‘Yo viví en casa de Ana María Moix’. ¿Es un título literal o literario?
Las dos cosas. Y no solamente eso. Es literal, es literario y es sexual. Por casualidad, en uno de mis múltiples cambios de casa en Barcelona, donde viví 30 años, me alquilaron un pisito en la calle Joaquín Costa. Cuando entré vi que tenía un mural horroroso pintado en tonos dorados que cubría todo el salón. Era una casa muy modesta; y le dije a la dueña que me la alquilaba, ¿le importaría a usted que pinte aunque sea una capa de cal que luego se pueda quitar sobre este mural, porque yo no puedo vivir con esta cosa terrible? Y me dice: 'no, usted no puede quitarlo porque era el mural de la familia Moix'. ¿Y tan importante era la famliia Moix?, le dije yo, pensando que era una familia del barrio. 'Terenci y Ana María'. Y me añade: 'Terenci que nació chica y Ana María que nació chico'. Y allí viví.
¿Y qué me cuenta de lo literario y lo sexual?
Ana María era de la generación de los Nueve novísimos, fue la única mujer. Le llamaban la nena, a mí me molestaba mucho porque todos los demás se llamaban señor tal, señor cual, y a ella le llamaban la nena, lo cual me parecía no solo condescendiente sino brutalmente machista. Era una poeta excepcional. 'Baladas del dulce Jim' es una poesía que me sigue pareciendo algo único en la literatura. Y después, hay una opción por mi parte por el lesbianismo; yo soy bisexual desde que nací, pero voy tendiendo cada vez más al lesbianismo, y en ello tiene que ver en cierta medida tanto ella como Mercè Rodoreda. Desde pequeñita, me enseñaron el espacio de las mujeres. Y el espacio de las mujeres en la cuestión sexual creo que da lugar a una lírica y a una forma de expresarse muy especial, porque se ve la violencia desde otro punto de vista. Así que el título de la charla viene de la gracia que me hace que, aparte de habitar su cabeza y su cuerpo, de alguna forma, viví en su casa.
¿Cómo define el hogar literario de Ana María Moix?
Único. Único y sin amaneramientos. Eran de barrio. Como Manolo Vázquez Montalbán. Como Juan Marsé. Sus obras son fruto de unos barrios donde el manierismo de grandes poetas de aquella época no tenía cabida, pero tenían mucho cuidado de no caer en la poesía obrera. Es decir, de huir de la poesía social que por ejemplo se estaba haciendo en el resto de España. Y Ana María lo que hace es tratar la lírica a pie de calle, de barrio, de imaginación, de aventuras, y de sí misma, por supuesto. Y a mí eso me interesa muchísimo, que el contenido sea a pie de calle, y es algo que he intentado hacer, lo que pasa es que yo nací en una familia rica y allí es más difícil. Ana María Moix... la leo y a veces pienso en Salgari. Y luego la leo y pienso en una copla, o en alguien que está orgullosa de habitar su barrio y su cuerpo. Y eso es muy importante siendo como era de carácter radicalmente tímida.
Ella decía que fue “una niña retraída, solitaria, cerrada, patológica”.
Absolutamente. Y una adulta también, ¿eh? Fue profundamente retraída y con un sentido del humor muy especial y muy afilado. Era novelista, y sobre todo radicalmente poeta. Y una estupenda traductora. Se la liga a la Gauche Divine, pero era como un verso suelto de la Gauche Divine. No ocupaba ese lugar de la Regàs, de Herralde, de Gil de Biedma... Ana María era... entiéndeme por qué uso el masculino. Era como el chico raro de los porros de la discoteca, que se queda a un lado mientras los otros beben gin tonic. Y es un horror que siempre que se refieran a ella digan: la hermana menor de Terenci Moix. Jo. Me da una rabia tremenda. Ella era brutalmente moderna. Tiene relatos que dices: caray, qué manera de describir el alma con palabras sencillas. Fíjate que fue traductora de Marguerite Duras, de Françoise Sagan, pero también de Beckett. Poca broma, ¿eh? Y fue una de las principales impulsoras del feminismo en los años 70, cuando era muy difícil hacerlo.
¿Qué lecturas suyas recomienda para estos tiempos?
