Bilbao - Fotografías de Thomas Struth, arte cinético del venezolano Jesús Rafael Soto y desde la pasada semana, obras maestras del arte francés y alemán del siglo XIX y primera mitad del XX de la colección de la Kunsthalle de Bremen. El Guggenheim Bilbao presentó la última exposición temporal de este otoño-invierno, que viaja a Bilbao después de que el museo alemán vaciara sus sesenta salas para acoger una muestra monográfica dedicada a la importancia del icono en la historia del arte.

La muestra, que está patrocinada por Iberdrola, reúne 160 piezas creadas desde principios del siglo XIX hasta mediados del XX y pertenecientes a artistas fundamentales alemanes y franceses del neoclasicismo, el romanticismo, y los entonces rompedores movimientos artísticos del impresionismo, el realismo, el posimpresionismo, el expresionismo y el surrealismo. Según explicó en la presentación Juan Ignacio Vidarte, director general del Guggenheim Bilbao, la exposición exhibida en el tercer piso del museo, “ayuda a contextualizar las obras de arte moderno con otras de artistas del siglo XIX y primeras décadas del XX y a seguir desarrollando nuestro programa de Fundamentos del Arte Actual”. Vidarte definió, además, la Kunsthalle de Bremen “como un caso absolutamente singular en el mundo de los museos, por su génesis y sustento privado, en el que no participa ninguna gran institución pública o religiosa”.

La sociedad que dirige la Kunsthalle fue creada hace aproximadamente 150 años con el objetivo de preservar la cultura ante los grandes recortes económicos promovidos por las autoridades públicas. El museo está especializado en pintura alemana y francesa del siglo XIX, pero su colección permanente incluye obras de artistas tan variados como Durero, Nam June Paik o James Turrell, así como de Picasso, Beckmann o los expresionistas alemanes. “Atesora más de 1.500 cuadros, esculturas e instalaciones artísticas y 200.000 obras sobre papel, por lo que ha sido todo un reto realizar una selección para la exhibición en Bilbao”, explicó el director actual del centro, Christoph Grunenberg, que ha comisariado la muestra junto a la curator del museo bilbaino, Petra Joos.

Aquella iniciativa de la burguesía ilustrada sigue siendo hoy un compromiso privado, en consonancia con los aires cosmopolitas de una ciudad portuaria como Bremen, “una ciudad que tiene mucho paralelismo con Bilbao”, destacaron en la presentación.

Recorrido Hasta el 16 de febrero se podrán ver en Bilbao obras de Renoir, Monet, Delacroix, Pissarro, Camille Corot, Van Gogh, Cézanne, Degas, Rodin, Laval, Bonnard, y Picasso, por parte del arte francés, y de los alemanes, Thomas Ender, Max Liebermann, Max Slevogt, Paula Modersohn-Becker, Otto Dix, Max Beckmann y Richard Oelze, por el arte alemán, entre otros. “La presentación de estas pinturas, esculturas y obras gráficas en un edificio vanguardista como el de Gehry permite ofrecer a los aficionados al arte una nueva mirada sobre estas obras”, en opinión de Petra Joos.

El recorrido se abre con la evolución del arte alemán y francés desde el neoclasicismo tardío hasta el romanticismo y los postulados cultivados por los artistas alemanes y franceses. Nada más entrar a la Sala 305 el visitante se topa con dos bronces de Auguste Rodin, San Juan Bautista y la Edad de Bronce o El despertar, como también se ha denominado a esta última, ya que el artista francés en ese tiempo estaba saliendo de una etapa y despertando a otra.

Roma ejerció una enorme atracción sobre los creadores desde el siglo XVII, que buscaban recuperar los ideales clasicistas, inspirándose en los episodios bíblicos al estilo de Rafael, como se aprecia en el Retrato de Vittoria Caldoni, (1821), de Theodor Rehbenitz. También se pueden ver obras del romanticismo francés, del que fue figura clave Eugène Delacroix.

En la sala 306 se incluyen obras del impresionismo alemán y francés, como Cezanne, Degas, Eva Gonzalés, Claude Monet, Pierre Aguste Renoir y Rodin. Una de las obras cumbres de la exposición es el cuadro Campo de amapolas, de Van Gogh. Su adquisición en 1911 por 30.000 marcos, una suma importante para la época, generó una “agresiva y nacionalista” reacción de un grupo de críticos y artistas alemanes que consideraban que se ninguneaba al arte patrio en favor del procedente de Francia.

La muestra concluye con tres obras de Pablo Picasso, entre las que destaca el retrato de Sylvette, la hija de un conocido galerista de la localidad francesa de Vallauris, a la que el pintor malagueño conoció en 1954 y de la que quedó prendado de su belleza, llegándola a pintar en cuarenta ocasiones. Sylvette, de 19 años, viste a la moda y lleva su largo cabello rubio recogido en una cola de caballo, como las jóvenes que aparecen en las revistas de la época.

Obras maestras. El Guggenheim Bilbao exhibe una selección de las obras maestras de la pintura europea de los siglos XIX y XX que posee el Museo Kunsthalle de Bremen, la primera institución museística sustentada por ciudadanos privados de Europa.

De Delacroix a Beckmann. Se pueden ver obras de artistas franceses como Renoir, Monet, Delacroix, Pissarro, Camille Corot, Van Gogh, Cézanne, Degas o Rodin, además de Picasso, y de los alemanes Thomas Ender, Max Liebermann, Max Slevogt, Paula Modersohn-Becker, Otto Dix, Max Beckmann y Richard Oelze.