- Estudió Paisajismo en el castillo de Batres (Madrid) pero Samantha Vallejo-Nágera pudo escapar de los muros que en tiempos habitara Garcilaso de la Vega para encontrar en la gastronomía su El Dorado particular, a la que ha consagrado su vida. “Llegué un poco tarde a la gastronomía, después de estudiar Paisajismo, pero en poco tiempo me pude formar en muchos sitios: en Lyon con Paul Bocuse y más tarde con Arzak y con Carlos Horcher en Madrid”, explicó ayer a Efe la empresaria, chef y presentadora.

Divulgadora culinaria, Vallejo-Nágera (Madrid, 1969) es uno de los rostros más populares de España gracias a su participación como jurado en los programas de TVE MasterChef, MasterCherf Junior y MasterChef Celebrity, que compagina estos días en Valladolid como presidenta del jurado del 16º Concurso Nacional de Pinchos y Tapas. “La televisión ha metido la alta cocina en las casas de España y hecho posible que la gente se atreva a cocinar otros productos, experimentar con sabores, probar otras técnicas, cosas raras”, explicó sobre la infinidad de variantes que ofrece una ciencia, un arte y, en su caso “una pasión”. En su diestra luce una pulsera labrada con los dientes largos de un tenedor, es autora de media docena de libros, regenta una empresa de catering con productos españoles, es madre de cuatro hijos, cuida un caballo llamado Caviar y un gato bautizado como Chef y dice que por sus venas corre aceite de oliva.

La cocina como estímulo cultural, de ocio y estímulo demográfico en áreas rurales de escasa densidad gastronómica es otro de los valores que defiende como aliciente de un estallido que ha bautizado como “movida gastronómica” desde que hace ocho años la televisión pusiera sus ojos en esta ciencia. “Los niños ahora quieren ser cocineros y conocer a los grandes chefs”, añadió esta empresaria, para quien meses antes de la pandemia, a finales de 2019, se produjo “un boom gastronómico: cada día abría un restaurante nuevo, hubo una sobreexposición gastronómica de sitios que funcionaban tal vez sin criterio”, opina.

La reformulación o reinvención, como en su opinión ha hecho Horcher en Madrid con la hija del anterior propietario, es una de las soluciones a una crisis que hace unas pocas semanas se llevó por delante a Zalacaín, otro de los santuarios gastronómicos de la capital de España. Cualquier negocio puede prosperar y venirse abajo en función de modas, tendencias y formas de gestión, “pero tenemos que comer cinco veces al día”, concluyó al recordar la piedra angular de la gastronomía desde la que levantar cualquier edificio con sus particularidades, singularidad o señas de identidad.