asati/Salvaje/Wild da título a la nueva exposición que habita la capilla del Museo de Navarra, visitable hasta el 13 de marzo de 2022. Una evocadora propuesta de la autora navarra Gentz del Valle para este espacio -antiguo hospital-, en el que se despliegan una serie de obras que dialogan con el edificio y su carácter espiritual.

La instalación incorpora la obra Antígona, de Elena Asins, cedida por el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, así como un esqueleto de mujer procedente de la cueva Aizpea (Aribe), que pertenece a la colección del Museo de Navarra. La exhibición forma parte del programa Todo el arte es contemporáneo, que desarrolla en la capilla del museo una línea de exposiciones temporales de larga duración de artistas de Navarra en activo. Basati/Salvaje/Wild pretende actuar “como una imagen superpuesta a la capilla y a su contenido devocional, sin pretender competir o ignorarlos, pues su presencia es intrínseca al significado del lugar”, explican desde el Museo de Navarra. “La propuesta se centra en el hecho de que aquello que se considera sagrado plantea el misterio del significado de la relación entre la vida y la muerte, dos elementos que se encuentran presentes en la constitución de la capilla, en forma de agua a la entrada en el sotacoro y como enterramiento en el crucero”, añaden.

Así, la obra Fluxus, en el límite del sotacoro, separa los dos espacios y actúa como una membrana que el agua y el visitante atraviesan. En la zona previa, más oscura, se encuentra la pieza de vídeo de Elena Asins, que recrea conceptualmente la tragedia griega, Antígona, “con su mensaje violento, de relaciones nocivas, propio de la cultura griega de la que somos herederos”. En contraposición, la pieza Perpetuum mobile (Physis) muestra el eterno movimiento del agua, siempre igual y siempre distinto, en cuatro pantallas verticales.

Desde la pila bautismal, el agua aflora desde su base para convertirse en la pieza Manantial. Ésta establece su curso, surgiendo del suelo, para recorrer sinuosamente su camino hacia el plexo solar del cuerpo materializado en la forma de la lápida del enterramiento. Por el hueco que se abre paralelo al discurrir del agua en el suelo, se accede a la parte abierta de la nave central. Aquí, por encima del fluir del agua y siguiendo sus mismas curvas a una altura algo mayor, sobrevuela Muda, la muda de piel de la serpiente, como resto de una imagen simbólica que aún retiene su poder, aunque fantasmalmente, ocupando el centro de la nave. Sobre esta lápida, se hallan los restos de una mujer del Epipaleolítico, inhumada al fondo de una cueva en Aizpea (Aribe). De unos 6.000 años, es de las más antiguas halladas en Navarra.

Al encontrarse sostenida en el aire exactamente sobre la lápida del dignatario encargado de la construcción de la capilla, proyecta su sombra sobre él. A ambos lados y en los paneles de las paredes, la pieza Tocado de chica (adolescente) y, en el lado opuesto, las de Los Jardines Celestes presentan la oscuridad y la noche como elementos generadores de vida.

“Toda la intervención se centra en atraer la atención al suelo, a la tierra, en contraposición con la verticalidad de la construcción, la cual sirve como contrapunto y contexto en el que la horizontalidad y el recuerdo del inframundo se reflejan”, destaca el museo. Una parte de la exposición se desplaza además a la Sala 2.8, donde luce Alma Mater, la obra que la artista realizó para la exposición Yo, la peor de todas (Museo de Navarra, 2017).

Gentz del Valle (1957) es doctora en Bellas Artes y profesora titular en la UPV/EHU. Ha publicado el ensayo En ausencia del dibujo (el dibujo y su enseñanza tras la crisis de la Academia). Sus últimas exposiciones han tenido lugar en la sala Mentxu Gal (Irún, 2019), KMK (Donostia, 2017) o Galería Vanguardia (Bilbao, 2013). Ha expuesto también en el Museo de Bellas Artes (Bilbao), Museo Balenciaga (Getaria), Art Brussels, Art Cologne, La Neomudéjar (Madrid), Galería Vell Aöyama (Tokio) o Estampa (Madrid).