Rojo. Ese fue el color que tiñó ayer la previa de la gala de la 33ª edición de los premios Goya. Porque roja era la alfombra, pero también el color de los abanicos que lucieron los invitados, unidos bajo una misma reivindicación feminista, clara y directa: ni una menos.

Un total de 2.500 abanicos fueron repartidos ayer, en un gesto a favor de la igualdad y en contra de la violencia machista. Pasadas las seis y media de la tarde llegaron los primeros invitados a una alfombra roja en la que aguardaban tanto periodistas como medios gráficos. Susi Sánchez, Itziar Castro y Antonio Dechent fueron los encargado de abrir el desfile. Temprana fue también la llegada de Andreu Buenafuente y Sílvia Abril, encargados de conducir la gala de anoche. El humorista catalán reconoció estar ilusionado por presentar los Goya. La pareja portó un traje de Toque de Sastre y un vestido de Nacho Aguayo para Pedro del Hierro diseñados exclusivamente para la ocasión.

Rosalía, una de las artistas españolas con más reperucisión internacional actualmente, fue centro de las miradas. La cantante catalana portó un kimono de Juan Vidal, que sorprendió a muchos y avanzó que le gustaría “seguir haciendo incursiones en el cine”, tras su debut cinematográfico en Dolor y gloria bajo las órdenes de Pedro Almodovar. Sorprendente y muy comentado fue también el pomposo vestido blanco y negro con capucha que lució Macarena Gómez, diseñado por Teresa Helbig.

nervios previos a la gala Era uno de los protagonistas de la noche y Rodrigo Sorogoyen también se sumó a la inicativa de Ni una menos, con abanico rojo de por medio y que esquivó la papeleta de favorita para El reino. “Estoy muy nervioso”, reconoció ante las cámaras el cineasta madrileño, con elegante esmoquín. Otro nombre gordo, Juan Antonio Bayona, tampoco faltó a la gala, apostando también por el clásico esmoquín. “Espero que esas tres nominadas a Dirección Novel sea un síntoma de que esto está cambiando”, reivindicó.

Animado fue el desfile del equipo de Campeones, que disfrutó de los posados ante los medios. Además, Gloria Ramos, que optó al cabezón de Actriz revelación, hizo historia al convertirse en la primera mujer con discapacidad intelectual nominada a un Goya. Y ajena a los focos del cine, pero centro de diana musical, la navarra Amaia Romero fue también una de las invitadas más reclamadas ayer.

Una de las actrices más esperadas fue Penélope Cruz, con un vestido grisáceo de Chanel y acompañada por Pedro Almodóvar, quien lanzó un dardo a Vox: “He decidido no hablar ni nombrar a ese partido, le niego la existencia”. Reivindicación femenina y política.