reproches de personas que no saben de lo que hablan, pero si hay talento, al final se reconoce”. - Efe