Montxo Armendáriz, veterano cineasta vasco, autor de obras como Tasio, Historias del Kronen o Secretos del corazón, y su pareja, la productora Puy Oria -hasta hace poco, también presidenta de las Productoras Independientes Audiovisuales Federadas (PIAF)-, fundaron en 1999 Oria Films, una empresa con la que seguir impulsando obras de cine social, comprometida con la memoria histórica e interesada por contar realidades de su tiempo y entorno. El Festival de Cine y Derechos Humanos les entregó ayer el premio honorífico que otorga cada año.

Es agradable que reconozcan la carrera de uno con un premio.

-Montxo Armendáriz (M.A.): Un premio siempre se agradece, aunque no se hacen películas para ganarlos; pero todos los que lleguen, bienvenidos sean. Aún más un premio como este, por dos motivos. El primero, porque nos lo dan en Donostia, que para nosotros es como nuestra segunda casa. Aquí me he criado viendo cine y venir aquí siempre es maravilloso. Y el segundo, porque nos lo da un festival sobre derechos humanos. Soy de la opinión de que el cine, además de entretener sirve para reflejar la realidad que vivimos. El cine que entendemos y que hemos tratado de hacer siempre es un cine que sirve para conocer mejor la condición humana y que, en la medida que podamos, aporta soluciones para buscar situaciones más justas y humanas.

Cuando fundaron Oria Films en 1999 era, precisamente, para desarrollar proyectos con ese objetivo.

-Puy Oria (P.O.): La idea fue siempre continuar con la carrera que Montxo ya había encaminado con productores que habían respetado mucho esa visión, como Elías Querejeta o Andrés Santana. Buscamos continuar en esa línea teniendo más capacidad para decidir. Iniciamos nuestra empresa con Silencio roto, que se proyectó el jueves en el festival, y que este 2021 cumple 20 años. También se cumplen diez años de No tengas miedo. Yo no estoy tan acostumbrada a los premios, porque no he tenido tantos. Pero si algo me hace ilusión es que esté vinculado a los Derechos Humanos. Además, es el segundo de este tipo que nos dan, después del Pau i Justícia del Human Fest de Valencia. Otra de las cosas que me emociona es que el Festival haya decidido premiar a una productora. Muchas veces somos olvidadas, en favor de las películas, los directores o las directoras.

El Victoria Eugenia se llenó el jueves para el pase de ‘Silencio roto’. Parece que dos décadas después sigue causando interés.

-M.A.: Películas de este tipo recogen el sentir de lo que es la condición humana de la lucha, en este caso, por una sociedad más justa y humana. Y eso, desgraciadamente, no ha pasado de moda. Aunque vivimos en diferentes condiciones, muchísima gente se identifica con estos valores. Silencio roto, de alguna manera, también recuerda nuestro pasado; considero que es fundamental tenerlo presente, entenderlo y saber qué errores se cometieron para intentar evitar repetirlos en el presente.

¿Cómo valoran la salud del cine social en el Estado?

-M.A.:Siempre ha existido; no es un cine mayoritario, no es el cine comercial por excelencia, no es el cine que buscan la mayoría de las productoras y, en ese sentido, no es un cine muy boyante, aunque se mantiene desde hace años, desde aquello a lo que llamaron el realismo del cine europeo con cineastas como Tavernier y otros tantos. En nuestro país existió y sigue existiendo, tanto en documental como en ficción. Recuerdo películas como El año del descubrimiento, que pienso que es grandísima; el cine de Isaki Lakuesta... Hay muchos creadores que siguen apostando por un tipo de cine que no es conscientemente social o reivindicativo; son películas que tratan de reflejar aspectos de la condición humana y de nuestra historia. En esa medida es un tipo de cine que está vigente y que seguirá vigente siempre.

Para Puy Oria, ¿cómo ha sido la experiencia de la presidencia de la de la federación PIAF?

-P.O.: Acabo de dejar la presidencia hace unos meses porque la base de la federación era la de la rotación de los presidentes entre las diferentes comunidades autónomas. Somos casi 200 empresas productoras y ahora mismo el presidente es el valenciano Antonio Mansilla. A mí me pidieron la parte más bonita de todas las asociaciones, que arrancará la PIAF en 2018; yo, encantada. Es cierto que, para muchas cosas, estar en Madrid facilita el papeleo inicial. Luego me tocó el año del covid-19. Ahí seguimos, intentando haciendo todo lo posible por el audiovisual.

¿Las productoras independientes necesitaban esta federación?

-P.O.: Yo presidía la Asociación Madrileña de Productores. Con esta federación lo que quisimos hacer es unir fuerzas entre distintos territorios. Encontrarte con compañeros de otras comunidades genera sinergias y de ahí salen proyectos, coproducciones territoriales y la fuerza para luchar y defender la producción independiente.

¿Cómo está afectando la pandemia al sector?

-P.O.: Estamos intentando rodar como sea, pero no de cualquier manera. Como sea para defender que se mantengan las producciones, pero siempre con una aplicación muy fuerte de los protocolos. Nos podemos sentir orgullosos porque no hemos tenido el soporte de los seguros por todos los parones. Los seguros son complicados. Estamos peleando por ello, por recuperar las inversiones, los créditos desde la Audiovisual SGR... Eso está ayudando a aguantar, pero nos está costando mucho.

Entre las producciones afectadas por la pandemia se encuentra la última película de Montxo Armendáriz, ‘Kanada’.

