El hallazgo el lunes de un cañón de un barco de época bajo la bahía de Txingudi no fue ninguna sorpresa ya que la Diputación, tal y como informó ayer, era conocedora de su ubicación desde hace un año. "Se sabe de cañones sumergidos por todas las zonas portuarias de Gipuzkoa. Es habitual que aparezcan en las bahías de Txingudi, Pasaia o La Concha", cuenta a este periódico Xabier Alberdi, director de Itsas Museoa. La pieza, por el momento, continuará bajo el mar hasta que los expertos avancen en su diagnóstico y puedan definir a qué siglo pertenece.

El patrimonio arqueológico subacuático en la costa guipuzcoana es muy alto como consecuencia de la intensa actividad naval tras siglos de historia. Un tráfico que, tal y como apunta Alberdi, siempre ha sido destacado en la bahía de Txingudi: "Ha sido un lugar de paso habitual, donde se han producido muchas batallas. No es raro que aparezca un cañón, teniendo en cuenta que Hondarribia fue una base corsaria".

La ubicación de este arma se conocía desde hace un año, pero no fue hasta el lunes cuando submarinistas de la Ertzaintza señalizaron la pieza para evitar su expolio. Aunque en un principio se comunicó que el cañón había sido trasladado a expertos de la Diputación y la Capitanía de Donostia, el objeto permanecerá bajo el agua hasta que se avance en el diagnóstico de su estado y su conservación.

Dadas las características de la pieza, con una longitud de 80 centímetros, el director de Itsas Museoa explica que lo más probable es que el arma perteneciese a un barco mercante con el que se hiciera frente a abordajes corsarios, o al revés, a un buque corsario con el que asaltar navíos. Para pertenecer a una fragata de guerra, el arma tendría que ser mayor, de hasta tres metros.

La presencia del cañón, advierte Alberdi, no quiere decir que haya un barco entero bajo la bahía de Txingudi: "Lo más probable es que fuese arrojado desde cubierta, ya sea por un caso de apuro en el que decidieran desprenderse de él para ir más rápido o por un temporal que lo lanzase al mar".

Será complicado conocer la historia real detrás del arma, pero no así su época. Esta será más sencilla de determinar si la pieza es de bronce, ya que entonces se habrían conservado las inscripciones e incluso la fecha de fundición. De ser de hierro, por contra, la corrosión a buen seguro habrá hecho perder esos datos.

Alberdi, no obstante, se inclina por fijar la más que probable fecha entre los siglos XVII y XVIII, cuando más movimiento marítimo hubo y más cañones fueron forjados.

Muchas de estas armas están hoy en día en el fondo del mar, algunas como la de Txingudi identificadas desde hace tiempo. "Se sabe, por ejemplo, de unos cañones de una fragata en la bahía de Pasaia que se han convertido en un punto de atracción para los grupos submarinistas", comenta el director del museo, explicando que únicamente las piezas de menor tamaño son las que se retiran para evitar su expolio. "Al ser pequeñas se pueden coger de forma sencilla y son fáciles de colocar en el mercado negro. En cambio, sacar del fondo del mar un cañón de tres metros es algo más complejo", apunta.