Sin duda, 'Baladas del dulce Jim'. Y luego, un libro infantil. Porque queda por descubrir su faceta de narradora infantil, muy interesante. Recomendaría 'La maravillosa colina de las edades primitivas'. Y su obra periodística. Me interesan menos sus novelas, más sus relatos. Los de Ese chico pelirrojo a quien veo cada día, por ejemplo.
Decía Ana María Moix que “la poesía es un antídoto contra la vulgaridad”. Cuánta falta nos hace hoy, que habitamos un mundo en el que reina la mediocridad, en el que miramos a nuestros ombligos y no nos escuchamos unos a otros...
Sí. Vivimos en el más mediocre de los mundos, en un mundo puritano que castiga a cualquiera que es diferente. En un mundo puritano que cree que se pueden imponer las normas de vivir y de existir. A Ana María Moix la condenarían por lesbiana, por feminista radical como yo, por beber, por hacer lo que le da la gana. Yo tengo que aguantar lo mismo, pero es que cualquier mujer que haga una cosa que se salga de la basurica de las horteras del PP y de las mojigatas de otros sitios, cualquier cosa. Hay un nacionalismo de clase que a falta de elegancia ha optado por el puritanismo, que siempre acarrea vulgaridad. Es un puritanismo como forma de castigo a quien vive fuera de las normas, incluso dentro de las normas pero no como Dios manda, por así decirlo.
¿Y nos creemos que la mayor amenaza es un virus?
Bah, bah, bah. No es la mayor amenaza. El peor virus que hay en este momento en España es la extrema derecha, y el fascismo. Y no nos olvidemos de eso. Aparte hay una enfermedad, estamos en pandemia, bueno, se pasará, ya tenemos la vacuna y se pasará. El problema es que el fascismo y la extrema derecha no pasarán, han llegado para quedarse. Yo vivo en una ciudad que está gobernada por la extrema derecha, que es Madrid. Da igual que parezca que la presidenta es del PP. La presidenta se va a quedar con el voto de Vox porque es más de la extrema derecha que Vox. No sabes lo que es vivir en ese entorno. Me he tenido que cambiar de barrio porque me insultan, me escupen y me empujan por la calle.
Ya no solo sufre ataques en redes sociales.
No. Ya en la calle. Ya ataques físicos. A eso llegan. Yo con mi hija pequeña no salgo a la calle, para que no la identifiquen como hija mía.
¿Y cómo se lleva eso? ¿Cómo se sobrevive?
Con amargura y con una furia insoportable. Una furia que afortunadamente templo con lecturas y con una cierta vida familiar. Echo mucho de menos las playas y los bosques, pero en cualquier caso es una tortura.
Ahora que habla de furia, en su obra ‘El Evangelio según María Magdalena’ habla de “esa furia que debería enfrentar a las mujeres a la idiotez, a la violencia y al hierro que imponen los hombres contra las mujeres”. Tenemos muchos motivos para estar furiosas las mujeres, pero no se nos ha permitido enfadarnos...
¡Qué bueno! Estoy escribiendo ahora sobre eso. Quiero tratar en profundidad el derecho de la mujer a responder a la violencia con violencia. Tenemos derecho a responder con violencia. Pero no es la violencia que creen ellos, porque nuestra violencia no es la de los hombres. Nuestra violencia es una violencia más elaborada. Definamos violencia. Violencia es un desahucio, y yo he vivido uno. Violencia es hacerles entender que lo que ellos llaman venganza no es venganza sino una respuesta, y que no se nos puede exigir poner la otra mejilla, que es lo que se nos ha exigido todo el tiempo. No, no, no. Las víctimas, las víctimas. Ahora voy a responderte. Y tú que me hiciste la vida imposible, no vas a volver a atraverte a hacer de adalid de los derechos humanos. Y tú que me hiciste la vida imposible no vas a atreverte a presentarte de concejal. Porque debemos responder. Hemos puesto la otra mejilla porque es lo que se espera de nosotras.
Así se nos ha educado, con todo el poder de la Iglesia católica detrás.
