madrid - Muy pocos artistas dibujaron tanto y pintaron tan poco como Leonardo da Vinci, de cuya muerte se cumplen 500 años. Existen unos 30.000 dibujos de sus numerosos cuadernos de estudios sobre fenómenos naturales, inventos, lugares o ideas, pero de sus pinturas no han sobrevivido más de 15 y un mural.

Da Vinci, prototipo que encarnó mejor el ideal renacentista del hombre como medida de todas las cosas, representado en el Hombre de Vitruvio o en el estudio de las proporciones ideales del cuerpo humano, fue no sólo una de las personalidades más polifacéticas de la historia, sino el que unió como ninguno ciencia, técnica y arte. Y es que, tal y como le describió el historiador vienés Ernst Gombrich, Leonardo tenía un “apetito voraz de detalles” y una visión de conjunto, dominaba y admiraba la geometría y el dinamismo, elementos esencial de su ciencia. Da Vinci describió y dibujó a fondo los mecanismos del cuerpo humano y dejó claro que era mucho más que una máquina e incluso integró principios orgánicos y metabólicos en sus diseños arquitectónicos y urbanísticos.

Para el historiador del arte y académico español Víctor Nieto Alcaide, Leonardo fue el artista que llevó hasta sus últimas consecuencias la experimentación de un sistema regular basado en la observación de la naturaleza como expresión ideal de una belleza suprema, y desarrolló un nuevo clasicismo, monumental y estético. Un carácter interdisciplinar que le convirtió en el arquetipo del hombre universal del renacimiento.

Un mechón, la última ‘reliquia’ La memoria de Leonardo impregna todo en su Vinci natal, un pueblo toscano que ahora aspira a ahondar aún más en su mítica figura mediante el análisis de un mechón de pelo atribuido al genio y presentado ayer en público con motivo del quinto centenario de su muerte. La reliquia ha sido expuesta por primera vez en la inauguración del Museo Ideale de esta localidad, que se vuelca en conmemorar el legado del erudito más ilustre, fallecido el 2 de mayo de 1519, en el complejo palaciego de Amboise, y su cadáver inhumado el 12 de agosto de ese mismo año en la iglesia de San Florentin.

El museo es una pequeña colección con documentos que pretenden arrojar luz en la vida del humanista, aún envuelta en cierta aura de misterio, y la pieza más importante es un pequeño marco que conserva algunos pelos bajo el lema Le cheveux de Leonardo da Vinci. Son solo unos pocos pelos blancos atribuidos al humanista y comprados a un coleccionista estadounidense cuya identidad no ha sido revelada, aunque la veracidad de los restos debe ser puesta entre “muchos interrogantes” y ser estudiada científicamente, sostuvo el director del museo, Alessandro Vezzosi.

En 1863, el escritor Arsène Houssaye emprendió la búsqueda de la tumba de Leonardo entre las ruinas de una parte del castillo y logró encontrar el féretro y sus huesos, gracias a una lápida que indicaba la inscripción “Leonardus Vinci”. Houssaye supuestamente recuperó el cuerpo del maestro, sepultado después en una tumba reconstruida en 1874 en el Castillo Real, pero se quedó con algunos pelos del cadáver y con un anillo de bronce arrancado de sus falanges y expuesto ahora en Vinci. - Efe

‘La Gioconda’. La más enigmática y la más famosa de todas. La incógnita sobre la identidad de la modelo, su gesto (¿sonrisa o indiferencia?) y la relación del pintor con la obra la han convertido en el cuadro más famoso del mundo. Cerca de diez millones de personas la visitan cada año.

‘Hombre de Vitruvio’. Leonardo interpreta con genio y precisión en el cuerpo humano las ideas sobre las proporciones del arquitecto romano Vitruvio. Usó como unidad de medida el dedo, las extremidades, la mano o el pie.

‘La última cena’. El enigma y el misterio que rodea al fresco van desde la identidad de los retratados hasta la posición de las manos.

‘El feto en el útero’. Da Vinci diseccionó cadáveres durante toda su vida y retrató con detalle órganos como el cerebro, el corazón o un cráneo diseccionado. Una de sus obras más famosas es este estudio (1511 aproximadamente), elaborado con tiza roja que muestra el útero durante un embarazo, con un feto en posición de nalgas.

‘Hélice de helicóptero’. Es difícil escoger solo uno de los inventos que Da Vinci diseñó en el campo de la aviación. Entre sus bocetos se encuentra una aeronave con alas curvas, un planeador con alas móviles, un paracaídas o la primera hélice horizontal.

‘Salvator Mundi’. La obra más cara de la historia (subastada por 450 millones de dólares) y también la única de Da Vinci en manos privadas. En ella se puede ver a un Jesucristo con fondo de penumbra, la mano derecha alzada levantando dos dedos en señal de bendición y, en la izquierda, una esfera de cristal.

‘Ciudad ideal’. El genio renacentista proyectó su ciudad ideal formada por edificios altos y calles subterráneas.