a novela nos habla de pobreza, de viejos y de viejas, de la vida en el barrio. Nos acerca la difícil experiencia de quien debe rehacer su destartalada existencia o tirar la toalla. En Marzahn, mon amour, Katja se lo toma muy en serio: “Perpleja, te quedas parada, y giras en torno a ti misma, das un viraje, y luego otro, y luego otro. Irrumpe el miedo a hundirse a mitad de trayecto, sin explicaciones ni porqué”. Y, ¿de qué hablamos cuando escribimos de miedo?

“La mediana edad, esos años en los que ya no eres joven ni mayor, una edad difusa. Has perdido de vista la orilla de la que una vez partiste y aún no percibes con suficiente claridad la orilla a la que te vas acercando. En esos años pataleas en medio del inmenso lago, te falta el aire, medio agotada por la monotonía de los movimientos al nadar”. De eso habla y escribe Katja Oskamp en su novela: de mantener la esperanza en el mañana.

De “la actitud con que su protagonista aborda el trabajo manual aun cuando antes se haya dedicado al intelectual”, algo que subraya Belén Gopegui en su prólogo y nos sirve de referencia a la hora de abordar el texto. Un texto supuestamente autobiográfico y también universal. ¿Quién no ha experimentado tristeza infinita al vislumbrar el deterioro de aquella comunidad que una vez dio cobijo a generaciones enteras de jóvenes promesas?

Marzahn, mon amour manda un mensaje a ese joven y a esa joven que no conocieron dicha transformación. Y le desea lo mejor en dicho viaje. En su vida, en su barrio. Cojamos de nuevo ese tranvía...

Autora: Katja Oskamp. Editorial: Hoja de Lata, 2021. Páginas: 182.