Sí. Basta. Basta. El otro día me enfrenté con una monja. Me dijeron: un respeto. ¿Un respeto por qué, porque es monja? ¿Merece más respeto ella por ser monja que yo por ser una mujer? ¿O menos, porque pertenece a una estructura que fomenta la pobreza y el dolor? No me jodas. Seguimos teniendo respeto a los curas y a las monjas, un país que ni siquiera los ha juzgado. Somos el único país occidental católico que no ha juzgado los abusos sexuales; el único. Incluso Irlanda y Polonia lo han hecho. Y quiero responder con furia porque tengo furia. Basta. El otro día tuve una conversación en un programa de corazón de la televisión, con un chico que venía a decir que Rocío Carrasco también había usado las revistas del corazón para criticar a Antonio David, el picoleto de mierda. Y le dije: ¿qué pasa, que tenía que poner la otra mejilla, o podía responder? ¿Qué pasa, que la estás juzgando a ella que es la víctima, porque sencillamente respondió a un ataque constante? ¿Qué armas debería haber usado, debería haberse recluido como Juana la Loca en un monasterio? Es que esto es brutal.
¿Cómo ve la lucha del feminismo en este momento? Es complicado hacer una lucha profunda cuando dominan el capitalismo que todo lo comercializa, y la superficialidad de redes sociales y tuits.
Estamos sufriendo un retroceso radical y una violencia que era de esperar después del crecimiento del feminismo. Temía que vendría esto. Y apareció, se identificó a una extrema derecha que ya existía y todo su relato ha sido contra las mujeres. Fíjate que es la única extrema derecha en Europa que no ha necesitado crear el fantasma de la inimigración. No le ha hecho falta, porque como financiado por la Iglesia católica y en un país en que la Iglesia Católica tiene más peso que la democracia, no hay nada que moleste más a la Iglesia Católica que el cuerpo de la mujer. Y la mujer en general. Vox sencillamente ha tenido que crear un mensaje para machacarnos, y solo acabamos de empezar a pagarlo. Lo pagaremos mal y lo pagaremos con el cuerpo. No me cabe la menor duda. El hecho de que la violación en manada se haya convertido en una forma de ocio, paralelo a la prostitución, porque mira, así no tienes ni que pagar... Son cientos de manadas en un año. Cientos, no dos. No la de Sanfermines y la de Sabadell. No, no, la inmensa mayoría no aparece. Es una forma de ocio. Es bárbaro.
¿Cómo combatir eso?
Abandonando el mundo de los hombres. En realidad como la Magdalena, y fíjate que ella ha tenido relaciones con los hombres incluso con el Nazareno, y sin embargo ella está con las doctoras y lo que llama las muchachas, lo que fueron luego los conventos de monjas, que en realidad no eran mujeres con fe sino mujeres que después de un matrimonio desgraciado o de violaciones reiteradas acababan recluyéndose en ese mundo de mujeres. Creo que se está creando, sobre todo entre las chavalas más jóvenes, un nuevo mundo, un nuevo tiempo de mujeres, paralelo a la política. Si en lugar de mandar todo los hombres se impusiera el relato de las mujeres, o paralelamente, ¿tú crees que la bases serían las guerras, o sería lo doméstico? ¿Tú crees que se entendería que alguien comprara el uso de un cuerpo para violarlo como sucede en los prostíbulos? ¿Qué habría en el centro? Todo aquello que encontramos normal está establecido por un punto de vista masculino. Y a mí lo que me interesa ahora es ver cómo entre todas, porque tiene que ser colectivo, porque nada que pertenezca a las mujeres ha dejado de ser colectivo jamás, porque no podríamos sobrevivir..., cómo construimos juntas un nuevo mundo.
Ojalá algún día lo veamos.
Lo veremos. Lo veremos. Cometieron un error al dejarnos leer y escribir. Y estudiar.
"A Ana María Moix la condenarían por lesbiana, por feminista radical, por beber, por hacer lo que le da la gana""Me he tenido que cambiar de barrio en Madrid porque me insultan, me escupen y me empujan por la calle""¿En este país católico merece más respeto una monja por ser monja que yo por ser una mujer?""A las mujeres no se nos puede exigir que sigamos poniendo la otra mejilla. Basta. Ahora vamos a responder""La violación en manada se ha convertido en una forma de ocio paralelo a la prostitución. Es bárbaro""Veremos algún día el mundo según las mujeres. Ahora es inimaginable, pero podemos construirlo entre todas"