- Ambas consiguieron salir de Madrid "sin salvoconducto" antes de que ayer entraran en vigor las nuevas medidas restrictivas. Primero fueron a Donostia y hoy están en Pamplona, cuenta Isa Calderón, que hace unos años se hizo viral por sus Reviews fuertecitas en redes. Tanto, que Lucía Lijtmaer, periodista y autora de libros como Ofendiditos, hizo que contactara con ella para hacer algo juntas. Cuatro años después, siguen como tándem en Deforme semanal, un late night en vivo liderado por dos mujeres, algo inédito aun en el Estado y que en teatros ha tenido un éxito rotundo. La actualidad repasada a través de la óptica del feminismo fundamenta este show del que Calderón habló en conversación telefónica el pasado el 1 de octubre.

Hoy (por el jueves) ha sido un día un poco raro... El 1 de octubre se declaró la independencia de Catalunya en 2017 y este año casi se declara la Comunidad de Madrid en rebeldía...

-Pues sí, es un día cuando menos curioso. Fíjate cómo son las cosas, ha tenido que venir una pandemia para que la capital de España se rebele ante el Estado. ¡Madre mía! España dentro de España está en rebeldía con España (ríe).

Con todo lo que está pasando, y a pesar de que hay cosas y personas que invitan al llanto cada día, ¿es mejor reírse que llorar?

-Bueno... Claro, qué te digo... Pues que sí, que mejor nos reímos, claro que sí, siempre siendo conscientes del contexto en el que estamos, por supuesto, que es horroroso.

Y siempre con sarcasmo, ironía, humor negro y mala leche.

-No sabemos hacerlo de otra manera. La verdad es que la ironía es nuestro leitmotiv. El humor es una herramienta muy poderosa. Cuando dices una cosa con ironía es como si la dieras por sentada. Nosotras somos feministas y defendemos las cosas que defendemos, así que, al hablar de estos temas con ironía, estamos dando por hecho muchísimas que el sistema no deja ver en el día a día. Por ejemplo, la discriminación sexual, que es muy difícil de percibir. Ruth Bader Ginsburg, la jueza estadounidense que acaba de morir, decía que la discriminación racial es mucho más difícil de ver que la sexual, porque esta última es mucho más sutil.

Vienen a inaugurar la 2ª edición del festival Letraheridas, ¿son Isa y Lucía también adictas a las letras?

-Mira, para empezar, y no es que nos hayamos puesto de acuerdo, pero mi compañera y yo solo leemos a mujeres de un tiempo a esta parte. En concreto, yo hago eso desde hace diez años y cuando me he dado cuenta me ha dado aun más alegría. Es el discurso que me interesa. Durante toda mi vida ya he leído y he consumido películas y productos culturales de todo tipo con la otra mirada y ahora, ya que estoy metida en todo esto, me interesa muchísimo leer a señoras que han pasado lo mismo que yo y lo cuentan mejor o enfrentarme a lo que ellas se han enfrentado.

Es que durante mucho tiempo solo nos ha llegado una perspectiva del mundo.

-Claro. Además, ahora hay tantísimas escritoras, tantísima literatura confesional donde, efectivamente, lo personal es político y te lo cuentan.... El momento actual de historias de mujeres escritas por mujeres es interesantísimo.

A pesar de eso, siguen siendo necesarios encuentros como este, el de Letraheridas, para visibilizar a tantas escritoras que de otro modo difícilmente protagonizarían eventos, saldrían en los medios, en los escaparates...

-Sí, y me alegro de que se organicen. La discriminación positiva o los encuentros de cuota me parecen fenomenal, porque lo ideal serían los programas donde hubiera paridad, pero como no los hay, es estupendo que existan estos festivales de solo escritoras donde ellas puedan contarnos todos sus nuevos proyectos.

Y sería muy interesante que no solo fueran mujeres a escucharlas.

-¡Por supuesto! Nosotras somos la mitad del mundo y nuestras historias deben volverse universales.

Cuando decidieron hacer 'Deforme semanal' es porque no había ningún 'late night' ni ningún formato similar protagonizado por mujeres.

-Y fíjate que cuatro años después tampoco existe. Ha habido pequeñas tentativas en alguna televisión, pero parece que no acaban de calar. Sin embargo, La Resistencia, Buenfuente, etcétera renuevan de una temporada a otra. Más tíos por todas partes. Sigue sin haber uno con mujeres, pero aquí estamos nosotras, y ojalá hubiera más mujeres haciendo esto.

¿Se sigue pensando todavía que las mujeres no son graciosas o no tanto como los hombres?

-Desde luego, nuestro humor no es el mismo que el de una cómica que no esté comprometida como lo estamos nosotras con el feminismo. Y es normal que un señor que no entiende nada de lo que estamos diciendo no nos ponga en prime time. Claro que no. Además, a estas alturas quizá ya no nos gustaría tener esa responsabilidad porque la exposición, defendiendo lo que defendemos, sería muy alta y con el auge de la ultraderecha nos complicaría mucho la vida. Igual es mejor seguir en un segundo plano en el que los que nos siguen lo hacen fielmente y los que nos van descubriendo van a nuestros shows. No sé, estamos muy bien donde estamos.

Las redes también generan mucha exposición y ahí han recibido todo tipo de ataques.

-Lo hemos pasado fatal. Cuando empecé con las Rewies fuertecitas me di cuenta de lo que pasaba en Internet, y ahora nos cuidamos muchísimo. Ya no escribimos mucho en redes porque el que quiera saber lo que pensamos, que escuche el podcast o venga a vernos al teatro. Un estudio de Amnistía Internacional decía que una mujer política o comunicadora era atacada en Twitter cada pocos segundos, así que hay que protegerse.

¿Se sienten más libres e independientes de esta manera?

-Totalmente. En una cadena de televisión no podríamos decir las cosas que decimos o expresar nuestra ideología tan claramente.

Hay quien os califica de radicales.

-¿Radical es querer la igualdad y explicar el mundo desde nuestra perspectiva? ¿Por qué? No, el nuestro no es un humor radical ni desde los márgenes. No es radical decir una y otra vez afirmar que somos desiguales en todas las dimensiones; en lo laboral, en lo personal, en todo. ¿Qué hay de radical en eso? Lo radical es no expresarlo o hacer como que eso no existe.

¿Hay algún tema sobre el que os autocensuréis, sobre el que nunca hariáis humor?

-El insulto personal no nos interesa y tampoco las cosas de humor negro que rozan el mal gusto. Hay muchos cómicos mainstream que todavía hoy, en 2020, siguen con el cojo, el ciego, la feminista... Nosotras no.

La materia de la que alimentan sus espectáculos es la actualidad.

-Sí, pero ahora con el podcast -Deforme semanal. Ideal total- estamos más contentas aun que con el late night en teatros porque, como en él solo hablamos de cultura y de lo que nos gusta, es más relajado. No tenemos que estar todo el rato reivindicando tu ideología, destacando las injusticias, aunque también lo hacemos, pero de otra manera.

¿Qué puede contar del 'Deforme semanal' que vamos a poder ver hoy en el Gayarre?

-Va a ser muy divertido. Iremos proyectando fotografías y comentando cosas sobre el personaje que aparezca en ellas. ¡Ya verás tú! (ríe)

Estarán las dos solas, y ahí la sincronía y la complicidad serán claves.

-Sí. Nosotras somos muy amigas y nos tenemos controladísimas. Solo con una mirada nos entendemos.