Pamplona. El Archivo Real y General de Navarra ha recibido en donación el fondo documental de la Agrupación Coral de Cámara de Pamplona, para su integración en el programa de Archivo de la Música y de las Artes Escénicas de Navarra.

El fondo documental donado incluye documentación administrativa, partituras, fotografías o carteles, fruto de sus 73 años de actividad, ha informado el Ejecutivo foral.

La consejera de Cultura, Deporte y Juventud, Ana Herrera, ha destacado la extensa trayectoria de la agrupación y su contribución a la cultura y sociedad navarras, en un acto en el que le han acompañado la vicepresidenta de la coral, Celia Poza, y el director del Servicio de Archivos y Patrimonio Documental, Joaquim Llansó.

El archivo de la Coral de Cámara de Pamplona entregado en donación se divide en diferentes secciones, la primera la de música notada, centrada en la tipología documental especifica de las partituras en cualquiera de sus formas, esto es, tanto manuscritas, impresas o digitales.

Otra es la Sección histórica y administrativa, que recoge la documentación administrativa, de gestión e histórica generada por la Coral desde el inicio de su actividad, que incluye: libros de actas, correspondencia, contabilidad, documentación de personas socias, memorias artísticas y libros de Honor, así como la documentación relativa al concurso de composición o contratos con discográficas.

En la Sección de hemeroteca se incorporan publicaciones periódicas y dosieres de prensa; en la Sección fotográfica se diferencian las imágenes procedentes de actividades propias de la Coral y la colección de retratos; y en la Sección de documentos gráficos hay tanto programas como carteles.

A ellas se suman la Sección de documentos sonoros, en la que se incluye la colección discográfica; y la de Objetos, que forman un apartado singular en el que se incluyen elementos propiedad de la Coral, tanto trofeos, medallas o esculturas como utensilios empleados en el desarrollo de su actividad.

Los donantes, como titulares de los derechos de propiedad intelectual de las obras donadas, y por extensión de los derechos de explotación de las mismas, ceden con carácter no exclusivo los derechos de reproducción y de comunicación pública, de acuerdo con la Ley de Propiedad Intelectual, para que se puedan poner a disposición del público.

Por su parte, la Administración se compromete a garantizar la consulta y reproducción de los documentos donados cuando así corresponda; y respetar, en su caso, los derechos morales del autor, así como su procedencia haciendo constar la autoría correspondiente en todos los usos públicos de los bienes donados.

También se compromete proceder al tratamiento archivístico del fondo musical y ponerlo a disposición de la ciudadanía; e iniciar un proyecto de digitalización de la documentación, con objeto de generar copias de alta calidad.

Las mismas fuentes recuerdan que la Agrupación Coral de Cámara de Pamplona nace en noviembre de 1946 en el domicilio de Luis Morondo, compuesta por doce coralistas, con el fin de interpretar la polifonía de los siglos XV, XVI y XVII, cristalizando así una iniciativa que no halló arraigo en el Orfeón Pamplonés.

Unas semanas más tarde, el 11 de diciembre, tuvo lugar su primera aparición pública en el Coliseo Olimpia, en un concierto de ciclo de la Orquesta Santa Cecilia, con un rotundo éxito.

Ya en 1947 la Coral inició su actividad fuera de Navarra, concretamente en Logroño y San Sebastián, para extender sus actuaciones, en un plazo de cinco años, a las principales salas de conciertos de todo el mundo, en buena medida gracias a la consecución del Gran Premio del Concurso Internacional de Coros de Lille, en mayo de 1950.

Fueron singularmente celebradas por la crítica sus interpretaciones en Francia, Inglaterra, Alemania, Argentina, Estados Unidos, URSS, Israel y Argelia, entre otros países, y en España, donde interpretaron en espacios tan relevantes como el Palau de la Música Catalana o el Teatro Real de Madrid.

Participó además en los principales y más concurridos festivales internacionales, actividad que mantiene con singular dedicación en nuestros días.

Fruto de la amistad entre Luis Morondo y Fernando Remacha, el autor tudelano compuso diversas obras para la Coral, aunque también Salvador Bacarisse realizó diversas obras para la Coral, así como otros autores miembros de la generación del 27, algunos de ellos exiliados como Julián Bautista o Eduardo Grau, del prestigio de Oscar Esplá y Joaquín Rodrigo, a los que se sumarían el húngaro Paul Arma o el francés Henry Sauguet.

En la década de los 70 la Coral estrenó en España la obra Transfiguración de Tomás Marco y Arrano Beltza del alsasuarra Agustín González Acilu, de quien a finales de los 80 realizará el estreno absoluto de Izena ur izana.

Tras el fallecimiento de Luis Morondo en enero de 1983, le sucedieron en la dirección José Luis Eslava, quien mantuvo la identidad genuina de la Coral; Máximo Olóriz (en 1994), quien incorporó al coro jóvenes voces con el consiguiente cambio en el estilo interpretativo anterior; Koldo Pastor (en 1998), quien introdujo la interpretación de la música más vanguardista como eje fundamental de su repertorio.

También cogieron la batuta del coro Pello Ruiz (en 2001) y David Guindano (en 2004), quien profundizó en el repertorio de la música antigua, creó un coro profesional especializado dentro de la Coral, Nova Lux Ensemble, y puso en marcha el Primer Concurso de Composición Luis Morondo para incentivar la nueva creación.

A partir de 2008 se sucederían en la dirección artística Jesús Echeverría, Sergi Moreno-Lasalle o Josep Cabré, hasta que en 2013 accede David Gálvez, quien regresa al legado de Morondo, Eslava y Koldo Pastor y amplía el repertorio con nuevos estrenos, para introducir a la Coral en el mercado musical actual.

A lo largo de su trayectoria la Coral se ha hecho acreedora de importantes reconocimientos, los últimos la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo (en 2005) y el Premio Príncipe de Viana de la Cultura (obtenido en 2018).