- El teatro también tiene mucho que decir en estas circunstancias. Por eso Alfredo Sanzol (Pamplona, 1972) encargó tres textos de urgencia -La conmoción, La distancia y La incertidumbre- que se estrenaron en streaming y que se verán también en sala en la nueva temporada del Centro Dramático Nacional, que arranca mañana, martes, en el María Guerrero y en el Valle-Inclán con montajes en los que el concepto de tiempo está muy presente.

Cuando en enero de este año asumió oficialmente la dirección del Centro Dramático Nacional seguro que no podía imaginarse una situación así, ni aun en la más febril de sus pesadillas.

-No (ríe). A todo el planeta nos ha pillado por sorpresa. Ha cambiado nuestra vida en todos los sentidos y sobre todo en uno que es importantísimo, que el de la socialización y el del disfrute en común de actividades culturales. Nosotros desde el principio, en cuanto vimos que teníamos que cerrar los teatros, reaccionamos dando vida a nuestros contenidos en la web. Gracias al equipo de comunicación, de coordinación artística, de producción, la reacción fue muy rápida, supuso un esfuerzo grandísimo, pero el objetivo era no quedarnos parados. Teníamos que seguir produciendo contenido artístico y mantener la comunicación con el público.

Y lo han hecho, como bien dice, produciendo contenidos nuevos que estrenaron en línea, ¿cómo fue la experiencia de representar las tres obras que componen La Pira a través de un medio que no es el propio del teatro?

-Claro, nuestro medio natural y lo que hacemos y ofrecemos al público es un contacto directo con los creadores, con los actores. Ofrecemos compartir espacio y tiempo, pero como eso no era posible, empezamos a usar herramientas que no nos son propias, como Internet y el vídeo. Y la experiencia ha sido muy positiva. Primero, porque cuando hicimos los streamings de La Pira, que fueron unos encargos urgentes sobre la pandemia, empezamos a usar el escenario de una manera teatral. Es decir, el espacio seguía siendo metafórico, no literal, como es en el medio audiovisual, y tampoco perdimos la parte coreográfica, el uso que hace el actor de su cuerpo dentro del espacio y que le da al teatro una plasticidad especial. Así que creo que sí que hemos dado nuestro sello escénico tanto a Internet como a los trabajos audiovisuales que hemos hecho.

Habla de encargos de urgencia, en referencia a la trilogía La Pira' compuesta por La conmoción, La distancia y La incertidumbre. ¿Pensó que era el momento de escribir rápidamente sobre lo que nos estaba pasando y llevárselo a los ciudadanos hasta sus casas? ¿Era el tiempo de un teatro de urgencia?

-Sí. Es que el primer impulso era que teníamos que dar voz a la sociedad a través de nuestros dramaturgos, que, además, es el objetivo principal de mi proyecto artístico para el CDN. Es decir, reforzar la voz de la dramaturgia contemporánea. Y creo que gracias a tener ese objetivo muy claro dar el paso de contar la experiencia de la ciudadanía a través de textos teatrales nuevos que hablaran directamente de esto fue muy claro.

Estos tres textos no tienen distancia con la realidad que estamos viviendo, no han podido separarse de ella, quizá por eso caminan un poco por la cuerda floja, porque mientras se creaban todo cambiaba a cada instante.

-Sí. Nos arriesgamos mucho, porque es verdad que para hablar de las cosas siempre necesitas algo de distancia. Pero todo era tan intenso y estaba siendo tan transformador de la realidad que creímos que había que arriesgarnos.

Y aunque durante los streamings no podían percibir al público, ¿qué respuesta han recibido en ese sentido?

-Las respuestas han sido muy buenas. De agradecimiento por mantener los escenarios en funcionamiento, porque todo lo hemos hecho con todo el personal artístico, técnico y de gestión. La única diferencia es que no estaba el público dentro de la sala. Pero el público estaba viendo el teatro al que acude normalmente. Y para el que a lo mejor no conoce nuestros teatros fue una manera de disfrutar de estos espacios. Me llamó la atención que hubo muchas reacciones de sorpresa ante el nuevo formato. Porque, claro, no es un audiovisual, pero tampoco es teatro grabado en vídeo. Todo lo que hicimos lo pensamos para que el producto resultante fuera audiovisual, pero usando todos nuestros recursos teatrales, con lo que se ha producido una mezcla que ha dado algo nuevo.

