- Como un viaje del temor al amor. Así define Juanma Bajo Ulloa (Vitoria, 1967) su última película Baby. El realizador vasco presenta “un cuento para adultos” protagonizado por una joven madre que vende a su bebé al ser incapaz de cuidarlo y que narra en pantalla sin hacer uso de un sólo diálogo en sus 106 minutos de duración. “Confío en que el espectador no es tonto y que tiene la capacidad para interpretar la película”, explica el director de Airbag. Baby se estrena en salas este viernes, tras su paso por festivales como Sitges y Seminci.

Tras la comedia de Rey Gitano (2015), regresa a la gran pantalla con Baby, una película que se adentrar en un mundo oscuro, en forma de fábula. Pero, se trata de una fábula que ¿es muy realista?

-Sí, es un cuento para adultos y un viaje del temor al amor. Una fábula de vida y muerte, que son implacables. Esta película no pone filtros, porque creemos en la realidad a través de metáforas, símbolos... Pero creemos en la vida y en que la vida, por muy dura que esa, es real y es lo que tenemos que aceptar. Había una máxima en el rodaje: encontrar la belleza de cada cosa. Sé que pude ser contradictorio, pero, ¿la putrefacción es hermosa? Sí, puede serlo, según cómo la retrates y cómo sea tu punto de vista.

Puedes ver aquí el tráiler de Baby

Baby es la historia de una joven madre drogadicta que decide vender a su bebé ya que no es capaz de cuidarlo y el guion se narra desde la ausencia del diálogo y la palabra. ¿El filme reta de alguna manera al espectador?

-Diría que es una invitación. La gente es libre, que parece que ahora no nos dejan serlo y hay que dar todo mascado. Nos tratan a todos como a tontos, pero realmente lo que yo hago es invitar al espectador a que interprete. La película no tiene ningún problema narrativo, pero la capacidad de interpretarla según tu propia experiencia personal es tuya. Ahora notas que hay gente que está tan mediatizada por el sistema que permanentemente se nos está dando todo mascado y polarizando, llevando a esta puerilidad en la que estamos metidos de infantiloide, que no comprenden que tienen la capacidad ellos de decidir.

Ahí cobran su importancia la imagen, el sonido y música, fundamentales en esta película.

-Son las herramientas del cine. Muchas veces se hace trampa y el autor tiene miedo y tiene que explicarlo todo con diálogos y dices esto es un libro o una obra de teatro filmada, pero no una película. El cine tiene herramientas propias: la luz, la oscuridad, el decorado, el vestuario, el silencio, los sonidos pequeños, la música... Esta película es un homenaje al cine y yo confío en que el espectador tiene la capacidad para interpretarlo y que no es tonto, aunque estén continuamente diciéndonos que somos unos borregos. Baby pretende provocar reflexión, coloquio y debate con el otro. En el proceso de la película, entre versiones de guion, fui esenciando la historia cada vez más y quitando decorados, personajes, diálogos... Al final confiamos en la historia. Lo otro es miedo y trampa al espectador, que le quieres adoctrinar de alguna forma y no confías en él.

De hecho, la película está llena de figuras y de simbolismos: en la historia, se intercalan escenas en las que vemos animales como arañas, aves carroñeras, ratones...

-Como fábula que es, va mucho al subconsciente. Nuestra capacidad de interpretar los símbolos o metáforas, es parte del subconsciente. La película trata de explicar que somos parte de un todo, no es el hombre y los animales son su herramienta, como pretende la sociedad actual... Y no es un alegato animalista, es una cosa que se cae por su propio peso cuando tienes un mínimo y no estás en el egocentrismo. Todo es parte de un sistema y la agresión a una parte de ese sistema provoca un desequilibrio. Y lo estamos sufriendo ahora: llámalo pandemia, cambio climático... Ahora mismo la sociedad está desequilibrada y desconectada de su ser y la película dice que todo está conectado. La película habla de eso y se utilizan metáforas que en cada cultura tienen una interpretación. Por ejemplo, la araña en ciertas culturas es la inteligencia, aunque para nosotros es fobia, irracional.... El caballo blanco en muchas culturas transporta las almas del lado oscuro al lado luminoso, la cigüeña trae a los niños... Cada uno tiene una interpretación, pero está en manos del espectador entender ese universo que se crea en la película. No son añadidos, son personajes. Incluso la casa en la que se desarrolla gran parte de la historia también es un personaje.

