madrid - Dos años antes de su muerte, cuando la ceguera solo le permitía ya dictar, Andrea Camilleri dedicó a su bisnieta un texto en el que repasó su trayectoria personal y literaria junto a la historia mundial del último siglo. Háblame de ti. Carta a Matilda se publica ahora en español como despedida del escritor italiano, fallecido en julio pasado.

Camilleri iba a cumplir 92 años y ya no podía leer ni escribir. Pero mantenía su proverbial lucidez. Suficiente para componer un texto tan breve como intenso: 120 páginas destinadas a su bisnieta -quien en 2017 iba a cumplir 4 años-, que resumen su vida y los acontecimientos históricos que la rodearon. Desde el fascismo al nacimiento de la república italiana, la mafia, el terrorismo, la corrupción, el populismo, el proceso de unión europea y la inmigración. Esta Carta a Matilda, que la editorial Salamandra acaba de publicar puede leerse como el testamento literario de Camilleri. Sus seguidores encontrarán claves de su pensamiento, su personalidad y sus procesos creativos. Todo contado con una sencillez propia de un maestro del relato y una honestidad apabullante.

En cambio, Matilda -y el resto de lectores- no hallarán en estas páginas grandes profecías: “No consigo imaginarme el mundo dentro de veinte años, ese mundo en que te tocará vivir”, dice Camilleri al comienzo del libro, antes de afirmar, casi al final, que la única manera de aprender a vivir la vida es viviéndola. Cada uno la suya. Pero sí hay algunos principios vitales: “No compartir las ideas de una persona, cuando son certeras e inteligentes, no significa en absoluto rechazarlas. Al contrario”. Se lo dijo Orazio Costa, uno de los mayores maestros teatrales del siglo XX, a un joven Camilleri, que le acabó adoptando como profesor de dirección teatral y como “un maestro de la vida”.

el éxito Insiste Camilleri en estas páginas en que “lo mejor” de su escritura se encuentra en sus novelas históricas y en la trilogía de “la metamorfosis” que inició El beso de la sirena. “He acabado siendo un escritor de un enorme éxito, aunque quiero confesarte que nunca he conseguido explicarme los motivos”, afirma a su bisnieta, a la que precisa que el éxito “no llegó a entrar nunca” ni en sus relaciones familiares ni en sus relaciones con el mundo. - C. Gosch