¿Y cómo se sustituye la catarsis, las emociones que sentimos cuando vamos al teatro y que en esos momentos quizá era más necesaria que nunca?

-No sé, creo que algo hemos ayudado. Pero, realmente, yo echo de menos al público en la sala. No hay nada que sustituya eso. Hemos hecho lo que hemos podido para sanar un poco esa situación de tener los teatros cerrados, pero estoy deseando que llegue el 15 de septiembre para ver al público entrar en nuestras salas.

La Pira también se va a representar con público.

-Sí, sí. Vamos a hacer dos funciones de cada uno de los capítulos. Creo que va a ser una experiencia muy buena tanto para el público que los vio en su momento en streaming como para el que no los vio.

En cuanto a la nueva temporada, que ya se puede consultar en la página del CDN, ¿todo lo que ha pasado ha influido a la hora de diseñarla?

-Sí. Todos los espectáculos que se tuvieron que suspender en primavera están reprogramados ahora, a partir del día 15, y durante todo el otoño. Así que la temporada que teníamos programada para otoño la hemos tenido que pasar a invierno, la de invierno a primavera y la de primavera al otoño que viene. El esfuerzo logístico ha sido muy grande.

¿Qué disposición han mostrado las compañías, productoras, técnicos/as, etcétera?

-Total. Tengo que destacar el gran nivel de solidaridad que ha habido dentro de toda la profesión a la hora de ser comprensivos, de arrimar el hombro, de sacrificar cuestiones personales y de estar todos centrados en el mismo objetivo de seguir trabajando y haciendo espectáculos y de hacer un buen trabajo artístico. En ese sentido, me siento muy orgulloso de pertenecer a la profesión a la que pertenezco.

¿Cómo definiría la temporada que ha programado para el CDN y que arranca el próximo martes, 15 de septiembre?

-Para mí es una programación en la que la cuestión del tiempo está muy presente. En varios espectáculos hay una reflexión sobre cómo influye el pasado en el presente, cómo se proyecta en el presente el futuro y las incertidumbres que existen sobre ese futuro... Creo que hay una gran reflexión sobre este asunto del tiempo y de cómo condiciona nuestra vida. Son reflexiones que llegan de diferentes manera, con diferentes calidades expresivas, diferentes historias, pero creo que, sí, que, haciendo un análisis de la temporada, este asunto es fundamental. Y está muy contectado con lo que estamos viviendo ahora, que tiene que ver con una sensación temporal extraña. Estamos viviendo un presente del que tenemos el deseo de salir, pero que tenemos que vivir con compromiso. En ese sentido, las historias que vamos a contar también tienen que ver con el compromiso con el presente.

Bueno, ¿y usted como está, porque se contagió y pasó una mala racha?

-Pues afortunadamente estoy muy bien. Estoy totalmente recuperado, me ha quedado la pequeña secuela de que a veces se me queda la pierna un poco dormida, pero por lo demás estoy muy bien. Y he hablado con otros compañeros que también han pasado la enfermedad y están bien. Saliendo.

Es curioso cómo ha ido circulando la información durante estos meses, sobre todo al principio, cuando nos creímos que esto no era nada más que una gripe y que no había que preocuparse.

-Esta es una época en la que también se debería producir una reflexión sobre la comunicación de los hechos. Sobre la importancia que tienen los medios de comunicación que trabajan con seriedad y la gran rivalidad que tienen con los rumores, con las fake news, con la capacidad de manipulación de grupos que puede producir estados de alarma. Socialmente tendría que haber una gran reflexión sobre este tema. Nosotros, que nos dedicamos a la cultura y la comunicación de experiencias conectadas totalmente con la realidad, también deberíamos reflexionar sobre este asunto, sobre el esfuerzo que debemos hacer para transmitir las sensaciones y contar las historias reales que pasan, aunque sea a través de filtros como la fantasía o la imaginación, que no dejan de estar conectadas con la verdad. Esta es una época en la que tenemos que defender la verdad, porque nos ha quedado claro el gran poder que tiene la creación de mentiras.

