El Navarra Arena acogerá este sabádo el primer concierto de Mónica Naranjo en este 2021, en una cita en la que, a piano y voz, celebrará el vigésimo aniversario de su disco Minage. La gira Puro Minage arrancó el pasado año, pero vio aplazada su actividad dada la pandemia. “Nuestro último concierto fue la semana antes de Navidades, en Madrid, y al final nos quedamos como un coitus interruptus”, bromea la vocalista catalana sobre esta vuelta a los escenarios, para avanzar que actualmente trabajando, “con cariño y con tiempo”, en su nuevo disco.

Llega al Arena con Puro Minage, una gira que celebra el aniversario del disco Minage, un homenaje a la cantante italiana Mina que publicó en el 2000. Echando la vista atrás, ¿qué supuso para usted ese trabajo?

-Ha sido el disco. De hecho, fíjate, la portada es una mariposa, lo que implicaba una metamorfosis en mi vida.... Llevaba dos discos editados, haciendo música pop, y claro, las ventas eran muy importantes... pero el número tres para mí es completamente decisivo y sabía que si volvía a editar un disco como los anteriores, me iban a encasillar ahí. Y al final los músicos tenemos la obligación de seguir aprendiendo y haciendo cosas diferentes constantemente, porque si no, no amplias tu capacidad de comunicación con el público. Entonces dije que quería hacer Minage,

imagínate la que se armó (risas). Pero era comprensible, porque la compañía decía: ¿tú has visto los números?

¿Diría que aquel fue entonces un punto de inflexión en su carrera?

-En mi carrera he tenido muchos cambios, y todos muy cuestionados, porque al final la industria lo que quiere es pisar sobre plano... Y es comprensible, pero es que los artistas tenemos que hacer los que nos nazca y es prioridad escucharte a ti mismo. Eso es lo auténtico. Los artistas tenemos la obligación de ser auténticos y debemos ser muy fieles a lo que queremos y escucharnos atentamente, porque al final esa autenticidad es lo que vamos a ofrecer y esa verdad a la gente. Y si es auténtico, va a llegar a la gente. Los artistas, los que son auténticos, rara vez no llegan.

Cuando a lo mejor no han llegado al gran público es porque algo ha fallado por el camino y normalmente es porque no has hecho lo que tú deseabas hacer.

En estos 25 años de trayectoria, ¿se arrepiente de alguna decisión artística tomada?

-Siempre la hay. Pero también te digo: todo lo que te sucede en la vida, a nivel personal y profesional, tanto bueno como malo, era perfecto. Debía ser así. Con lo cual, no hay nada de lo que arrepentirse porque todo lo que nos pasa, debía pasar. Estamos para aprender. Hemos venido aquí para aprender y evolucionar.

Y ahora, mirando al presente, ¿en qué momento creativo se encuentra Mónica Naranjo?

-En uno muy bueno. Y muy en paz. Ahora mismo grabando un nuevo disco y estoy feliz porque estoy llevando mi maqueta y mi tiempo, haciendo la producción que yo deseaba hacer, he compuesto las canciones que deseaba componer… Se editará el año que viene y habrá gira también, pero todo con cariño y con tiempo, que es lo que tiene que ser. Sin correr. El tiempo de correr ya ha pasado, cuando estás totalmente esclavizada a los tiempos… esa es una de las cosas horribles que tienen los lanzamientos, que se pierde muchísimo. Yo cada disco que he hecho, ha tenido años de trabajo y esos son los que han estado ahí y perduran, porque están hechos con cariño y con mucho detalle. Hay que dedicarle tiempo a la música, esto no es una industria de donuts. Esto es una industria de verdades. La música no son donuts.

Quizá precisamente la industria ha evolucionado y ahora los oyentes sí que consumen la música como donuts, single a single, desde esa inmediatez y con cierta falta de reposo...

-Pero es todo, el cine, las series… A nivel cultural, ahora todo se consume como una cerilla y no lo veo bien. Me acuerdo cuando era pequeñita, que me fascinaba esta magia de esperar a que tus artistas favoritos editaran un disco, ese momento en que lo ibas a comprar después de años de trabajo por parte de ese artista, sacar el plástico, poner el vinilo… Y ese disco duraba dos años, dos años de tu vida maravillosos. O ya las teleseries, por ejemplo, esa magia se ha perdido. Pero bueno, vamos a ver a donde nos lleva todo esto. Seguro que se saca algo en positivo.

A lo largo de estos años ha recibido numerosos galardones, entre los que figuran tres World Music Award, lo que la convierten en la cantante española femenina con más premios en esta categoría. Pero, galardones a un lado, ¿qué es el éxito para usted?

-¿El éxito en toda su amplitud, no? El estar en paz. Es que para mí el éxito... Mira, el éxito en la vida se traduce en estar con tu manada, con tu familia, tener salud, tener un trabajo que te mola y, sobre todo, mucha armonía y paz. Para mí ése es el éxito de verdad. Eso es todo, después ya, lo que va viniendo... Pero los artistas tenemos una vida nómada curiosa y en el momento en que me voy de casa, estoy deseando volver, porque yo quiero estar con mi manada, que me abrace mi madre, ver crecer a mis sobrinos… Quiero que la vida me abrace de verdad. El mundo de la música no es del todo de verdad, es una fantasía. Pero lo que tienes en casa, eso sí es de verdad.

¿La pandemia ha puesto en valor esos abrazos, esa cercanía y el poder estar con los tuyos?

-A mí cuando la gente me dice mira lo que ha pasado, digo: ¿es que no ves lo realmente necesario que era poder parar y darnos cuenta de lo que es verdaderamente importante? Poder recuperar el tiempo con tu familia, los afectos… Mis padres tienen 70 años y poder disfrutar de ellos, abrazarlos, olerlos, disfrutar de la comida que hacen… Eso tiene más valor que cualquier otro premio del mundo.

Sin embargo, ¿cree que esto se ha ido olvidando quizá demasiado rápido?

-Bueno, creo que muchos no lo vamos a olvidar… Todo esto ha marcado un antes y un después y ha sido algo muy positivo.

De cara a Puro Minage

-Tú misma te has contestado. Lo bonito del directo es la imperfección, que es el momento, la emoción y lo que vas a transmitir en ese momento. Por eso mola tanto un concierto. Lo perfecto es una grabación. En las grabaciones no hay fallos técnicos, ni musicales ni vocales y en un directo sí, pero es lo que hace mágico ese momento. De verdad. Cuando llega de verdad al corazón y sientes que te estruja.

Y es éste un directo en el que se presenta de una forma muy desnuda, acompañada tan sólo por Pepe Herrero al piano.

-Las caídas al vacío son las cosas más bonitas que puede hacer un intérprete y más con un repertorio tan intimista como este, que te toca la patata y te tiene ahí en vilo durante dos horas.