pamplona - “El Gran Hermano te está observando”, apuntaba George Orwell en 1984, su distópica novela que vio la luz el 9 de junio de 1949. Y ahora, casi 70 años después, quizá ese Gran Hermano no exista -todavía, dirán algunos-, pero ahí queda el control y dependencia que la era digital somete a gran parte de la sociedad. Una vigilancia a la que la artista Monika Aranda se enfrenta en su última instalación, Panóptico. La instalación, que puede visitarse hasta el 30 de junio en el Horno de la Ciudadela de Pamplona, invita a reflexionar acerca del aislamiento digital existente hoy día, dice su autora. ¿Cómo? A través de una mirilla y... observando, claro.

La creación artística, inspirada en el diseño de cárceles como La Modelo (Barcelona) cuya estructura permitía el absoluto control de todos los presos desde un mismo punto, recrea un panóptico de cinco brazos, donde cada uno de ellos alberga una propuesta artística. Todas ellas, además, con una técnica artística diferente, ya que Panóptico busca una reflexión sobre el propio arte.

“Quería hacer una similitud con el panóptico y las cárceles, con la vigilancia a la que estamos sometidos todos cuando nos pensamos que tenemos toda la libertad del mundo en el bolsillo”, explica Monika Aranda (Pamplona, 1976), que busca esta reflexión precisamente desde la propia observación individual.

tras la mirilla Cada uno de los brazos de la instalación tiene dos mirillas -de dos alturas diferentes- y para ver la obra artística que se halla en su interior, el visitante debe acercarse y mirar por ella. “Quiero jugar con el visitante, crear curiosidad por lo que va a ver y provocar así una sorpresa sobre al panóptico digital en el que estamos todos metidos sin darnos cuenta”, apunta la artista y arquitecta, que compaginará durante mayo y junio la instalación en el Horno con la muestra Figurantes en el Teatro Gayarre.

En cuanto a lo que uno podrá encontrar, no quiere desvelar demasiados detalles, ya que busca “jugar con lo oculto y la curiosidad de ver”, pero adelanta que hay pintura -en la imagen que ilustra la noticia, el cuadro fuera del panóptico-, fotografía, una instalación y “sorpresas”. El abanico artístico responde a su interés por “hablar de distintos lenguaje plásticos”, ya que últimamente se ha encontrado “con muchos detractores del contemporáneo y me ha sorprendido, así que quería unificar a figurativos, conceptuales, instaladores...”.

Todas ellas sirven para reflexionar sobre cómo “cuando te metes en una página web, van a comprar tus preferencias e intereses y te bombardearán con anuncios según ello”, por lo que “si tú miras algo en Internet, alguien está mirando cómo miras Internet”; o también hay un dardo hacia redes sociales y “cómo en Facebook o Instagram, cada uno muestra lo que quiere de su vida y los demás miramos esas parcelas”.

observadores vigilados Recuerda Aranda que cuando el panóptico se inventó fue para poder vigilar a todos los presos y éstos, a su vez, tuvieran la sensación de ser vigilados. Un control que equipara a día de hoy con “todas las cámaras de vigilancia” que hay en las calles”, como si de “un Gran Hermano o la era de George Orwell de 1984” se tratase. Y de la que nadie escapa.

Y es que según reconoce la artista, pese a no tener WhatsApp y ser “old school”, quizá termine cediendo a las redes sociales, esas que aíslan tanto a quienes las tienen, como a los que no. “Cuando hay dos personas en un bar y están contestando whatsapps es una especie de aislamiento... estés dentro, o no, del mundo digital”, concluye, sobre una era 2.0 que ahora desafía con Panóptico. Y a partir de hoy, de martes a viernes de 18.30 a 21.00 horas, los sábados de 12 a 14.00 y de 18.30 a 21.00 horas, y los domingos y festivos de 12 a 14.00 horas, el visitante podrá observar en el Horno de la Ciudadela cómo es eso de ser vigilado.