Una casa que se muestra entre plantas enredaderas, que crecen atrapando la casa... ¿Refleja ese encuentro con la naturaleza?

-La naturaleza recupera lo suyo. Está fagocitada... Y eso es interesante, la vida se abre camino siempre. Esa enseñanza de vida y muerte también está en la película: todo los días amanece yeso es una segunda oportunidad. Por mucho que te hayas equivocado el día anterior, tú tienes responsabilidad y puedes ir hacia otro lado.

De hecho, la protagonista vende su bebé a una matrona dedicada al tráfico de niños, pero se arrepiente y trata de recuperarlo. ¿Ese cambio es el motor del personaje?

-En el momento en que responsabilizamos o culpamos -que la culpa es un término cristiano- a los demás de lo que nos pasa, no tenemos posibilidad de cambiar. Por eso es tan importante el reconocer la responsabilidad, que no la culpa. El sistema nos dice todo el rato que la culpa es de los ricos, de los pobres, de los inmigrantes, de los hombres... Nos polarizaran porque de ahí sacan un rendimiento extraordinario en ese odio entre nosotros. Pero si te das cuenta que lo que te ocurre a ti es responsabilidad tuya, tienes la herramienta para cambiarlo. Si no eres lo que querías, mañana cambias. ¿Da vértigo? Mucho. La película habla del dolor que significa recorrer el camino del temor al amor. Y es el camino que todos hacemos, si no lo recorres, te quedarás en el temor al otro, en el temor al futuro... Baby es una metamorfosis de un ser humano que ha tocado fondo, que es inmaduro. ¿Y qué ocurre cuando no aceptas tu responsabilidad? Que buscas paraísos artificiales: llámalo droga, televisión, ideología... Y ella, que se encuentra metida en una pesadilla, decide cambiar. Va saliendo de su agujero y se atreve, hasta que al final se encuentra con que es otra persona, que ha perdido el miedo a los demás y al terror. Que se puede mirar al espejo y es capaz de amarse Y de amar, que antes no amaba ni a su propio hijo.

Baby cuenta con un elenco femenino en el que sobresalen nombres como Natalia Tena, Harriet Sansom Harries o Rosie Day, ¿cómo fue el trabajo con ellas?

-Sobre todo ha sido extraordinario comprobar su implicación. Había un acto de fe muy grande, han creído en un autor, en un proyecto y en una historia. La película es muy exigente con ellas, están al límite y en algunas escenas lo pasan mal y si no fuera por esa implicación... La composición del personaje que hace Natalia Tena, con ese personaje como torturado, lleno de complejos, de rencor... También el talento de Harriet Sansom, una actriz americana que hemos visto en Mujeres Desesperadas y Familia Adams, que pasas de quererla a odiarla... Y Rosie Day, que parece frágil y al mismo tiempo está llena de fuerza. Y el trabajo de las actrices secundarias igual. Hemos tenido mucha suerte, fue un casting largo pero uno de los elementos importantes de la película es su trabajo.

¿Baby es una de esas películas que pide ser vista en la gran pantalla y dejarse arropar por esa atmósfera?

-Sí, he hecho otras películas que no me parece tan importante dar esta nota al espectador, pero realmente se ha creado para el cine, es puramente atmosférica. Te introduce en un clima determinado y la inmersión en el universo que hay en Baby sólo te va llegar en una sala de cine.

Sinopsis. Una joven drogadicta embarazada da a luz e incapaz de ocuparse del bebé, lo vende a una matrona dedicada al tráfico de niños. Arrepentida, la joven tratará de recuperarlo.

Elenco. Natalia Tena, Harriet Sansom Harris, Rosie Day, Charo López, Mafalda Carbonell, Susana Soleto, Amalia Ortells.