tras el final de la Segunda Guerra Mundial (1945), la televisión comenzó una agitada carrera que en nuestros días sufre una aceleración extraordinaria por el influjo de la revolución digital, cuya fase final no se vislumbra de momento con avances técnicos y científicos que amenazan con cambiar el ritmo y contenidos de la vida de los ciudadanos sometidos a una alteración de sus hábitos de vida y consumo, desde las telecomunicaciones e informática. La escena del televisor como centro de atención de la vida familiar, con un modelo de programación clásico y reconocible está amenazada de supervivencia. Los canales de distribución de los modelos tradicionales de hacer tele han experimentado una notable transformación, que ha obligado a los programadores a cambiar contenidos, ritmos y modos de ofrecer la tele. El cambio más significado ha sido el fenómeno de las series, piedra angular de las teles y plataformas digitales en el día de hoy. No se trata tanto de consumir tele convencional cuanto de aprovechar las ofertas de Netflix, HBO o Movistar+. Series temáticas, seriales centrados en un personaje o una situación familiar/ciudadana comunitaria dan pie a minutos de entretenimiento, desplazando los hábitos de consumo hacia algo distinto de la tradicional tele. El primer mercado de este tipo de producciones, el norteamericano, ofrece anualmente más de 500 series para todos los gustos, con suerte dispar, con todos los productores en busca del pelotazo y las audiencias millonarias. El anuncio de que La casa de papel va a ofrecer próximamente la segunda temporada con el gancho narrativo de un golpe a la sede central del Banco de España, como anzuelo narrativo de la más internacional de las series producidas por estos lares, es buen ejemplo del éxito comercial de una combinación de narración policíaca con sorprendente atraco por medio, que sorprende y captura al personal. Las series al poder; una nueva manera de ver la tele.