-M.A.: Se ha quedado parada. Es difícil de retomar. Es una coproducción con Hungría y Rumanía. De hecho, antes de la pandemia tuvimos que retrasarla una vez y eso en las coproducciones es un problema. La película tuvo la ayuda del Fondo Europeo y eso le dio un empujón, pero se paralizó unos meses por una serie de circunstancias. Luego llegó el covid-19 y ha quedado todo en el aire. Si ya es difícil rodar a nivel del Estado, irte a filmar fuera es aún más complicado. Está parada y estamos intentando retomar otros proyectos que sean más fáciles de hacer en estas circunstancias, pero no descarto volver a ella cuando se pueda.

¿Qué cuenta ‘Kanada’?

-M.A.: Es una adaptación de un libro de Juan Gómez Bárcena; cuenta la historia de un superviviente de los campos nazis. La película empieza con el final de la Segunda Guerra Mundial y la liberación del campo donde vive y cuenta su regreso a casa. Vuelve traumatizado por la experiencia que ha vivido. Esto era lo que me gustaba. Es un antiguo profesor de universidad que vive obsesionado con la idea de que la historia se repite y de ahí que esté ambientada en Hungría. Cuenta diez años de la vida de este personaje, encerrado entre las cuatro paredes de su casa y que ve pasar esa década de vida a través de la ventana. Al final se acaba produciendo la invasión rusa y él corrobora que la historia se repite en distintas circunstancias, que volvemos a cometer los mismos errores y no hemos aprendido nada.

Teniendo en cuenta la actualidad, parece que eso es así.

-M.A.: Por eso, más allá de que sea una película histórica, guarda mucha actualidad. Y combina esa realidad social que pasa por esa ventana y que cinematográficamente me interesa mucho, y ese mundo interior en el que el personaje se va degradando.

También están produciendo una serie para Netflix, ‘Tú no eres especial’.

-P.O.: Fue curioso. Es un Original de Netflix y nosotros vamos a hacer la producción. Empezaremos dentro de un par de meses. Lo que nos hace ilusión es que es una historia que pasa en un medio rural y que una plataforma como esta nos dijera que quiere rodar en Navarra. Nosotros estábamos tramitando que prácticamente todas nuestras películas estuviesen en la plataforma. Casi todas son rurales o, desde luego, rodadas en Navarra. Les pareció una idea muy interesante llevar una idea juvenil, una serie de adolescentes para adolescentes, y que llevásemos nosotros la producción. Es algo diferente.

¿Qué implica que la serie sea un Original de Netflix?

-P.O.: Hay situaciones que hay que perfilar, porque pierdes todos los derechos; estás trabajando para otro. Estamos perfilando cuestiones como retorno de derechos, porcentajes y la aplicación. Hay que tener en cuenta que entran con una inversión del 5%. Nos queda mucho recorrido porque es muy reciente todo.

-M.A.: En el fondo eres un asalariado. Ese tipo de relaciones, que son nuevas, hay que legislarlas.

¿Cómo valoran la irrupción de las plataformas en el sector?

-P.O.: Es algo que estamos comentando mucho en la profesión. Han sido cinco años convulsos de llegadas y un año de covid-19. Estamos viendo cómo va a ser la convivencia de aquí en adelante. Tenemos que buscar lo mejor para todos. Las plataformas han llegado y se van a quedar. Además están dando muchas oportunidades y trabajo a la gente, pero tenemos que colocar las funciones, la misiones, los derechos... Se está desarrollando una Ley de Comunicación Audiovisual a nivel europeo y todos tendremos que poner de nuestra parte.

En 2024 se cumplirán 40 años del estreno de ‘Tasio’. La Filmoteca Vasca ha propuesto su restauración.

-M.A.: Me parece fundamental. No solo que se restaure Tasio, sino todo tipo de películas antiguas. En este sentido, parte de la misión de las filmotecas es la restauración. Cuando Joxean Fernández me lo planteó, me alegré muchísimo y estoy a su disposición para cuando ya la tengan restaurada y haya que hacer el reajuste de color o de lo que haya que hacer; y participar así en ese proceso para que la película tenga la mejor calidad posible y se pueda mantener durante mucho tiempo.

Como veterano cineasta del país, ¿cómo valora el auge del cine vasco en los últimos años?

-M.A.: Me parece fundamental. El cine vasco, en general, siempre ha tenido una gran presencia. Muchas veces en Madrid o en otros lugares te preguntaban por qué surge tanto profesional del cine vasco. Siempre digo que por el clima o por algo genético que llevamos es algo que se va transmitiendo, pero aquí siempre se ha visto mucho cine. El Zinemaldia y otros posteriores como este de Cine y Derechos Humanos o la Semana de Cine Fantástico y de Terror; el Festival de Cortos de Bilbao o el Punto de Vista en Pamplona han ayudado a crear una cinefilia que es parte de nuestra cultura e ideosincrasia. En esa medida han ido surgiendo directores, técnicos y productoras que están muy bien ubicadas en todo el panorama estatal e internacional. Eso es muy bueno porque se refleja en el tipo de cine que hacemos. No puedes obviar a la hora de hacer cine tu procedencia o tu formación.

“Me emociona que hayan decidido premiar a una productora; se suelen olvidar de nosotros”

Productora de cine

“Aunque no sea mayoritario, el cine social existe y seguirá existiendo”

Director de cine