pamplona - El drama de la servidumbre moderna, la memoria y la resistencia social fueron los temas principales de las películas que inauguraron ayer la sección oficial de Punto de Vista, que proyectará hasta el próximo día 7 un total de 139 películas -23 en competición- y, además, celebrará cerca de 70 actividades con protagonistas llegados de países de todo el mundo. Así, el festival dio el pistoletazo de salida ayer a una decimocuarta edición que convertirá estos días a Pamplona, una vez más, en el epicentro de la comunidad audiovisual internacional.

Overseas, de Sung-A Yoon, La espada me la ha regalado, de Miriam Martín, Avant d'oublier Héliopolis, de Valentin Noujaïm, Payback. Ensayo de una despedida, de Agustina Comedi, y Early years, de Morgan Quaintance fueron las películas seleccionadas para el arranque de la sección oficial. Un arranque en el que el público se nutrió de una particular mirada a las Trabajadoras Filipinas en el Extranjero, a la Casa de Campo de Madrid, a las raíces egipcias de una familia, a las actrices del Grupo Kalas o al retrato de la erudita y artista Barbara Samuels.

La primera película en proyectarse en la Sala de Cámara de baluarte fue Overseas, un crudo reflejo del drama de la servidumbre moderna en el que su directora, Sung-A Yoon, traslada al espectador al programa de formación general, validado por un certificado nacional, que deben recibir las mujeres que abandonan Filipinas y son enviadas a países ricos e industrializados para convertirse en empleadas domésticas. El largometraje, de 90 minutos, parte con un grupo de mujeres que reciben instrucciones básicas, como poner la mesa correctamente, aprender a cambiar unas sábanas o saber vestir a su "señora", y va avanzando para reflejar cómo estas mujeres se preparan para recibir todo tipo de vejaciones, soportar situaciones de estrés y ansiedad que, en ocasiones, derivan en suicidios, o aprender a actuar ante una violación.

"La práctica hace la perfección", dicen algunas de ellas durante un filme en el que las protagonistas, temerosas de su destino, ansían acabar en una "buena familia" que respete sus horas de comer y de dormir y les dé un buen sueldo que poder enviar a las familias que dejan atrás. "Nos llaman los héroes de la economía -comentan unas con otras-, aunque no sé por qué somos héroes cuando solo ganamos dinero para mandárselo a nuestros hijos". También ponen de manifiesto estas mujeres que, mientras a sus familias les dicen que todo va bien, ellas se sienten como robots y, en muchas ocasiones, como perros también. Al mismo tiempo, y mientras secan sus lágrimas ante el futuro próximo que les espera, se permiten soñar: una de ellas quiere montar un restaurante; otra, ser arquitecta.

la memoria, punto de partida La memoria es el punto de partida de los dos cortometrajes que se visualizaron a continuación: La espada me la ha regalado y Avant d'oublier Héliopolis. El primero, de Miriam Martín, busca a través de la Casa de Campo una mirada diferente a lo sucedido en este terreno en 1936, cumpliendo con la ensoñación de la directora de que "otro pasado es posible". En la pantalla, aparece este gran parque público en su estado actual, con el verde de la tierra brillando de nuevo o los usos imprevistos de puentes y pozas que hacen los niños. Pero el sonido traslada al espectador al inicio de la Guerra Civil, a esa defensa de Madrid y a las palabras de quienes inventaron una revolución. Según explicó la propia Martín ante los medios, este cortometraje es "un asunto de memoria pero, sobre todo, una ficción sobre este lugar".

La realizadora contó que se fue a la Casa de Campo de Madrid para caminar por ella y "tratar de comprenderla como espacio", y se trajo de vuelta esta película en la que procura "traer algo de lo que pasó en noviembre de 1936 a la actualidad". En aquel año, subrayó, "comenzó la ofensiva del ejército fascista que iba a ganar definitivamente la ciudad para Franco". "Como sabéis -siguió- no fue así porque el pueblo de Madrid resistió, y precisamente por eso esta zona quedó partida en dos y durante más de dos años y medio tanto el ejército fascista como los milicianos vivieron en la Casa de Campo, donde se inventaron un par de mundos muy distintos entre sí". Y es precisamente esto lo que Martín ha procurado reflejar en su película. "Durante la Guerra Civil hubo una revolución social, cuyas huellas están en nuestro presente mucho menos que lo que los vencedores nos han dejado, y es lo que quiero recordar, porque me hace falta para vivir y para hacer política", concluyó.

Por otro lado, Valentin Noujaïm explora las consecuencias de la colonización, en un filme sobre "la memoria y sobre el paso del tiempo". La protagonista de Avant d'oublier Héliopolis es la abuela del cineasta, y entre ambos mantienen un diálogo en el que se advierten "estas consecuencias en términos de la lengua y la cultura", algo que se refleja en un discurso en el que las imágenes de esta mujer se entremezclan con imágenes 3D, que recrean "esa confusión" fruto del olvido. En la película, de 22 minutos, Noujaïm viaja por primera vez a Egipto, concretamente a Heliópolis, donde su abuela creció, para después transportarnos a la ciudad francesa de Lyon, donde dice que Malo -la abuela- ha vivido más de 80 años. "Por eso se le ha olvidado hablar el árabe", apunta el director del cortometraje en la cinta, en la que la protagonista habla de su infancia y de un amigo con el que jugaba y que le caía muy bien, pero del cual es incapaz de recordar su nombre.

resistir ante todo Para acabar con las proyecciones que competían ayer en la sección oficial del festival, los dos últimos cortometrajes parten de la resistencia que hacen sus protagonistas ante diferentes adversidades, como el genocidio trans o el racismo. Así, el cortometraje Playback. Ensayo de una despedida es un claro reflejo de la resistencia que ejercieron las actrices del Grupo Kalas a la transfobia en el siglo pasado en Córdoba (Argentina), haciendo del escenario su lugar de resistencia. Ellas, con sus espectáculos, lograban convertir noches grises en noches de encanto y de ensueño. "Si no nos premiábamos nosotras, quién nos iba a premiar", dicen estas mujeres, que también tienen que hacer frente a la muerte de algunas de ellas a causa del Sida.

Y como guinda del pastel en la jornada de ayer, Early years, el retrato de la erudita y artista Barbara Samuels, nacida en Jamaica, en el que Morgan Quaintance muestra su experiencia en Londres como parte de la diáspora, y cómo descubrió las posibilidades liberadoras de autorrealización que le brindó su entrada temprana en la vida creativa. El filme habla de migración, de racismo e incluso de depresión, pero también de familia, de ilusión, de amor.