Fecha: 27/12/2020. Lugar: Zentral. Incidencias: Sala llena. Actuaron Jon Ulecia & Cantina Bizarro y Juárez.

erminaba el fin de semana y lo hacía con dos nuevos conciertos del SantasPascuas. Otra de las grandes virtudes de este festival es que siempre reserva un lugar importante dentro de su programación para artistas locales. Tenemos la inmensa suerte de que, en nuestra tierra, levantas una piedra y te encuentras a dos buenos grupos, así que nuestras bandas pueden mirarse de igual a igual con cualquier gran nombre nacional con el que compartan cartel. Sirva de ejemplo la programación de este año de este ciclo navideño, en el que nombres como El Columpio Asesino, Zetak, Brecha, Andrea Santiago o Con X The Banjo mantienen en todo lo alto el excelente nivel de calidad. Y lo mismo puede decirse de los dos grupos que actuaron el domingo por la tarde, Jon Ulecia & Cantina Bizarro y Juárez.

Jon Ulecia & Cantina Bizarro son unos viejos conocidos de nuestra escena. En 2019 publicaron el excelente Striptease con el sello Nebula Recordings, y eso ya nos pone en antecedentes sobre su música. Pertenecen a esa estirpe de bandas que orbita alrededor del Nébula; en ese sello han publicado también Juárez, que actuaba después, Germán Carrascosa, que había tocado la guitarra por la mañana con Brecha, y, de manera póstuma, Roberto C. Meyer (también lo han hecho Exnovios o Melenas, aunque sus propuestas quizás sean más pop que las de las bandas anteriormente mencionadas). En cualquier caso, unos y otros forman parte de esa Pamplona subterránea que florece con salud de hierro lejos de los focos del rock urbano. En el caso de Jon, ya son muchos años facturando ese rock sucio que tan bien se le da. Las guitarras llevaron el peso de la actuación; unas guitarras que sonaron densas y profundas y que estuvieron perfectamente apuntaladas por bajo y batería. En la primera parte del concierto se decantaron por los medios tiempos solemnes (destacaron los únicos dos temas en castellano que interpretaron, Extraños y A tus pies). Después, Jon se quedó solo en escena para interpretar dos canciones y, en el último tramo, de nuevo con la banda, se desataron y sonaron más crudos, descarnados y acelerados que nunca. Sí señor, así se termina un concierto por todo lo alto.

Tras ellos llegó el turno de Juárez, otros que están dando mucho (y muy bueno) que hablar con su nuevo álbum, titulado Entre palmeras y publicado en este año fatídico. Su música cada vez es más abierta y permeable a otros estilos e influencias: americana, pop, western, rock de raíces, noise... Con Jose y Cristina compartiendo y cediéndose la voz, el quinteto fue desgranado un repertorio que combinó piezas de su último trabajo (Escafandra Vol. II, Vendiendo cruces) con certeros rescates de los anteriores (O-Ren Ishii). Especialmente adictivas resultaron las nuevas Champagne francés o El día que todo empezó a temblar (resultó difícil no levantarse de las sillas para bailarlas). El final resultó, por ruidista, apoteósico, con Al mar y ese clásico que ya es Lucifer. Lo dicho, nada que envidiar a nadie.