pamplona - La sala de la Filmoteca de Navarra acogerá esta tarde una sesión doble de cine de no ficción creado por realizadores de la Comunidad Foral con la proyección, a partir de las 20.00 horas, del cortometraje Herri Kirolak (2019), de Ibon Landa, que se estrena en una sala profesional, y del largometraje Izaro (2018), de Txuspo Poyo. Las entradas para esta proyección, que contará con la presencia de los directores, cuestan 1 euro.

En Izaro, Txuspo Poyo presenta un documental ensayo que aborda los distintos significados que ha tenido la isla de Izaro, entre Bermeo y Mundaka, para distintos agentes. Y es que, El nombre de Izaro ha germinado en prácticas de poder, en reivindicaciones jurídicas de la propiedad de la Isla, en forma de fiestas con el lanzamiento de la teja, en la productora de cine Ízaro Films Presenta, con su propia atalaya, la Torre Windsor, en nombres propios tanto femeninos como masculinos y en uno de los atuneros de última generación construido por armadores de Bermeo, faenando en aguas del Índico bajo bandera de las Seychelles. El artista alsasuarra conoció este pedazo de tierra en 1991 y desde entonces se convirtió en una obsesión "porque desprendía un cierto misterio con alusiones al metalenguaje del cine". Pasados los años, el proyecto siguió ocupando un lugar en su cabeza, estableciendo una serie de conexiones que se fueron convirtiendo en los fragmentos de un relato. Uno de ellos, el más antiguo, se refiere a la austeridad de los franciscanos que habitaron la isla en 1422, "estableciendo un estado social y político propio y enfrentándose a su propia orden", cuenta Poyo, que destaca, asimismo, el ritual que cada año se celebra en las fiestas de la Magdalena de Bermeo, cuando la villa pesquera reivindica la jurisdicción de la Isla, tirando una teja junto a ella y al grito de "hasta aquí llegan las goteras de Bermeo". Además, Izaro se convirtió también en el logo de Ízaro Films, la productora de cine ubicada en la malograda Torre Windsor de Madrid, y también da nombre a un barco vizcaíno que faena muy lejos de allí. Así, la película es un puzzle de piezas que "construyen la imagen de la isla y su diáspora o parte de ella". Y uno de los pedazos fundamentales es el texto de Jaime Cuenca que acompaña a las imágenes, pero no las ilustra, y que lee Aizpea Goenaga.

en tres minutos El pamplonés Ibon Landa, especializado en dirigir publicidad y afincado en Barcelona, ofrece en Herri Kirolak la visión personal de alguien que vive a una cierta distancia de la cultura en la que nació y que mira "con respeto y afecto" un deporte que "representa de una manera única mi identidad". Así, el realizador trató de crear algo diferente, nada convencional, "conectando la tradición del deporte con la contemporaneidad de unas imágenes que creo sugerentes desde un punto de vista estético". Después de "darle muchas vueltas", landa optó finalmente por centrarse en la sokatira, los aizkolaris y los harrijasotzailes, deportes que están "vinculados con la fuerza física y que se remontan la trabajo del campesino cuyas normas se han transmitido oralmente de generación en generación".

El rodaje del corto, que cuenta con una ayuda del Gobierno foral, duró dos días en lugares que, de acuerdo con la directora de fotografía, Maite Astiz, "teníamos claro que tenían que transmitir lo que yo tenía en la cabeza". Así, aparecen la Foz de Arbayún, el Crómlech de Orgambide, las cuevas de Arpea, la iglesia de San Jorge y el Edificio Dotacional de Cordovilla.