Para un observador de la realidad y del comportamiento humano, estos meses pasados habrán sido un bazar para la inspiración. Primero nos dio por el papel higiénico, luego por la cerveza, más tarde aparecieron los negacionistas... De todo ha tenido para elegir.

-Yo creo que esta situación ha aumentado lo que ya estaba. No creo que haya dado tiempo a crear nada nuevo, pero estos meses sí han funcionado como una gran lupa de aumento que ha puesto de manifiesto las tendencias de cada uno, hacia dónde tiene más descompensaciones, pero también hacia dónde tiene más virtudes. Todo se agranda en situaciones de emergencia. Y para los que nos dedicamos a contar historias ha sido muy llamativo, y lo sigue siendo todos los días.

También hemos descubierto, o más bien hemos reconocido nuestra fragilidad. Esta vez no hemos podido mantenerla oculta, escondida, en el cuarto de atrás.

-Es cierto. Se ha puesto la fragilidad encima de la mesa, y espero que no la olvidemos cuando pase todo esto. Creo que tener la fragilidad a la vista es algo muy práctico, sano y nos aleja del espejismo de que somos indestructibles. Porque no es cierto, tenemos que cuidarnos mucho los unos a los otros y este tiempo lo ha dejado bien claro.

Hemos visto también mucho egoísmo, pero también gestos épicos.

-Estos momentos crean historias muy buenas para la épica, porque se extreman los comportamientos humanos, se hacen menos calculadores y más vitales y conectan más con la esencia de lo que somos. Aparece el tema de los valores, de las decisiones personales, de las cosas que hacemos y de las que dejamos de hacer...

Alfredo Sanzol también está creando una nueva obra, El bar que se tragó a todos los españoles, ¿qué me puede contar de ella?

-Es la historia de una escritora que está en el bar de su tío hablando con él sobre lo próximo que quiere escribir y el tío le dice que le va a contar una historia. Y arranca a hablarle de un chico al que llevan de su pueblo al seminario de Pamplona. En la siguiente escena, el cura ya tiene 33 años y ha viajado a Estados Unidos para dejar de ser cura, aprender el idioma y tener otra vida. Ese personaje es el padre de la escritora y ella conoce a través de esta historia el recorrido épico de su padre por crear una nueva vida para él y para ella, claro. Se estrenará el febrero y esperamos pasar por Pamplona.

En muchos de sus textos aparece Navarra, incluso en los pequeños relatos que publica en su muro de Facebook.

-Yo escribo todos los días y para mí Pamplona sigue siendo un lugar de creación de ficción. Pamplona y Madrid son mis dos ciudades y de las dos saco muchas historias. Es verdad que a veces saco muchas más de Navarra porque los recuerdos de juventud tienen mucha fuerza e influyen mucho en la creatividad. Además, a mí también me influyen mucho las historias de familia, así que Pamplona, Navarra, los pueblos de donde eran mi padre, mi tía me siguen influyendo mucho, y está muy bien. ¿Por qué de pronto para mí o para cualquiera se convertía en mítico un pueblo de Texas del que no sabíamos nada? ¿Por qué no contar nuestras historias de los sitios de donde somos nosotros y que también para quienes las lean se conviertan en lugares míticos? A mí me encantaría que alguien que haya leído una historia en la que aparece Zizur de pronto pase por allí, vea la señal y recuerde aquel relato. Es importante que contemos nuestras historias y reforzar ese aspecto es parte esencial de mi proyecto en el CDN. Es la manera que tenemos de sintetizar el caos de la realidad, y de darle un significado mucho más intenso. A partir de que un lugar o un personaje aparece en una historia de ficción, eso toma una fuerza especial y creo que nos sirve para vivir mejor.

"Estoy muy orgulloso de pertenecer a la profesión a la que pertenezco; el nivel de solidaridad ha sido muy alto"

"Esta situación ha sacado a relucir la fragilidad, y espero que no desaparezca; debemos cuidar los unos de los otros"