mérida - La historia bíblica de Sansón y Dalila, una “ópera democrática y sin barreras”, basada en el amor y el “odio cronificado que hace que pueblos enteros se aniquilen”, en palabras de su director, Paco Azorín, abrirá hoy la 65 edición del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida.

El director del festival, Jesús Cimarro, puso ayer de relieve que se trata de un montaje “especial y único” en el se batirá un récord de intérpretes en escena, con unas 450 personas en total, entre figurantes, solistas y los integrantes del Coro de Cámara y de la Orquesta de Extremadura.

Los más de 300 figurantes que se dan cita en el montaje, mezclados con los cantantes del Coro de Extremadura, pertenecen en su mayoría a colectivos con discapacidad en la región y a grupos de teatro no profesionales, un ambicioso proyecto con el que Azorín quiere hacer inclusiva y acercar a todos un género tan elitista y exclusivo como la ópera.

La mezzosoprano María José Montiel, Premio Nacional de Música en 2015, encabeza el reparto junto al tenor neoyorquino Noah Stewar y en el que se dan cita también el tenor Alejandro Roy y los barítonos David Menéndez, Simón Orfila y Damián Castillo, bajo la dirección musical de Álvaro Albiach al frente del Coro y la Orquesta de Extremadura.

Solistas, músicos y figurantes, estos últimos para representar a un pueblo de refugiados, dan vida a esta tragedia en tres actos que habla de los conflictos y de la rivalidad entre los pueblos, del amor y del odio congénito del ser humano.

patrimonio inmaterial Por otro lado, el alcalde de Mérida, Antonio Rodríguez Osuna, dijo ayer que la ciudad “no va a renunciar” a que su Festival Internacional de Teatro Clásico sea declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. “Con más de cien años a sus espaldas y 65 ediciones, el festival debe tener ese reconocimiento”, añadió.